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La pelea Macri-Lifschitz: un bache en materia de obras

Los cruces entre el presidente de la Nación y el gobernador dejaron en stand by una iniciativa que segundas y terceras líneas de ambos gobiernos venían negociando en los últimos tiempos.

Los cruces entre el presidente de la Nación y el gobernador dejaron en stand by una iniciativa que segundas y terceras líneas de ambos gobiernos venían negociando en los últimos tiempos. Se trata de un acta acuerdo en la cual provincia y Nación volcarían las obras que cada una establecía como prioridad y dispuesta a financiar en territorio santafesino. En sí el acta no tendría valor jurídico ni fue pensada con carácter vinculante, sino como una manifestación política de coordinación que hasta entonces venía súper aceitada y que resbaló cuando Macri endilgó a Lifschitz, justamente, falta de voluntad para trabajar en equipo.

En verdad, los cruces políticos mandaron al freezer todo lo que provincia y Nación venían conversando. Además de obras públicas, hay otras áreas en alerta. Quizás la más crítica es Economía, que tiene pendiente la no objeción para emitir deuda en el exterior por 500 millones de dólares, último requisito del proceso.

El acta acuerdo en materia vial fue una propuesta de la provincia que desde Vialidad Nacional tomaron como propia.

La idea era que ambas jurisdicciones pusieran sus proyectos y coordinaran trabajos, respuestas, prioridades y recursos. Ahora todo quedó congelado, aunque funcionarios de ambos gobiernos dicen que el futuro de la iniciativa depende de cómo evolucione el conflicto entre las casas Rosada y Gris.

Las obras viales mandan en las agendas de Lifschitz y Macri. En ambos casos heredaron redes viales en malas condiciones, con falta de mantenimiento en algunos casos y proyectos en espera.

El gobernador se jacta de que en los primeros 6 meses de gestión licitó obras por un total de 3 mil millones, de los cuales más de mil millones corresponden a rutas y caminos, desde bacheo hasta transformación en autovías.

Nación, por su parte, todavía tiene dificultades de financiamiento y gestión para poner en marcha la maquinaria detenida el último trimestre de 2015. Hace poco retomó los trabajos en Circunvalación y la ruta nacional 11. El resto, como las autovías de las rutas 33, 34 y 11 norte están en el mismo punto que lo dejó el gobierno anterior.

El nuevo Circunvalar

Hasta la pelea de Macri con Lifschitz, funcionarios de ambos gobiernos venían intercambiando miradas y proyectos sobre el plan de accesos viales y ferroviarios del Gran Rosario. Se trata de un paquete de cuatro nuevos accesos viales a los puertos del sector norte y dos para las terminales ubicadas al sur de la ciudad, además de 13 obras ferroviarias de distinto ancho de trocha, entre enlaces y parrillas de maniobras.

El plan es promovido por la Bolsa de Comercio de Rosario; la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas de Rosario; la Cámara de Industria, Comercio y Servicios de San Lorenzo y Zona, y Ferrocámara Empresaria de Ferrocarriles de Carga. En definitiva, por los grandes jugadores del polo oleaginoso agroexportador.

Desde diciembre pasado se sumó a la iniciativa la Secretaría de Transporte de la provincia, con decisión política de buscar financiamiento y aportar para algunas obras.

El plan es una versión remozada y acotada del antiguo Circunvalar, iniciativa de principios de los 90 que se diluyó tras 20 años de lobby sobre distintos gobiernos y ningún resultado. Los promotores concluyeron que debían replantearlo, con obras segmentadas, progresivas, más pequeñas, puntuales y menos costosas.

El resultado de esa revisión se presentó el 30 de marzo pasado en la sede de la Bolsa. Se describieron obras por 437 millones de dólares, una cifra muy menor a los 50 mil millones de pesos que estimó el ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, cuando el fin de semana pasado bajó para refritar la promesa de esos y otros accesos viales y ferroviarios del Gran Rosario.

Una primera lectura vinculó la imprevista visita del ministro a la pelea entre Presidencia y Gobernación. Algunos leyeron que era un gesto de Macri para distender con anuncios de obras. Para otros buscó profundizar la disputa, llegando a la provincia sin previo aviso y con anuncios inconsultos “al estilo kirchnerista”.

Sin embargo, por esos días ocurrió otro hecho directamente relacionado al área de Dietrich: el paro de transportistas. Los dueños de camiones, además de pelear tarifa, reclaman por infraestructura y el destrato de las grandes cerealeras.

En marzo pasado Fetra, una de las protagonistas del paro, manifestó su desacuerdo con el plan de accesos viales y ferroviarios presentado en la Bolsa porque “no contempla playas de contención de camiones y los desvía hacia la zona de Timbúes”, lo que “provocaría un mayor congestionamiento que el actual”. Desde la óptica de la entidad, “no sirve construir autopistas para que los exportadores las utilicen como playas de estacionamiento”, según el vicepresidente Pablo Agolanti, en relación a las filas de camiones estacionados en la banquina en tiempos de cosecha.

Como sea, ninguna de las obras será inmediata y los plazos y costos que se esbozan están muy en el aire. Esas obras no tienen proyecto ni financiamiento real. Hasta el momento son proyectos delineados sobre un área geográfica que generan situaciones curiosas. Por ejemplo, hay enlaces ferroviarios dibujados sobre manzanas de Rosario urbanizadas y asentamientos. Uno de ellos atraviesa en diagonal el estadio de Tiro Federal y varias manzanas circundantes.

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