El destino así lo quiso. Los resultados, propios y ajenos, pusieron al seleccionado argentino cara a cara con Estados Unidos por cuarto Juego Olímpico consecutivo, aunque esta vez en cuartos de final. Esta tarde desde las 18.45 el estadio Carioca 1 será el escenario para otro choque trascendental en la vida de la Generación Dorada, ante el que fue el rival predilecto para sus epopeyas, pero que también es el peor adversario que le podía haber tocado en suerte de cara a la ilusión de avanzar.
Si bien la fe está intacta, la realidad indica que los estadounidenses están varios escalones arriba del resto. Claro que no siempre lo demostraron, porque ganaron varios encuentros de manera muy ajustada en la etapa de grupos. ¿Sobraron la situación? ¿Se están cuidando o simplemente no son imbatibles?
Nombres le sobran, con Carmelo Anthony, Kevin Durant, Kyrie Irving, DeAndre Jordan, Klay Thompson, Dreymond Green y Paul George, entre otras estrellas.
Altos, atléticos, efectivos, especialistas en sacar ventaja de las contras, son todo lo que puede molestar a Argentina.
Enfrente, queda el espíritu indómito de un equipo que une a verdaderos héroes nacionales con jóvenes que quieren tomar la posta de su legado. Asegurar el rebote, tratar de controlar el ritmo del duelo, encontrar buena efectividad perimetral, deberían ser las premisas argentinas ante la falta de altura en un desafío que luce inconmensurable. Lo cierto es que ganen o no, Ginóbili, Scola, Nocioni, Delfino y compañía dejarán su huella. Ya derrotaron utopías y concretaron sueños imposibles. Sólo resta saber si al libro de hazañas le falta una página.
Un dominio yanqui con hazañas criollas
Son varios los puntos de contacto entre las selecciones de básquet de Argentina y de Estados Unidos. La historia reciente los ligó en muchas oportunidades y quizás sea el equipo albiceleste el que le propinó algunas de las derrotas más dolorosas e incluso los equipos sudamericanos lo obligaron un par de veces a replantear sus métodos, justamente a los creadores del deporte.
No se trata de un repaso histórico pormenorizado, ni de estadísticas al detalle, en la que la ventaja norteamericana es tangible, pero habrá que anotar que desde aquella final con triunfo argentino en la final del primer mundial (Luna Park 1950), sus caminos se cruzaron, antes de la Generación Dorada inclusive (derrotas en Londres 48, Helsinki 52 y Atlanta 96).
Estados Unidos dominó ayer y hoy las máximas competencias, con especial mirada a los Juegos Olímpicos, en los que fue Oro casi siempre, ya que sólo perdió la final del 72 ante los soviéticos y fue bronce en el 88 y 04, mientras que no participó en el 80. En los mundiales su mirada fue de reojo a los mundiales, aunque domina el historial junto a la desaparecida Yugoslavia con 5 títulos contra 3 de lo que era la Unión Soviética.
Sin embargo, los torneos se encaraban con jugadores amateurs, del certamen universitario (después, es cierto, la mayoría se convertían en figuras NBA), pero en el Mundial de 1986 un desfachatado equipo argentino le ganaría en Oviedo. Eso sí, después Estados Unidos fue campeón. En 1987 Brasil los superó con 46 de Oscar en los Panamericanos de Indianápolis y con una lluvia de triples, y en el 88 el golpe en Seúl obligó al cambio rutilante: desde 1992 los profesionales NBA son los que juegan. Autógrafos, diferencias abultadas, show, triunfos, ego por la nubes y soberbia fue el camino que recorrieron hasta que unos pibes con camiseta celeste y blanca los derrumbaron 87 a 80, nuevamente en Indianápolis, en un cimbronazo que recorrió el mundo.
Y si algo faltaba, Atenas 2004 ratificó todo lo bueno de, la selección argentina, que repitió la hazaña en una semifinal histórica, en la que ganó por 89-81 para luego alzarse con la medalla de oro.
De allí en más, varios torneos los tendría cara a cara, incluso el bronce en España 2006 cuando Estados Unidos perdió la semi ante Grecia. Es verdad que Estados Unidos tuvo “sus revanchas”, pero ya encarando la preparación con entrenamientos serios y plan de juego. Los norteamericanos superaron a Argentina luego en Pekín 2008 (101 a 81) y en Londres 2012 (dos veces, la última en semifinales) y volvieron a dominar el mundo. Hoy se vuelven a ver, el poder NBA contra aquellos pibes que los derrocaron, los pibes que hoy son veteranos.
“Jugar al límite”
Andrés Nocioni es el alma dentro del Alma. El corazón de la Generación Dorada, el guerrero que suele elegir el hincha para sentirse representado. El Chapu palpita las horas previas a los cuartos de final entre el descanso y el análisis de lo que vendrá.
“Nos mentalizamos para jugar el mejor partido que podamos. No puedo mentir y hay que reconocer que Estados Unidos es superior en lo físico y en lo basquetbolístico, pero la idea es salir a pelear, a ganar, poder hacer un gran juego, al límite de nuestras posibilidades y llegar a un final con posibilidades. Sabemos que es muy difícil”, analiza con honestidad el alero galvense del Real Madrid.
Nocioni sabe de victorias ante los estadounidenses, pero reconoce que las situaciones distan de ser similares: “Fue hace mucho tiempo, con otras energías, un plantel más largo, teníamos experiencia pero éramos más jóvenes. Vamos a intentarlo, a dar todo y para los chicos será una gran experiencia”.
El Chapu reconoció con una sonrisa que sus tiempos de recuperación son mayores: “Nunca esperé tener que jugar 48 minutos a los 37 años como ante Brasil. Me pasó factura y estuve dos días en los que me costaba hasta caminar”.