Interesado en los vericuetos por los que transita la mente humana, y dispuesto a una teatralidad en la que experimentación y cruce de lenguajes asumen un lugar preponderante, el psicólogo, actor y director teatral Celso Hugo Cardozo ofrece por estos días una nueva propuesta. Se trata de Máquina Schreber. Memorias de un enfermo de nervios, que se puede ver los sábados, a las 22, en El Rayo (Salta 2991). Es, en principio, un material que toma como disparador la autobiografía de Daniel Paul Schreber, quien en las memorias a las que refiere el título expone de manera detallada sus delirios, en los cuales cree que es perseguido porque sus nervios atraen a Dios, quien por ello desea convertirlo en mujer.
“Como pasaba con Christine y Lea Papin nuestro trabajo anterior (historia real de las hermanas Papin que dio origen a Las Criadas, de Jean Genet), este también es un material complejo; por momentos difícil de abordar y de entender, porque de algún modo nos metemos en la cabeza del personaje. Lo que tiene de interesante es que también es un caso «psi», que desde la dramaturgia lo llevo a un entramado en el que se mezcla el teatro con la poesía, la plástica y la música en vivo, con la participación del grupo Sonokinetic”, adelantó Cardozo acerca del espectáculo del que participa un equipo de actores, algunos de una nueva generación, integrado por Julián Badalotti, Pamela Di Lorenzo, Paula Bertazzo, Teresa Liol, Macarena Flores y Lucas Aquino, con asistencia de dirección de Lorena Salvaggio y producción de Diego Bollero.
A Daniel Paul Schreber (1842-1911), presidente de la Corte de Apelaciones de Dresde y escritor alemán, se lo conoce principalmente por la descripción de sus propios delirios psicóticos. Luego de un fracaso en las elecciones para el Parlamento, sufrió un episodio de hipocondría con un intento de suicidio. Víctima del insomnio, que atribuyó al exceso de trabajo, fue enviado a un psiquiátrico. En 1900, luego de un juicio en el que convenció a las autoridades de su salud, logró ser dado de alta, y es allí cuando publica sus memorias, donde expone de manera detallada sus delirios.
“Schreber escribe sus memorias en 1902. Es un abogado que llega a ser juez, pero, presionado por sus propias obsesiones, estalla en una crisis a partir, también, de la existencia de un padre muy rígido, muy estricto, que lo marcó para toda la vida. Es un caso que se estudia en psicología, a partir del interés que generan los delirios de este hombre que sostiene que a través de los rayos del sol se comunica con Dios. Otro de los delirios que atraviesa tiene que ver con la convicción de que sería muy bueno ser mujer en el momento del coito, y el último, es que el psiquiatra que lo atiende se mete en su cabeza y lo maneja como un títere”, repasó el creador de Encontrados…en nuestra memoria.
Una “máquina” teatral
“A partir de un encuentro de hace algunos años con el actor, director y maestro porteño Pompeyo Audivert, empiezo a ver el teatro de otra manera. Pompeyo es artista plástico, es músico, pero sobre todo, un gran maestro de actores, y trabaja con un dispositivo al que llama Máquina de Improvisar. Hace unos años, gané una beca de estudio, fui a trabajar con él por un año y me terminé quedando siete”, dijo Cardozo, quien agregó: “Fui su alumno, trabajé bajo su dirección como actor y también hice asistencia de dirección; claramente, es un proceso que sigo desarrollando en mi trabajo como director y docente pero que ha cambiado mi visión acerca del teatro, porque es un modo de improvisación donde todo el trabajo parte de lo compositivo”.
Y completó: “En este montaje aparecen las referencias de grandes obras de arte, algunas de artistas muy reconocidos; quizás la más visible sea La Lección de Anatomía (Rembrandt), que es una marca muy potente de este espectáculo”.
Paisaje sonoro
El espectáculo está atravesado por la presencia del grupo Sonokinetic, banda que toca en vivo y que propone una suerte de paisaje sonoro. Creado por Juan María Verdún, integran este grupo Mauro Dlugovitzky, Victoria Favalli, Antonio Fernández, Agustín Giorgis, Milena Lippl, Juan Torrens Cabeza y Abel Zalazar. “Armamos un entramado interesante: ellos acompañan musicalmente a los actores, en las condiciones dramáticas y en el estado en el que están esa noche. Es verdaderamente una experiencia maravillosa tanto para los músicos como para los actores”, expresó Cardozo.