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Hay dos versiones en pugna en un juicio por homicidio

El acusado fue baleado y apuñalado y pasó una temporada en el Heca; el debate gira en torno de la defensa propia o un crimen a sangre fría.

Dos versiones encontradas respecto de un homicidio comenzaron a debatirse ayer en Tribunales. Fue en la primera audiencia de un juicio oral donde Carlos Alberto Simonetti es enjuiciado por homicidio agravado por el uso de armas y portación. Por un lado, el fiscal Adrián Spelta sostiene que el imputado asesinó a su vecino porque éste no quiso fiarle, mientras que la defensa oficial, a cargo de Maricel Palais y Andrés Bassini, sostiene una legítima defensa tras el ataque de un grupo de personas, lo que determinó que Simonetti pasara una estadía en el hospital con cuatro puntazos y un balazo en el rostro. El tribunal pluripersonal, compuesto por Juan Carlos Leiva, Alejandro Negroni y Patricia Bilotta se enfrenta a la tarea de desentrañar el crimen, que  ocurrió en diciembre de 2014 en una periférica barriada de zona sur.

Spelta sostuvo que el 19 de diciembre de 2014 Simonetti le disparó a Santos Ortiz con una tumbera porque ya no quiso fiarle. Sostuvo que la víctima, de 65 años, tenía un pequeño quiosco en su casa, frente a lo de Simonetti, y despachaba fiado a sus vecinos.

Esa tarde, Ortiz decidió ponerle fin a la cuenta del imputado que en varias oportunidades le pidió que le fiara bebidas alcohólicas. Tras insistir e insultar a la víctima, cerca de las 22 se presentó en la casa de su vecino con una tumbera y mientras Ortiz estaba en el patio –separado de la calle con un alambrado– le disparó por una tumbera cuya perdigonada le impactó en la ingle. Algunas horas después, Ortiz falleció en el Hospital Roque Sáenz Peña.

Ataque

El fiscal sostuvo que Simonetti corrió y los vecinos indignados fueron tras sus pasos y tras darle alcance lo atacaron en una estación de servicios. Gendarmería Nacional apareció, dispersó el tumulto y secuestró la tumbera, un cuchillo y un arma calibre 22 mientras que el imputado fue trasladado al hospital por un particular, al que le dijo que le habían robado.

Legítima defensa

Por su parte, Palais sostuvo que en este caso hay que tener en cuenta el contexto donde se produjo el hecho. Refirió que su pupilo trabajaba en una feria vendiendo productos de limpieza. Ese día llegó a su casa, ubicada en Hungría y pasaje 531, y luego de descargar la mercadería se cruzó al quiosco a pagar una deuda que tenía con el quiosquero y a comprar cerveza. Ortiz estaba con sus hijos en el patio de su casa y salió. Ambos comenzaron a discutir y el resto se acercó. El grupo golpeó a Simonetti, luego a su mujer que se cruzó para evitar el ataque y ambos lograron ingresar a su casa y trabar la puerta. Con los pocos pesos que tenía, Simonetti le dijo a  su pareja que saliera con la nena por el portón de atrás y se tomara un remise o un taxi hacia lo de su madre, mientras él se quedó en la casa con su abuelo discapacitado.

Simonetti espiaba al grupo que cada vez se ponía más violento, refirió la defensora oficial. Se fue haciendo de noche y pretendieron entrar a la casa por lo que el muchacho le pidió a su hermano “un caño”, según describió la abogada la tumbera. En un momento salió corriendo hacia la casa de su padre, pero no llegó. Escuchó que alguien gritó “ahí va, ahí va” y una serie de detonaciones de arma de fuego. Se dio vuelta para repeler la agresión y efectuó un solo disparo a unos diez metros sin apuntar a nadie en especial, mientras un balazo le ingresaba arriba del ojo. Cayó, lo apuñalaron, volvió a tomar el caño y el grupo se abrió, por lo que corrió hasta una estación de servicios a unos 200 metros de su casa en busca de refugio. Llegó Gendarmería que logró dispersar al grupo y Simonetti se desmayó, sostuvo la defensora.

Malherido

La letrada afirmó que su cliente corrió eviscerado y baleado, debió ser derivado al Heca, donde fue operado y alojado en terapia intensiva con respiración mecánica. Tras obtener el alta médica, lo llevaron a la comisaría y la Fiscalía dispuso su libertad sin formación de causa. Ocho meses después lo detuvieron. “La Fiscalía dice que lo mató a sangre fría por una discusión banal y las lesiones que tiene son en represalia. Sin embargo, no realizó una sola medida de prueba para identificar a los autores” dijo Palais y agregó: “Simonetti vio en peligro su vida y superado en número huyó, disparó una sola vez y lo hizo para repeler la agresión”.

A su turno el imputado declaró en el mismo sentido que la argumentación de su defensa. Finalizados los alegatos de apertura, se realizaron algunas testimoniales que continuarán durante la mañana de hoy.

Tragedia

Santos Ortiz era el padre de Julia Ortiz, una mujer de 40 años que fue asesinada por su ex concubino de 7 disparos en el patio de su casa de pasaje 1976 al 3500 cuatro meses antes que su padre. Su ex pareja, José Ibáñez, fue enjuiciado el mes pasado y condenado a prisión perpetua por el hecho.

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