María Paz Salinas es médica veterinaria, vive en Buenos Aires, es profesora de la UBA y explicó a El Ciudadano cómo es que un perro se vuelve potencialmente peligroso. “El peligro se construye. Los perros tienen que ser desapegados de la mamá a los 60 días. A los 15 días abren los ojos, hacen el apego con la madre y aprenden a qué especie pertenecen, es decir, aprenden que son perros. El que quiere tener un perro de pelea, se lo saca a la madre a los 15 días y cuando se cruce con otro perro le va a dar batalla”.
—¿Son mal llamados “Perros Potencialmente Peligrosos?
—El peligro se construye. Los perros tienen que ser desapegados de la mamá a los 60 días. Hay muchos aprendizajes que se hacen al pie de la madre. Es decir, un cachorro nace ciego y sordo y durante las primeras 48 horas la madre se apega al cachorro. A los 15 días abren los ojos, aprenden a qué especie pertenecen y hacen el apego con la mamá, que es muy importante. Memorizan las características de la madre y aprenden que son perros. Además tienen una segunda impronta específica: nos consideran a nosotros, los humanos, de la misma especie cuando los adoptamos. Desde los 21 días hasta los tres meses y medio hacen el período de socialización con su propia especie, con la madre y allí aprenden que son perros.
—¿Tienen un primer pico de agresividad?
—El primer pico fisiológico de agresividad lo tienen a los 30 días cuando cambian la dieta, de láctea a sólida. Si un cachorro hace un gruñido con la comida, la madre le hace entender que nunca más lo haga. El gruñido es un indicio de disocialización, es decir, que es un perro que no tiene cargado ningún programa de comportamiento social.
—¿Es genético?
—Es falta de aprendizaje por no estar con la mamá. El que quiere tener un perro de pelea, se lo saca a la madre a los 15 días y cuando se cruce con otro perro le va a dar batalla. Otra de las cosas que aprenden de la madre es la comunicación social. Los rituales de apaciguamiento. Por ejemplo, cuando los perros se ponen panza arriba, se le llama postura de sumisión activa, así los pone la mamá para limpiarlos cuando hacen pis y caca en forma refleja, antes de los 15 días. Los da vuelta con el hocico y los limpia para no tener el nido sucio. Esa postura, que al principio era porque la madre los ponía para limpiarlos, se ritualiza como postura de apaciguamiento activo. Hace que inhiba la agresividad del otro. Por eso los cachorros cuando nos ven se ponen panza arriba. En este caso, no para apaciguar sino para pedir que los rasquen. Esa postura inhibe la agresividad de otro. Un perro que no estuvo con la mamá y no pasó por todo el proceso de aprendizaje no puede reconocer una postura de apaciguamiento.
—¿Y el segundo pico de agresión?
—Es cercano a la pubertad. Es decir, cuando los machos empiezan a levantar la pata y la hembra tiene el primer celo. Los adolescentes entran en el sistema de adultos y lo primero que tratan es pasarse de la raya y le hacen entender que no. Muchos perros no manejan correctamente la pubertad y allí empieza la situación de competencia. No viven compitiendo. Lo que hacemos nosotros es inactivar, en muchos aspectos, todos los sistemas de seguridad y de comunicación de los perros y después decimos que el perro es peligroso.
—¿Qué perros son peligrosos?
—Si desapegan a un perro de su mamá al mes de nacer, sea de la raza que sea, va a ser un perro complicado. Tiene que estar con la madre hasta los 60 días. Y a su vez, la mamá tiene que haber tenido un buen comportamiento. Ninguna mamá enseña lo que no sabe. En ese caso, van a criar perros disocializados. Por un error de cría, generan perros peligrosos, pero el problema no lo tiene la raza sino el ser humano que lo desapega de la madre antes de tiempo.
—¿Cómo sienten el contacto con los humanos?
—Para los perros el contacto físico es una prerrogativa de dominancia. Para organizarse y comunicarse, utilizan cosas que nosotros no. A nosotros nos dan de comer en los aviones para que no molestemos a 10 mil metros de altura. Los problemas familiares, generalmente, suceden en la sobremesa, no mientras comemos. Cuando nosotros comemos, la vida nos sonríe. Los perros tienen jerarquización alimentaria, por eso el primer pico de agresividad es por el cambio de dieta. La comida la consiguen los dominados y la gestión el dominante, que es el que come primero, busca que lo miren comer. Los dominados comen como desaforados. En muchos casos, les damos de comer mientras nosotros estamos comiendo, lo cual es una prerrogativa de dominancia de los perros sobre nosotros. Ellos tienen que comer después que nosotros y se le puede convidar cuando hayamos terminado.
—¿Existe el riesgo cero?
—No. Si digo que una raza es potencialmente peligrosa no minimiza el riesgo de las otras. Hacer una cría responsable de los animales, un seguimiento, manejar correctamente los puntos vulnerables en la cría, es decir, la socialización, aprendizaje de las reglas de comunicación, la jerarquización, respetar las señales de apaciguamiento del animal. Mucha gente termina mordida porque el perro puso una postura de sumisión y se lo siguió castigando. La postura de sumisión tiene el sentido de inhibir la agresividad del otro. Una situación de riesgo es el video que se hizo viral en las redes sociales del pitbull que le rompió al dueño la zapatilla. Los medios lo trataron como algo tierno y cuando el animal toma esa postura hay que dejar de presionarlo.
—¿Cómo se puede mantener un buen vínculo con nuestro perro?
—Los perros se adaptan a nuestros manejos intuitivos. Tenemos que considerar que la situación no está funcionando cuando empezamos a tener ciertos problemas, cuando no nos hacen caso o gruñen. El gruñido es la amenaza de una agresión. Ellos siempre te redoblan la apuesta, uno dice que es de su familia pero el perro te toma como de su especie. Y no hacemos mérito de eso.