El Fondo Monetario Internacional ratificó su apoyo a las políticas implementadas por la Argentina pero estimó que la recesión este año será más profunda que lo inicialmente previsto. El organismo es optimista con relación al futuro, pero prevé una inflación del 23,2%, por encima del 17% fijado como techo por las metas del Banco Central.
Según señala en el informe Perspectivas Económicas Mundiales, dado a conocer hoy en Washington, «Argentina ha comenzado una importante y muy necesaria transición hacia un marco de política económica más consistente y sostenible». El documento afirma que este proceso resultó más costoso que lo estimado a comienzos del año y, consecuentemente, corrigió la previsión de caída de la actividad económica: ahora se estima un retroceso de 1,8%, contra una caída de 1% que preveía en el informe de abril pasado.
No obstante, el Fondo «espera que el crecimiento se afiance llegando a 2,7 por ciento en 2017» a partir de una menor inflación y con el respaldo de las políticas monetaria y fiscal. De acuerdo con las previsiones incluidas en el informe, la inflación bajaría (desde casi 40% en el año en curso) a 23,2% en 2017. Se trata de una previsión que se encuentra en línea con las estimaciones de las consultoras privadas, pero que se aleja de la banda del 12 al 17% que estableció el Banco Central de la República Argentina para el año entrante.
El organismo multilateral también prevé que la desocupación se ubique en 9,2% en el año en curso, para bajar luego a 8,5% en el próximo. En cambio, se espera un aumento en el déficit de la cuenta corriente, que pasaría de un rojo equivalente a 2,3% del producto bruto interno en 2016 a 3,2% en 2017.
Las estadísticas argentinas fueron criticadas por el Fondo durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, pero ahora el organismo sostiene que la nueva serie lanzada por el actual gobierno para medir el producto bruto interno «se encuentra en línea con los estándares internacionales».
En cuanto a la medición de inflación, el directorio de la entidad también «ha notado importantes progresos hechos para fortalecer la exactitud de los datos del índice de precios al consumidor», un tema que volverá a ser analizado el 15 de noviembre próximo. Por lo pronto, el informe aclara que no se publican los datos de inflación de la Argentina para el período 2014 a 2016 porque durante esos años se utilizaron distintos índices que tenían diferencias en cuanto a la cobertura geográfica y otras cuestiones metodológicas.
Viento de frente
El contexto internacional y particularmente el ámbito latinoamericano, no presentan el mejor panorama para el país. Se prevé que la actividad económica en América Latina y el Caribe siga disminuyendo, con una contracción de 0,6 por ciento proyectada 2016, aunque se espera que la región retome el crecimiento – 1,6 por ciento – el año próximo.
Un dato importante para la Argentina es que el FMI señala que «parece que la confianza ha tocado fondo» y la economía de Brasil comenzaría a recuperarse. Proyecta una recesión de 3,3 por ciento para el 2016 y un modesto crecimiento de 0,5 por ciento en 2017, suponiendo que disminuirán la incertidumbre política y la crisis económica.
En cuanto a la situación global, augura un crecimiento «mediocre» del 3,1 por ciento en 2016, recuperándose a un 3,4 por ciento el próximo año. Este magro crecimiento económico mundial se produce como una desaceleración en Estados Unidos y en Gran Bretaña, país este último que se vio afectado por votación para salir de la Unión Europea.
«En su conjunto, la economía mundial se ha movido hacia los lados,» dijo economista jefe del FMI, Maurice Obstfeld. En tal sentido, se corrigieron ligeramente para abajo las perspectivas de crecimiento para las economías avanzadas, mientras que se observa un mejor panorama para el resto del mundo, particularmente los mercados emergentes.
El informe pone de relieve la «precariedad» de la recuperación cuando ya han pasado ocho desde la crisis financiera global. Obstfeld advirtió que «un estancamiento persistente, especialmente en las economías avanzadas, podría alimentar aún más pretensiones populistas de establecer restricciones sobre el comercio y la inmigración». El economista evaluó que tales restricciones «dificultarían la productividad, el crecimiento y la innovación».
Por otra parte se considera que «el crecimiento ha sido muy bajo por mucho tiempo y en numerosos países, sus beneficios han llegado a unos pocos, con las consiguientes repercusiones políticas que posiblemente den lugar a una depresión en el crecimiento global en el futuro».
El Fondo también advierte sobre distintos riesgos que acechan a la economía mundial: una transición dificultosa en la economía de China, una caída pronunciada en los precios de las materias primas, el endurecimiento de las condiciones financieras o un aumento en las barreras al comercio, además de riesgos geopolíticos.