La casa del prefecto detenido luego de asesinar a tiros a dos mujeres que habían sido parejas suyas en la ciudad de Paraná fue incendiada por desconocidos.
Efectivos de los Bomberos Zapadores acudieron en la noche del lunes a controlar las llamas que devoraban la vivienda perteneciente al prefecto Orlando Ojeda, situada en la calle Cortada M y Larramendi, en la capital entrerriana.
Los bomberos se vieron obligados a extremar los cuidados ante la posibilidad de explosiones, ya que la casa, propiedad del detenido, tenía garrafas en su interior.
En tanto, se conocieron detalles de la declaración posterior de Ojeda en torno a los asesinatos de Miriam Romina Ibarra, cabo de la Policía de Entre Ríos y madre de dos hijos de 11 y 13 años, ultimada de dos balazos, uno en el pecho y otro en la cabeza, y la profesora de inglés Lidia Milessi, ocurridos el sábado último.
Según el sitio El Once.com, con llamativa frialdad, Ojeda le habría dicho a los policías que lo detuvieron que ambas mujeres lo tenían «cansado».
Para los investigadores, los asesinatos se desencadenaron a partir de los reclamos de dinero por parte de las exparejas a Ojeda, además de la inminencia de una audiencia de conciliación por una demanda de alimentos por los hijos que había tenido con ellas.
En primer lugar, Ojeda se presentó en la casa de Ibarra, la arrinconó en el baño y la mató de un tiro en la cabeza, mientras que media horas más tarde arribó al domicilio de Milessi y la mató de dos disparos, en el cráneo y en el pecho.
El prefecto está acusado de «Doble homicidio calificado» y «Doble tentativa de homicidio», en una acusación que incluye el hecho de que le disparó a varios vecinos que intentaron defender a las mujeres, a uno de los cuales llegó a herir.
Ojeda se manifestó arrepentido sólo de haber herido a ese vecino, ya que señaló que el hombre «no tenía nada que ver».
Por otro lado, se supo que pidió ser trasladado a otra dependencia y que sea vigilado por otra fuerza, ya que los guardias de la policía provincial lo miran «mal», según adujo.