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Espacios culturales van por una nueva regulación

Unos 40 emprendimientos pidieron, con un show musical, que el Concejo cambie una ordenanza.

La regulación de la actividad nocturna en Rosario volvió al Concejo Municipal. Al menos, llegó hasta la puerta, donde a la par de la sesión de ayer se realizó un show musical organizado por la agrupación Espacios Culturales Unidos de Rosario (Ecur). Representa a unos 40 emprendimientos que hace años esperan y exigen una regulación acorde a sus actividades, distintas a la de los grandes boliches. En particular, una que modifique el régimen tributario y permita una mejor relación entre la vida cultural y los vecinos. “No podemos seguir pagando impuestos como si fuésemos grandes bares”, explicó Ignacio Gorriz, responsable del Centro Cultural El Espiral (Ituzaingo al 1700). Desde el grupo insistieron que las últimas sesiones de Concejo sirvan para debatir una nueva ordenanza que reemplace a la 7.218, vigente desde 2001. El pedido se da a un mes del cierre y clausura de dos boliches, la reinclusión de los espectáculos no ligados al gobierno local en la agenda municipal y el atentado a una mujer que estaba en la puerta de La Chamuyera, desde donde también anunciaron que no continuarán con la explotación del bar.

En los cálculos del Ecur, un 20 por ciento de espacios en la ciudad no están habilitados bajo la figura que deberían. También hay, siempre según la estimación del grupo, cuatro casas clandestinas que no pueden afrontar los gastos de habilitación, cercanos a los 15 mil pesos.

Acorde a la realidad

A principio de noviembre, un grupo de concejales se reunieron con representantes del Ecur. La idea era avanzar con un proyecto de ordenanza macro y revisar modificaciones a la normativa actual que define la actividad nocturna de bares, boliches, discotecas, cantinas, cafés concert, entre otros. “Entendemos que lo ocurrido en La Chamuyera, donde el responsable había hecho ocho denuncias previas al accidente, tiene vínculo directo con la falta de una ordenanza donde se promueva que haya convivencia con el vecino, que se termine con la denuncia y se incite al diálogo”, dijo a El Ciudadano Gorriz, integrante del Ecur. Según el joven, hace dos años que debaten entre propietarios de distintos espacios una nueva normativa.

Para adentro, Gorriz considera que la falta de una regulación les genera un desorden laboral. “Los espacios se encuentran habilitados en diferentes rubros, pero ninguno que los defina específicamente. Hay sedes sociales, bares café, bares con amenización musical. No se sabe qué es un espacio cultural y qué es un bar”, opinó Gorriz. “Nuestras dinámicas no son empresariales. Trabajamos en conjunto con los artistas y compartimos las ganancias de la entrada de los espectáculos. Es imposible sostenernos si pagamos estos impuestos más las multas”, señaló Gorriz, quien dirige El Espiral, que acaba de cumplir seis años en la ciudad. Una nueva categoría, como la de club social y cultural, les permitiría tributar menos y poder dedicarse a promocionar bandas locales.

Los emergentes

Uno de los episodios que reactivó la iniciativa del Ecur fue la agresión a Daiana T., de 24 años, durante la madrugada del jueves 3 de noviembre en la puerta del bar La Chamuyera (Corrientes al 1300). Una o más personas arrojaron una botella de cerveza que impactó en la cabeza de la joven. Según algunos testimonios, no era la primera vez que tiraban algo a cuenta del ruido que hacían en la calle y adentro del bar. Los representantes de Ecur, entre ellos los responsables de La Chamuyera, entienden que si hubiese una mejor regulación de los espacios culturales habría menos conflicto con los vecinos.

El bar estuvo varios días cerrado mientras se hizo la investigación y reabrió. Días después, y tal como publicó este medio, el dueño decidió cerrar el establecimiento y estudia dónde mudará el espacio cultural. Si bien coincidió con el fin del contrato de alquiler, la agresión apuró la salida. “La investigación debe continuar. Esta persona se dio cuenta de que lo iban a agarrar, y dejó de hacerlo por miedo”, opinó Juancho, uno de los responsables del espacio donde a diario funcionan actividades culturales como ajedrez, préstamo de libros, sesiones de jazz, salsa, tango, entre otras. “No hubo una baja de clientes después de lo ocurrido. La Justicia debe actuar. Cerveza podemos vender en otro lado, pero ella no sabemos si se va a recuperar”, explicó por la víctima de la agresión.

Las últimas medidas investigativas del Ministerio Público de la Acusación fueron declaraciones de vecinos y una pericia planimétrica para saber la trayectoria de la botella que impactó en la cabeza de la joven. También hicieron peritajes al envase roto para rescatar huellas dactilares, marcas genéticas u otro indicio que permita la identificación del responsable. Aún no cuentan con un sospechoso.

Daiana mantiene un tratamiento interdisciplinario en el Instituto de Lucha Antipoliomelítica y Rehabilitación del Lisiado (Ilar) para recuperarse del golpe.

Problemas nocturnos

El mes pasado, el municipio quitó las habilitaciones del boliche céntrico Gotika y el de zona norte New Age. Ambas decisiones se dieron después de varias denuncias de vecinos por incumplimientos a las normativas vigentes.

En el caso de Gotika (Mitre 1539), la inhabilitación fue porque personal del municipio constató que no había personal de seguridad para garantizar el orden al cierre. De hecho, un joven falleció tras ser baleado a metros del boliche que antes se llamó El Templo. Siempre según información que brindó a El Ciudadano la Municipalidad de Rosario, el caso de New Age fue distinto. Ubicado sobre colectora de Circunvalación a la altura de bulevar Rondeau, se trató de varias violaciones al rubro con el que estaba habilitado. Si bien tenía licencia de bar, funcionaba como boliche bailable y after. Sumó también una multa por ruidos molestos con medición de nivel sonoro tomada a las 5.15 de una mañana en la casa de un vecino.

Todos adentro

A principio de noviembre, el Concejo Municipal solicitó al Ejecutivo que incorpore a la agenda cultural impresa la totalidad de la oferta de actividades y no sólo las estrictamente organizadas por el Estado local. Fue en respuesta a un reclamo del Ecur, que a principio de 2016 recibió reclamos de artistas porque no estaban incluidos. “Se difunden menos actividades, por lo que pedimos volver a ese espacio. La ciudad lo necesita para ordenar el trabajo y para que los centros culturales sigan en pie. Gran parte de la programación cultural pasa por nosotros”, agregó Gorriz, quien deslizó que el cambio aún no surtió efecto.

La reincorporación fue pedida por los concejales María Eugenia Schmuck, Caren Tepp, Carlos Cardozo, María Fernanda Gigliani y Carola Nin y aprobada en noviembre. Entre los fundamentos, destacan que fomentará la actividad de los artistas locales, regionales y nacionales que se presentan en la ciudad. Esto redundaría en una mejor oferta turística.

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