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Valentín: el chico que no buscaron

La denuncia por su desaparición fue realizada el 7 de noviembre. Ayer, la Policía comenzó a rastrear un cuerpo, que tampoco encontraron, porque los vecinos sintieron muy mal olor. La familia reconoció una zapatilla del chico.

Valentín Ezequiel Reales tiene 15 años y hace más de dos semanas que en Cabín 9 nadie sabe nada de él. Sus amigos y familiares hicieron la denuncia en la comisaría del barrio apenas notaron su ausencia pero recién ayer su caso tomó estado público, cuando se informó que la Policía, por orden del fiscal de Homicidios Florentino Malaponte, iniciaba un rastrillaje siguiendo la pista de versiones que lo daban por muerto. Valentín es menor de edad y como todo niño goza de los derechos que estipulan las legislaciones nacional e internacional y que establecen que, ante un chico que falta de su casa, debe activarse un protocolo de búsqueda especial. Sin embargo, todos los organismos que fueron consultados por El Ciudadano sostuvieron que se enteraron de la desaparición hace apenas unos días, aunque el pedido de datos del Juzgado de Menores ingresó el 7 de noviembre. El caso de Valentín no es atípico y se suma al de otros adolescentes en situación de extrema vulnerabilidad social a los que el Estado parece llegar tarde siempre.

Después de casi un mes sin noticias de Valentín Reales, ayer a la tarde sus amigos, familiares y vecinos de Cabín 9 se concentraron para pedir por el esclarecimiento de su desaparición y recabar información que pudiera ser útil para la investigación. Es que ayer a la mañana se conoció la noticia de que la Policía de Investigaciones (PDI) había iniciado un rastrillaje para encontrar su cuerpo en una zona de campo ubicada en el norte de Pérez, a partir de una denuncia de vecinos que sintieron mal olor en un sector de tierra removida. Según voceros judiciales, al chico lo habían dado por muerto en Twitter la noche anterior, aunque el operativo de búsqueda dio negativo. Bajo las órdenes de Florentino Malaponte, fiscal de Homicidios en turno, en el lugar señalado encontraron una zapatilla que su familia reconoció como propiedad del chico y que fue enviada a peritar.

Fuentes de la PDI indicaron a este diario que durante el día de ayer continuaban los rastrillajes. “Suponemos que ya está muerto pero no sabemos dónde puede estar enterrado”, dijeron.

Desde la secretaría de Derechos Humanos provincial, su titular Ramón Verón sostuvo que no recibieron la denuncia hasta hace dos o tres días. “Como secretaría tenemos un registro solidario de contención, recibimos a la familia, podemos publicar con autorización de ellos o del fiscal. Pero llegamos hasta ahí, la investigación corresponde a la Justicia”, explicó.

Según contaron conocedores del barrio, Valentín se crió en un contexto de fuerte vulnerabilidad social. Creció entre hermanos y bajo el padrinazgo de vecinos. Primero vivió en la zona de Rouillón y bulevar Seguí y por problemas con otros chicos migró a Cabín 9. Allí, entró en conflicto con otro joven y volvió a desaparecer del barrio. De acuerdo con esta versión, sostenida también por voceros judiciales, Valentín solía ausentarse de su casa con frecuencia pero nunca pasó tanto tiempo sin que ninguno de sus amigos supiera de él. Por eso, apenas notaron su ausencia hicieron la denuncia en la subcomisaría 18ª, con jurisdicción en Cabín 9.

Desde la Dirección de Niñez provincial indicaron que el pedido de datos sobre Valentín ingresó el 7 de noviembre pasado a través del Juzgado de Menores 7. Según su directora, Andrea Travaini, Valentín era un chico que no había contado con la intervención previa de la Dirección, por lo que el pedido no fue contestado. Travaini señaló que por protocolo la dependencia es un actor complementario, junto con la secretaría de Derechos Humanos, y recibe la notificación de la Justicia, que recibe la denuncia a través de las comisarías.

Lo llamativo es que, habiendo ingresado el pedido el 7 de noviembre, recién ayer –a casi un mes– el rostro del menor fue difundido. Cabe aclarar que todos los protocolos indican que la difusión de la fotografía de los niños desaparecidos es fundamental a la hora de dar con su paradero, sobre todo en las primeras 24 horas.

El caso de Valentín Reales recuerda al de otros adolescentes desaparecidos este año en Rosario. En mayo, una niña de 12 años llamada Guadalupe Medina fue encontrada en una casilla violada y estrangulada en Villa Banana. Su cuerpo fue confundido con el de otra niña, hasta que su mamá la reconoció y dijo que la buscaba hace varios días. A mediados de julio, María Luján, de 15 años, estuvo cinco días desaparecida sin que nadie la buscara. Cuando su rostro finalmente se volvió público, con la ayuda de una chica que vio la noticia, la niña logró escapar de una casa en el barrio La Granada, donde fue violada por el padre de un chico que conoció por Facebook. Había estado allí la última semana, mientras su familia la buscaba. En esa ocasión, la Fiscalía ordenó investigar a todo el personal de la comisaría 32ª.

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