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La crisis de los circuitos en la F1

A la caída del Gran Premio de Alemania y la no renovación de algunas plazas en Asia, la posible ida de Silverstone prendió la alarma.

En la encrucijada comercial y actual que vive la Fórmula 1, todo parece confluir casi siempre en una constante: el dinero. O mejor dicho, la falta de él.

Históricamente, eran los equipos más pequeños los que siempre sufrían los embates económicos. Los grandes costes, el poco ingenio y los resultados lógicos que sobrevienen a estos factores, le han costado una inscripción acelerada en la lápida de los recuerdos a los equipos más indefensos.

Recientemente, el equipo Manor se ha sumado a esta lista; y nadie puede asegurar que sea el último en un futuro cercano. Pero lo que era un cáncer casi exclusivo de las escuderías, el mismo fenómeno comienza a replicarse en otros intérpretes, convirtiéndose en un tsunami que ya llegó hasta los circuitos.

Hacia fines de noviembre, el Gran Premio de Brasil en Interlagos estuvo en serias dudas. De hecho, figuró como provisional en el presente calendario. Actualmente, su estadía se muestra como confirmada, aunque se debe más a la falta de infraestructura en los países vecinos de la región, que no tienen como cumplir su rol de anfitriones, que a su propia voluntad. Y nadie puede asegurar hasta cuándo.

Números rojos por todos lados, tímidos o ausentes apoyos gubernamentales, y un canon asfixiante que Bernie Ecclestone maneja con mano dura, son los principales argumentos que los promotores de los circuitos aluden. Las libertades comerciales con las que goza el diminuto inglés también comprometen, por contrato, que un porcentaje generoso de las entradas también vaya a parar a las arcas de la FOM (Formula One Management) que parece siempre sacar y tomar todo en la perinola del business.

Con Hockenheim afuera de este año (dejando a Alemania sin carrera), y con plena incertidumbre para el siguiente; en diciembre pasado las autoridades gubernamentales malayas notificaron que cuando se termine el contrato en 2018 no renovarán: el alto precio para albergarlo, la escasa venta de tickets, y los pobres registros de audiencia terminaron por sepultar a Sepang, una carrera que marcó, desde 1999, el camino a seguir para otros países asiáticos en un amorío que parece irse derrumbando poco a poco. La primavera propiciada por Corea del Sur e India ya ni siquiera tiene reminiscencias en nuestra débil y selecta memoria.

¿Singapur también dice adiós?

El circuito de Marina Bay, sobre la costa de Singapur, quedará en las retinas por haber sido el primer trazado urbano nocturno que acogió a la Fórmula 1. Semanas atrás fue el propio Ecclestone quién se fue de boca y descargó toda su ira frente a los micrófonos: “Ellos creen que ya han alcanzado su objetivo y no quieren una carrera. El Gran Premio ha costado mucho dinero a Singapur, pero también nosotros le hemos dado mucho dinero”.

Aunque días después el propio Bernie se mostró más tranquilo, borrando con el codo lo que escribió con la mano, suavizando sus dichos, y dejando abierto las negociaciones para no perder esta plaza. Aquella ingratitud que dejó entrever en sus palabras quedará guardada, posiblemente, para más adelante.

Silverstone, el pez gordo

El alerta rojo se pronunció hace días, aunque nadie del ambiente de la Fórmula 1 podría sorprenderse con la tensión histórica que existe entre el responsable del mítico circuito de Silverstone y Ecclestone. Con capítulos previos en 2003 y 2009, la cita británica, con lógico peso propio, se muestra desafiante.

John Grant, presidente del British Racing Drivers Club (BRDC) alzó la voz y anunció pérdidas por 5 millones de libras esterlinas en la edición de 2015. Además, adujo que podría activar una cláusula de salida y así evitar las potenciales pérdidas millonarias en un futuro. De hacerlo, deberán notificarlo antes de la celebración de la competencia de este año, para luego sí, en 2020 obtener la libertad de acción.

Ecclestone, en tanto, se mostró contundente a que busquen soluciones: “Tienen más aficionados que en cualquier otro lugar de Europa y nadie se queja”, dijo.

Mientras analizan poder atenuar las pérdidas, Grant espera un cambio de políticas con la llegada de Liberty Media. Si bien Ecclestone continuará como máximo referente comercial, los nuevos propietarios han dejado suponer que impondrán cambios. Y algunos, tajantemente, se contradicen con la voz del propio Bernie.

“El cambio impasible de propietarios debería ayudarnos a medio y largo plazo. Liberty parece que entiende nuestro punto de vista”, expresó Grant, quién se mantiene inflexible ante un eventual aporte gubernamental. En la mente de quienes llevan adelante los intereses del club preferirían no tener que llegar a esa instancia, más si se da en forma de préstamo. Aunque no ven mal un apoyo de sponsoreo con fondos públicos.

“Si usamos la cláusula, no lo veo como el fin del mundo, sino es una base para una futura negociación”, expresaron desde el BRDC. Del otro lado, Ecclestone también tensa la cuerda: “No vamos a perder la Fórmula 1 en Gran Bretaña. Estaremos bien; tenemos otras dos oportunidades… ¡no digo circuitos!, digo oportunidades. No voy a decir donde están”, mencionó pícaramente el octogenario, casi al paso; mostrándose astuto como siempre y sabiendo que mientras él esté al mando, difícilmente la sangre llegue al río.

Probablemente la novela de Silverstone tenga aristas similares a la que vivió Monza el pasado año, con acuerdos y desacuerdos al filo de la navaja, latiendo entre luces y sombras hasta el final. En busca de una permanencia rentable: negociando. A caso, la actividad principal con la que se nutre la Fórmula 1, inmediatamente, cada vez que se acallan los motores y cae la bandera cuadros.

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