Desde la entidad que nuclea a las pequeñas y medianas carnicerías de la ciudad sostuvieron que el sector “sigue complicado” y aún no se pudo recuperar de la abrupta merma en la venta de carne vacuna que se dio desde fines de 2015, cuando el consumo cayó hasta 20 por ciento, para no repuntar más. “La situación más delicada se da en los negocios que están en los barrios, fuera de los bulevares”, señaló el titular de la Sociedad de Carniceros de Rosario, José García.
Según un reporte del poderoso Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas (ABC, un organismo que suele difundir datos del sector a nivel nacional), el año pasado se faenaron unas 11,7 millones de cabezas de ganado, un 6 por ciento menos que en 2015 y uno de los niveles más bajos de la historia de la cadena cárnica en el país.
Eso llevó a una caída en la producción frigorífica que también afectó al mercado local y el consumo.
Precisamente, de acuerdo a la misma entidad, durante 2016 el consumo fue de 55 kilogramos de cortes de carne bovina por habitante. La cifra se ubicó un 7 por ciento por debajo de 2015 y fue menor que la de otro piso histórico, que se dio en 2011.
Los datos –y sus efectos– fueron ratificados por la Sociedad de Carniceros local. En diálogo con El Ciudadano, José García recordó que en la semana posterior al triunfo electoral del presidente Mauricio Macri en el balotaje, el 22 de noviembre de 2015, el precio de la carne vacuna escaló casi un 25 por ciento en Rosario, en lo que supone fruto de la especulación que por entones se comenzó a dar ante la inminente devaluación.
El “golpe” al bolsillo de los consumidores se sintió al instante; la merma en las ventas al mes siguiente, en diciembre, fue de entre un 15 y un 20 por ciento.
“Después ya el año pasado transcurrió casi sin nuevas subas, pero el consumo ya no se modificó, esa baja no se recuperó más. Igual hay que mencionar que la caída en el sector viene desde hace al menos 10 años, cuando el consumo per cápita era de 65 kilos anuales”, manifestó el dirigente de la entidad de los carniceros.
En Rosario hay abiertas unas 700 carnicerías. García dijo que en el último tiempo no hubo “cierres masivos”, pero señaló que el sector está “complicado”, sobre todo los negocios barriales, cuyos clientes tienen a grandes rasgos menor poder adquisitivo que quienes viven entre bulevares.
“En los barrios la venta no es buena, salvo algunas excepciones. Hay que tener en cuenta que en nuestro caso, en general, son negocios pequeños que no venden otra cosa, como lo hace un autoservicio o un quiosco. Cuando la venta se retrae, nosotros no tenemos otras opciones para promocionar”, explicó García.
Como sucedió el año pasado con el resto de los comercios, los carniceros no sólo padecen un ajuste en el nivel de actividad. También deben lidiar con la suba de servicios, tributos y de los mismos cortes. “A nosotros nos ha golpeado mucho el incremento en los alquileres, la energía y el monotributo. Por eso varios negocios debieron mudarse”, lamentó el máximo directivo de la Sociedad de Carniceros.
Subibaja
Miguel Schiaritti, presidente a nivel nacional de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados (Ciccra), prefirió mirar hacia adelante y tener una visión un poco más optimista. El dirigente aventuró que los precios de la carne en 2017 no van a subir debido a que habrá una oferta muy abundante. Así, el consumo podría volver a incrementarse. ¿Y no haría ese pronóstico, de cumplirse, subir los precios? El directivo cree que no: “Argentina, a raíz del gobierno anterior, perdió 12 millones de cabezas, y el actual recuperó dos. El productor está aumentando su stock, vamos a tener entre 300 mil y 500 mil terneros más que en 2016 y en 8 a 10 años vamos a tener los 60 millones de cabezas que tuvimos”, dijo a medios de Buenos Aires.
El pollo levanta vuelo
La merma en el consumo de carne vacuna por habitante en el país no sólo se debe al precio. En el sector mencionan otros factores, entre ellos un cambio cultural de los argentinos: “Hace 10 años Argentina consumía 19 kilos de pollo por año, hoy 46. Y 6 kilos de cerdo, hoy 16 kilos”, graficó Miguel Schiaritti, quien se enemistó con el entonces secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno en 2007 y 2008, que fue el lapso en el que más carne vacuna se consumió en el país desde 1995.
Del campo a ningún lado
Lo que acontece en los mostradores tiene su origen en los campos.
Según ABC-Consorcio, los 11.689.000 bovinos faenados en 2016 quedaron muy lejos del récord histórico marcado, en 2009, con unas 16.053.000 cabezas, para ubicarse en cambio en niveles similares a los de la crisis económica de 2002, cuando se registraron 11.499.000 faenas.
Mario Ravettino, el presidente del Consorcio, aseguró que la caída de la actividad en la industria frigorífica resulta evidente al comprobar que la cantidad de animales sacrificados durante 2016 fue un 12 por ciento menor que el promedio alcanzado entre 2004 y 2015.
El dirigente también indicó, con preocupación, que la faena del 2016 fue “la cuarta más baja de los últimos 40 años”.
La producción de carnes bovinas estuvo en los 2,6 millones de toneladas peso res, 3 por ciento menor a la verificada en 2015.