Cincuenta familias fueron desalojadas ayer en el marco de un fuerte accionar policial que, según denunciaron, se produjo dos veces en mismo día con golpes y balas de goma por parte de la Policía. Las familias se habían instalado en las tierras de Lamadrid y Avellaneda anteayer y tras el primer desalojo –que se produjo ayer alrededor de las 10- decidieron cortar Circunvalación. Después, bajaron al terreno en disputa acompañados por periodistas pero, según la versión de los desalojados, apenas se fueron los trabajadores de prensa, la Policía cargó contra ellos con rebenques y balas de goma, lesionando a adultos y niños.
Tras la denuncia de represión policial, los voceros judiciales informaron que el fiscal a cargo del caso, Enrique Paz, sólo ordenó el relevamiento de las familias que ocupaban el terreno, que se tomaran fotografías del lugar y dio intervención a la Municipalidad y a la Dirección de Niñez provincial. Además, sostuvieron que ayer el fiscal se presentó en la zona y que los vecinos se habían ido voluntariamente tras las medidas dispuestas.
Por su parte, el Ministerio de Seguridad provincial informó que, si bien el fiscal dispuso que no se tome ninguna medida legal en contra de los ocupantes, ayer a la mañana se procedió “a realizar un desalojo administrativo”. De acuerdo con voceros, se informó a las familias que tenían que irse y el paso posterior fue “el desalojo forzado”. Sin embargo, desde la cartera no reconocieron que por la tarde se haya producido otro procedimiento con represión policial.
Desde el municipio, el secretario de Control y Convivencia, Gustavo Zignago, dijo que el terreno en cuestión “es un espacio público que pertenece a todos y está en el proyecto de Planeamiento para la doble traza” de la calle Lamadrid, por lo que “se aplicó el desalojo con personal de Control más el apoyo de la Unidad Regional II de las divisiones Cuerpo, Caballería y Perros”. Según el funcionario municipal, las familias hicieron “una ocupación indebida de un espacio”. Asimismo, agregó que identificaron a dos grupos: uno afectado por el agua y que tendrá una reunión con personal del Centro Municipal de Distrito para resolver sus problemas; y el otro que no se identificó y “sólo expresaron que querían un terreno”. Además, Zignago negó la represión por parte de las fuerzas de seguridad provincial.
“Esperaron a que se vayan las cámaras de los canales de televisión para reprimir. Nos tiraron con balas de goma y nos pegaron con rebenques. Yo quedé con mi nene en el medio de los caballos de la Policía y, cuando lo logré sacar, nos siguieron dando”. Así describió Rocío el segundo desalojo que tuvo lugar ayer en el terreno descampado de Lamadrid y Avellaneda. Hasta allí, el lunes llegaron 50 familias, después de que las lluvias destruyeran las pocas pertenencias que tenían, según afirmaron. “Fuimos a ese terreno porque estaba lleno de maleza y de basura. Lo empezamos a limpiar y a poner algunas chapas. No lo queríamos regalado, queríamos pagarlo aunque sea juntando cartón”, contó la joven de 23 años que vive con su pareja y su hijo en El Mangrullito.
Ayer, los desalojos se produjeron a las 10 y a las 15. En el primero, intervino personal de la Policía de Santa Fe con caballos y, si bien para los vecinos se trató de una situación violenta, no se comparó con lo que vivieron por la tarde.
Después del primer procedimiento, las familias decidieron cortar la avenida Circunvalación a la altura de Avellaneda. Allí, permanecieron varias horas bajo la custodia de Gendarmería. “No nos queríamos quedar todo el día, queríamos volver a nuestro barrio pero nos daba miedo la Policía. Entonces le pedimos a los canales de televisión que nos acompañen así estábamos resguardados”, contó Manuela, que tiene familiares en Villa Cariñosa.
Según su relato, cuando bajaron al terreno los uniformados estaban a unos 50 metros. “Apenas se fueron los periodistas, empezaron a reprimir”, dijo. Según las mujeres, el desalojo se produjo con balas de goma, golpes con rebenques y detenciones sin orden judicial ni motivo aparente. Durante los incidentes, un adolescente de 14 años recibió tres disparos de bala de goma en una pierna, mientras que varias mujeres y hombres fueron fuertemente golpeados. “Cuando intentábamos juntar los cartuchos para tener pruebas, nos apuntaban y nos amenazaban para que nos vayamos”, contó Manuela.
Alrededor de las 16.30 volvieron a llegar los medios de comunicación a la zona y, según los vecinos, fue la única garantía de que la represión no continúe. Sin embargo, en los alrededores las detenciones de adolescentes que circulaban en carros o bicicletas continuaron, quedando los rodados tendidos en medio de la calle como evidencia del paso de la fuerza policial.
El otro conflicto
El conflicto de Lamadrid y Avellaneda no fue el único de esta semana en el sudoeste rosarino. A cuatro cuadras, el sábado varias familias ocuparon un predio en Avellaneda al 4700. De acuerdo con voceros judiciales, el caso recayó en la fiscal Viviana O’Connell quien “siguió el protocolo para este tipo de situaciones y dio intervención a la Municipalidad y a la Dirección de Niñez”. En tanto, Gustavo Zignago, secretario de Control y Convivencia local, sostuvo que el municipio acompañó un desalojo impuesto por la Justicia en un terreno de un privado.