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El año arrancó con tiros y heridos en el barrio Tablada

Recrudece la disputa por territorio, a veces por economías ilegales como la de la droga y otras por cuentas pendientes, venganzas y hasta la afirmación de identidad

Una década atrás los veranos violentos eran un clásico en barrio Tablada. Sin embargo, en los últimos tiempos la situación de equilibrio entre los bandos de la zona pareció haberse controlado: de 16 homicidios en 2015 se pasó a 4 el año pasado. En este enero, aunque no hay víctimas fatales, hubo un puñado de balaceras que dejaron heridos, en algunos casos de gravedad, y mensajes intimidatorios que, según investigadores, dan cuenta de un recrudecimiento de la disputa por territorio, muchas veces por economías ilegales como la comercialización de drogas, y en otras –como sucede en otros barrios– cuentas pendientes, venganzas y hasta la afirmación de identidad.

La primera balacera registrada en 2017 fue el 5 de enero pasado alrededor de las 2 de la madrugada, cuando en bulevar Seguí y Alem personal de Comando Radioeléctrico encontró malherido a Nicolás N. El muchacho presentaba heridas por perdigones en el muslo, por lo que fue trasladado al Hospital Roque Sáenz Peña. Se negó a contar en qué circunstancias resultó herido.

Cinco días más tarde, los médicos del Sies trasladaron al Heca a Brian G., de 20 años, quien contaba con heridas de arma de fuego en el costado izquierdo del tórax y en la zona lumbar desde Necochea y Pasaje Villar, a cuatro cuadras de la seccional 16ª. El chico, que ingresó a las 18, alcanzó a decir ante de pasar a quirófano que se le apareció un hombre y que sin decir nada abrió fuego.

Otro hecho que da cuenta el incremento de la violencia en Tablada fueron los episodios que sufrió una familia de Centeno al 200. El 14 de enero, personal de la Brigada de Explosivos tuvo que hacer una detonación contralada de la granada FMK2, la cual había sido arrojada esa madrugada por dos en una moto. A los seis días, un par de desconocidos descargaron una ráfaga de disparos contra el frente de la misma vivienda que había sido el blanco de la granada. Esa es la cuadra de dos hermanos que el año pasado estuvieron imputados por amenazas coactivas calificadas contra una vecina. En mayo fue la imputación de los hermanos y en septiembre uno de ellos, Mario M., ingresó con tres balazos al Heca; por ese tiempo los pesquisas lo sindicaron como un pesado del barrio que respondía a la banda de Los Monos dominada por el clan Cantero.

Por su parte, las fuerzas de seguridad intentaron desmotivar los ataques con mayor presencia y despliegue en el barrio con operativos. El 17 de enero a la medianoche, los uniformados de la Policía de Acción Táctica detuvieron a dos hombres en pasaje Villar 30, a media cuadra de donde balearon a Brian G. Estaban patrullando cuando vieron a dos que trataron de esconderse. Dentro de la vivienda hallaron dos handies y tras la requisa a los detenidos se le incautó un revólver 32.

Las balas siguieron y dos días después dejaron grave a Brian Z., de 24 años. El muchacho bajó a las 19.30 del colectivo en la parada de Esmeralda y Ayacucho cuando dos desconocidos se acercaron y le descerrajaron al menos tres tiros. Quedó internado con severas heridas en sus piernas en el hospital Provincial.

El mismo día a la madrugada, Brandon A., de 18 años, ingresó a las 2 al hospital Roque Sáenz Peña con un balazo en el tórax desde Necochea y Presidente Quintana. El joven fue trasladado al Heca y al recuperarse contó que un vecino le disparó en medio de una discusión.

A la tardecita del 23 de enero, un adolescente de 15 años, Lucas E., recibió nueve disparos en Ayacucho y Centeno. Los pesquisas indicaron que siete hicieron blanco en una de sus piernas y dos en la otra.

Al día siguiente y por el caso de Brandon, los uniformados realizaron allanamientos tras una serie de medidas realizadas bajo las órdenes del fiscal de la Unidad de Homicidios Florentino Malaponte. Los uniformados buscaban a los dos vecinos que habían mantenido la discusión con el chico para luego dispararle. Los encontraron en la vivienda familiar de Necochea e Ivanowski y les hallaron un miniarsenal. Por el caso quedaron detenidos la madre, Miriam Noemí L., de 35 años; su padre Jorge Sebastián V., de 41; uno de los sindicados, quien tiene 17 y quedó bajo la órbita del Juzgado de Menores. Los mayores fueron imputados por el arsenal que hallaron en su vivienda: dos pistolas calibre 22, una pistola 9 milímetros, una carabina calibre 22, un revólver del mismo calibre, dos granadas lacrimógenas, medio centenar de proyectiles y un handy.

Desde la pesquisa no brindaron su hipótesis sobre los tiroteos pero algunos investigadores deslizaron que estos cruces y balaceras tienen a los mismos protagonistas que en otros hechos de la zona sur. El clan de los Funes alineados con los Ungaro y sus históricos contrarios que son los Caminos, que cuentan con apoyo de Los Monos. La pata de barrio Municipal en Tablada está cubierta con Tubi. El muchacho es Rubén Ariel S., de 28 años, y está detenido desde octubre del año pasado, cuando entró al Heca baleado y lo sindicaron como partícipe del crimen del flamante líder del paravalanchas leproso Maximiliano La Rocca, acribillado a tiros el 28 de junio (a 21 días de que mataran al anterior jefe de la barrabrava Matías “Cuatrerito” Franchetti) frente a una farmacia de avenida Pellegrini al 5300.

Para los investigadores, los focos se corren según las fortalezas y debilidades que presenten las diferentes familias para tener el control sobre el territorio y del manejo de la economías delictivas. A su vez, las lealtades de los subordinados no son las de antes y están a merced del mejor postor. Un ejemplo fue el traslado del conflicto de barrio Municipal y el Fonavi del Parque del Mercado hacia el Fonavi de Lola Mora e Hipócrates. Ahora el blanco afirman desde la pesquisa por el dominio del territorio está en Tablada.

Cuatro crímenes en 2016

De los cuatro homicidios de 2016. tres tienen relación directa con la histórica disputa entre las bandas del Fonavi del Parque del Mercado y el barrio Municipal. Esos enfrentamientos produjeron el primero de los asesinatos: el de Mariela Miranda, ocurrido el 11 de marzo pasado en la esquina de la verdulería de su esposo, Jorge “Gordo” Funes, de Ayacucho y Uriburu. El ataque fue atribuido a la banda del Municipal, liderada por el hijo de Pimpi, Alexis Caminos, quien luego caería preso. El segundo tuvo lugar el día del Trabajador. La víctima fue Eugenio “Pupi” Solaro, quien murió acribillado en un pasillo de Ayacucho y Ameghino, ataque atribuido al clan Funes.

El tercero sucedió el 4 de noviembre pasado y es el único que en principio no posee relación con estas pujas de poder. Fue el de Nelson Fernández: desconocidos se acercaron y le dispararon cuatro veces en Centeno y Alem.

El otro homicidio fue el de Franco Nicolás Carballo, de 22 años. Lo mataron de varios tiros en Esmeralda al 4100. Veinte horas antes, habían asesinado a su primo de 21, quien tiene su mismo nombre y apellido, en Grandoli al 4900.

 

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