Marisa Leticia Rocco, esposa del ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, murió hoy en San Pablo a causa de un accidente cerebro vascular (ACV) que sufrió hace más de una semana, anunció en el pleno de la Cámara Baja la diputada del Partido de los Trabajadores (PT) Benedita da Silva.
«Quiero anunciar el fallecimiento de la esposa del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien nos ha autorizado para ello, y pedir un minuto de silencio en nombre de quien fue la primera dama de Brasil» entre 2003 y 2010, dijo la diputada.
Poco antes de la confirmación por parte de la legisladora, el propio Lula había publicado en su cuenta de Twitter que el estado de Marisa era «irreversible», y que la familia ya había autorizado la donación de órganos.
Rocco, de 66 años, quien fue internada en un hospital de San Pablo el pasado 24 de enero tras sufrir un ACV, estuvo desde ese día en coma inducido.
Tras el minuto de silencio cumplido en el pleno de la Cámara Baja, en Brasilia, los parlamentarios interrumpieron temporalmente la sesión, que está destinada a la elección de un nuevo presidente de ese órgano legislativo, para expresar su solidaridad con Lula.
Rocco era la segunda esposa de Lula, con quien contrajo matrimonio en 1973 cuando ambos eran viudos, y participó junto a su marido en la fundación del PT, en 1980, junto a un centenar de sindicalistas e intelectuales de izquierdas.
El titular del Instituto Lula, Paulo Okamotto, atribuyó el derrame cerebral a la «injusticia que vive la familia» pop}r las investigaciones hacia el ex presidente ordenadas por el juez Sergio Moro en la Operación Lava Jato.
De hecho, Rocco estaba procesada en dos causas junto con Lula.
Según el doctor Kalil Filho, la ex primera dama sufrió el accidente cerebro vascular al romperse un aneurisma que había sido identificado diez años atrás.
Conocida por su bajo perfil, Rocco, hija de un taxista inmigrante italiano de Sao Bernardo do Campo, fue un respaldo histórico de la carrera política de Lula, primero como sindicalista en los años 70 y luego al frente del PT, en los años ochenta.
En 1980 ella lideró la Marcha de las Mujeres para reclamar la liberación de sindicalistas que habían sido presos por realizar huelgas en el Gran San Pablo contra la dictadura militar, entre ellos Lula.