La Policía de Investigaciones (PDI) detuvo este lunes a Gustavo A. en el marco de la investigación por el homicidio de Kevin Aguirre, el chico de 16 años ultimado a balazos en Felipe Moré y Humberto Primero el jueves pasado. Lo curioso es que el detenido está acusado por la tenencia de una pistola 9 milímetros encontrada en su casa, que deberá ser peritada para saber si guarda relación con el crimen. Sin embargo, el detenido es el hermano de Diente e hijo de Caracú, sindicados narcos de la zona a quienes le atribuyen la propiedad de un búnker en el que fue asesinado en 2015 Rolando Mansilla, de 12 años, quien trabajaba allí como soldadito, y también de la boca de expendio de drogas que los vecinos incendiaron tras el asesinato de Kevin.
La PDI allanó una vivienda de Ecuador al 500 donde fue detenido Gustavo A., de 42 años, y secuestró una pistola Taurus 9 milímetros con 13 proyectiles y 1 en la recámara. A partir de los datos se informó al fiscal de Homicidios Dolosos que lleva adelante el caso por el crimen de Kevin Aguirre, Pablo Pinto, sobre el arma secuestrada ya que la misma podría tener relación con esa investigación.
Voceros de la pesquisa le atribuyen al detenido la propiedad del búnker donde los asesinos de Kevin se escondieron tras el crimen. Poco más tarde los vecinos le prendieron fuego.
El testigo de la muerte de Kevin es Micha, su primo, quien fue baleado y detenido antes del entierro del cuerpo del chico luego de una balacera policial que irrumpió en pleno cortejo fúnebre y dejó una decena de heridos.
Ese día, los habitantes de barrio Ludueña explicaron que están en alerta y tienen miedo. Tras la muerte de Kevin empezó a correr el rumor sobre el destino del testigo del asesinato: “Los que están con la droga adornaron a la Policía (en referencia a la comisaría del barrio) para que lo agarren a Micha así no declara. Los tipos lo buscaron toda la madrugada y como no lo encontraron lo agarraron en el cortejo”, remarcó un hombre, quien no quiso brindar su identidad por temor a represalias. Esta versión se suma a la aportada por otras fuentes, quienes aseguraron que en la casa que los vecinos quemaron por la indignación que les produjo el crimen “se vendía droga y pertenecía a un conocido transero, cuyo familiar está nombrado como acompañante del homicida del adolescente”.
Kevin fue asesinado mientras iba en una moto como acompañante de su primo Micha: recibió un tiro en la espalda de los seis que le disparó el homicida, con quien había discutido minutos antes en otro lugar del barrio.
Caracú & Diente & Cía.
El nombre de Caracú, como conocen en la zona noroeste a Miguel Ángel A., suena desde hace una década y media como uno de los narcos que maneja los búnkers de la zona, siempre a salvo de la Justicia federal. Lo ubican como enemigo íntimo de otros pesados de Empalme Graneros, Ludueña y La Guardia, como los luego asesinados Ariel “Gitano” Luraschi y Roberto “Tuerto Boli” Padilla. Para la época del crimen del primero de ellos, 2008, uno de los jefes de Drogas Peligrosas provincial fue relevado tras ser fotografiado por la Dirección de Asuntos Internos en plena charla con Caracú y una allegada al Tuerto Boli, quien por entonces ya había caído como dueño de la primera cocina de cocaína desbaratada en Rosario y quien sería asesinado al salir con transitorias, en diciembre de 2012.
Uno de los hijos de Caracú, apodado Diente, empezó a ser mentado en las crónicas policiales por sus vínculos con la barra brava de Rosario Central y como presunto dueño del búnker donde fue ultimado Rolando Mansilla, un chico de 12 años. El niño custodiaba armado un punto de venta de drogas de Magallanes al 300 bis desde la terraza, donde se calentaba con un brasero una helada noche de junio de 2015, cuando le dispararon desde la calle. El vendedor era su hermano de 10 años, encerrado desde afuera en el búnker. Rolando alcanzó a repeler el fuego pero murió de un tiro en la cabeza.
Antes, en septiembre de 2012, los vecinos de Felipe Moré y Humberto Primero, en la misma esquina donde sería asesinado Kevin Aguirre, pusieron contexto al homicidio de Javier Alegre, de 25 años, en ese lugar: fue ultimado a tiros por un soldadito del búnker que ya entonces le atribuían a Caracú, dijeron.