El gobierno nacional oficializó la quita de aranceles para la importación de insumos y productos informáticos. A través del decreto 117 se eliminará desde este martes la carga del 12 por ciento para la importación de componentes para producir computadoras en el país, y del 35 por ciento para notebooks, tablets y computadoras a partir del primero de abril. La medida apunta a una baja en los precios y a incentivar una mayor competitividad en la oferta, con la expectativa de obtener valores similares a los que ofrece Chile. Desde la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (Cadieel) se mostraron preocupados por la pérdida de puestos de trabajo de un rubro que actualmente emplea entre 4 y 5 mil personas en forma directa. “Para cualquier fabricante esto impacta mal. Si bien bajan los derechos de insumos también bajan los de productos terminados. Estos tienen un subsidio en China que no tienen los insumos, y terminan siendo más baratos. Es imposible que ningún sector pueda competir con la baja de aranceles a cero”, señaló Guillermo Freund, presidente de la comisión de electrónica de Cadieel.
El boletín oficial que presentó el Ejecutivo plantea que la modificación del esquema arancelario disminuirá los costos de fabricación de aparatos y equipos electrónicos, mejorando las condiciones de competitividad y productividad. “Es una discusión que tuvimos con los funcionarios el año pasado y no logramos ningún acuerdo. Están convencidos de que la baja a cero va a generar más beneficios pero nosotros insistimos en que la cantidad de puestos de trabajo que se pierden es importante”, advirtió Freund, y sostuvo que la medida se enmarca en un contexto de apertura del mercado con casos emblemáticos como la fábrica de llantas Mefro Wheels y el golpe a la industria de electrodomésticos.
“La fabricación de computadoras en Argentina ya venía deteriorada por la caída del mercado sumado al achique del programa Conectar Igualdad. Si vamos a abrir la economía, se van a perder muchos puestos de trabajo”, agregó.
En contraposición a la medida oficial, la Cámara que nuclea a la industria informática presentó el año pasado un proyecto para bajar a cero los aranceles de los insumos, y reducir a 16 el tributo para los terminados. “De esa manera el diferencial hubiera sido de 10 puntos y hubiésemos podido competir. Ahora es imposible que ningún sector pueda competir con la baja al cero”, aseguró Freund.
Desde Cadieel cuestionaron que la quita de aranceles a los insumos y productos terminados no vaya acompañada de una política de disminución de costos de producción. “El costo financiero, de logística e impositivo no varió. Sólo se modificó el costo de importación del equipo. El costo de la venta en cuotas, comercialización, ingresos brutos y carga fiscal es el mismo, lo que representa cerca de un 50 por ciento del valor de una computadora. El gobierno estima que los precios sean como los de Chile pero acá tenemos gastos mayores, por lo que Argentina siempre será más caro”, precisó Freund y aseguró que los precios en los productos habían bajado previo a esta medida.
Si bien las consecuencias se harán visibles a partir de abril, cuando entre en vigencia la quita del 35 por ciento del arancel a los productos terminados, el titular de electrónica de Cadieel adelantó que muchas empresas ya comenzaron con licencias, despidos o incursiones en otros negocios. Uno de los casos más representativos se dio el mes pasado con el cierre de la empresa PC Arts Argentina, que controla la marca Banghó.
“Es difícil reconvertir estructuras productivas con esa cantidad de personal, capacitado, calificado, en blanco y joven para que pase a una actividad comercial. Será difícil incorporar a la misma cantidad de gente en el sector”, indicó Freund y señaló que ya enviaron una solicitada junto con otras cámaras y la UOM advirtiendo sobre la pérdida de puestos de trabajo. “Vamos a seguir explicando y convenciendo del daño que genera esta medida. A la vez impulsamos un proyecto de ley para la promoción de compra nacional y de industria electrónica”, concluyó Freund.
Antecedentes que marcan la caída del sector
A fines de enero, la compañía PC-Arts Argentina SA, propietaria de la marca Banghó, cerró la fábrica de Vicente López, una de las principales plantas de la empresa, como consecuencia de la eliminación del arancel de 35 por ciento para la importación de productos informáticos.
De acuerdo con la firma, la medida dispuesta por la Secretaria de Comercio, “hace inviable la producción local ante la imposibilidad de competir con productos provenientes de países con altos subsidios a la exportación, como es el caso de China”.
Junto al cierre de la planta, la empresa comunicó la desvinculación de 205 trabajadores, que resistían la medida con un corte sobre la Avenida San Martín, acompañados por representantes de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM).
Los directivos indicaron que se realizaron gestiones por parte de la empresa, de las cámaras del sector y de los sindicatos involucrados ante autoridades de los ministerios de Producción y de Trabajo, pero que “han sido infructuosos”.
El ministro de Producción provincial resiste la apertura indiscriminada
Tras conocerse el decreto mediante el cual se elimina los aranceles para la importación de productos informáticos, el ministro de la Producción de la provincia, Luis Contigiani, señaló que se debe dar una discusión acerca del rol de la industria de la producción tecnológica en la Argentina y de la función que cumple a nivel mundial. “Sabemos que no se puede competir entre los primeros lugares porque la brecha tecnológica existe. El extremo al que lo lleva el macrismo hace que no podamos subirnos a ninguno de los eslabones de la cadena de producción tecnológica y que directamente no juguemos ningún rol”, expresó el ministro, en diálogo con El Ciudadano.
Contigiani insistió en que las medidas del gobierno nacional tienen que ver con una política de fondo y de reconversión que lleva adelante el ministro Francisco Cabrera y que se enfoca solamente en los sectores que para ellos (por los funcionarios del gobierno nacional) son viables.
“Plantear una política industrial de reconversión sin protección y sin un marco es igual a desindustrializar. Es decirles a las empresas: ‘Te ayudo para que cierres, para que te suicides, para que te vayas’“, dijo el ministro.
“Hay una empresa que tiene un conflicto y dicen directamente que no es viable. La propuesta inmediata es que otra empresa más grande la absorba, lo que en definitiva después no ocurre o sucede a medias. No estoy de acuerdo con este tipo de política de reconversión económica”, concluyó Contigiani.