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“Los femicidios no disminuyen”

La presidenta del Consejo Nacional de Mujeres, Fabiana Túñez, analizó las estadísticas de asesinatos de género, habló de los debates pendientes y el error remediado de recortar millones del presupuesto para políticas en la materia.

El 28 de noviembre de 2015 a las 11.29 una feminista twitteaba que había aceptado presidir el Consejo Nacional de las Mujeres (CNM). Habían pasado doce días de la asunción del gobierno de Cambiemos. El cargo se lo había ofrecido la actual ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley. Fabiana Túñez iba a convertirse en la segunda militante de los derechos de las mujeres en conducir el organismo creado en 1992. Dos décadas atrás, el puesto lo había ocupado la feminista y peronista Virginia Franganillo, pero en los años siguientes el CNM quedó casi en el olvido. Desde la militancia, Túñez llegó a la gestión pública en un momento bisagra del movimiento de mujeres de Argentina. En menos de un año el país fue testigo de la segunda marcha de #Niunamenos, el Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario, el paro de mujeres en contra de los femicidios de octubre, dos tetazos, el segundo paro –esta vez internacional- y la masiva movilización del 8 de marzo. A las consignas feministas se sumó el descontento por las políticas económicas y sociales de Cambiemos. “Desde mi gestión estoy cumpliendo con todas aquellas cosas que exigía desde el movimiento de mujeres”, dijo Túñez a El Ciudadano durante su paso por Rosario.

Feministas y antimacristas

Después de la marcha de la CGT y el sinsabor que dejó en los trabajadores que la central no anunciara la fecha del paro nacional, una consigna empezó a circular. “A Macri el paro se lo hacemos las mujeres”. La frase venía a sintetizar algunos de los componentes que configuraron al movimiento de mujeres argentino en los últimos años. Por un lado, la heterogeneidad y la capacidad de movilización aún en las diferencias , que se traduce en la idea de que no hay uno, sino varios feminismos. Por el otro, las políticas de Cambiemos, e incluso la figura presidencial, como un símbolo de machismo. En las movilizaciones las consignas contra el gobierno nacional crecieron hasta llegar a formar parte de todos los documentos que se leyeron el 8 de marzo en distintos puntos del país.

Una feminista en la gestión

Fabiana Túñez entró al gobierno nacional el 10 de diciembre de 2015 como presidenta del CNM. La designación fue celebrada por el movimiento feminista porque se trataba de una militante con trayectoria. Partidaria de la despenalización del aborto y de retirar la patria potestad a femicidas, llegaba de Casa de Encuentro, una organización social que recupera desde 2008 las estadísticas anuales de los femicidios mucho antes de que se elaboraran cifras oficiales. De ellas salió el dato que en Argentina una mujer es asesinada por el hecho de ser mujer cada 30 horas. El cargo también tuvo el visto bueno porque durante décadas el CNM había sido relegado de las políticas públicas de gobiernos de distintos colores políticos.

Túñez se planteó como principal objetivo cumplir con los cinco puntos concensuados en el 2015 en la convocatoria del #Niunamenos. Para eso, terminó de elaborar el Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres (PNA).

En el presupuesto votado en el Congreso el 3 de noviembre de 2016 se estableció un incremento en los fondos asignados para el CNM de 20 millones de pesos. Además, se concedió una partida concreta para la implementación de políticas contra la violencia de género por una suma de 47 millones de pesos. El presupuesto llegaba de la mano del consenso de distintas organizaciones de mujeres del país. Sin embargo, el 11 de enero en el Boletín Oficial esos 67 millones de pesos fueron recortados. La medida fue denunciada por organizaciones de mujeres que presentaron un recurso en la Justicia. Cuando se hizo público, Túñez salió a aclarar que se había tratado de un error en la publicación y que ella contaba con esos fondos para gestionar.

Después de esa polémica, la funcionaria llegó a Rosario para participar del panel “Violencia de género y paridad política. Retos de la democracia argentina” en el bar cultural Nómade de Ovidio Lagos 68 bis. Estuvo acompañada por la concejala María Eugenia Schmuck, la investigadora de Conicet, Mariana Caminotti y la presidenta de la ONG Ampliando derechos, Nora Giacometto. Túñez dialogó con este diario.

—¿Cómo es para una militante feminista trabajar en la gestión pública de un gobierno que es cuestionado por el movimiento de mujeres?

—Cuando estaba en la sociedad civil sentía que no había respuestas de parte del Ejecutivo. Reclamamos durante años un plan nacional y un presupuesto acorde para el CNM. Decidí aceptar el cargo para cumplir con todas aquellas cosas que reclamaba. Desde lo personal siento que estoy cumpliendo con lo que exigía desde el movimiento de mujeres. En los primeros siete meses de mi gestión se terminó el plan que estaba demorado desde 2010 y tiene 69 medidas y 137 acciones vinculadas con lo educativo, con garantizar educación sexual, y con producir un cambio en la cultura machista. Además, conseguimos un presupuesto histórico pasando de 16 a 67 millones de pesos, lo que implica un 400 por ciento de aumento en políticas de género. Sigo estando en la gestión porque creo sinceramente que para llevar adelante políticas de género se necesita la experiencia de alguien que viene trabajando desde la sociedad civil.

—A comienzos de año se difundió una estadística que dijo que en los dos primeros meses de 2017 una mujer es asesinada cada 18 horas. ¿Cómo ven estos números?

—Preferimos hablar de estadísticas anuales y no mensuales. En junio del año pasado hubo once femicidios, es decir, uno cada 55 horas. En octubre hubo 45, por lo que te daba uno cada 18. Entonces, para que una estadística sea confiable debe ser anual. El gran problema que tiene Argentina no es que hayan aumentado, sino que no disminuyen.

—¿Qué porción le cabe a la provincia de Santa Fe?

—Siempre está en los primeros lugares. Más allá de eso, lo que nos importa es poder trabajar articuladamente y dejando de lado las diferencias políticas. Cuando nos matan, no nos preguntan de qué partido somos ni a quién votamos. Simplemente nos matan. Los agresores no tienen partido. Son de todos lados y han votado a cualquiera. En este tema hay un consenso social. Hay una demanda con cada marcha a los que estamos en la gestión pública.

—En las movilizaciones de mujeres de los últimos meses la libertad de Milagro Sala apareció entre los reclamos. ¿Considera que existe un componente machista en su detención?

—No me voy a expedir en temas que no tengan que ver con mi lugar específico. Yo lucho por este espacio. Estoy enfocada en poder ejecutar las políticas de género que defiendo y por las que llegué a este lugar. Mi objetivo es que la próxima presidente del CNM tenga un presupuesto mayor al mío y líneas de acción concretas en funcionamiento.

—¿Es posible que el gobierno nacional apoye el nuevo proyecto que ingresó al Congreso para la legalización del aborto?

—El aborto es un tema pendiente que desde hace muchos años intentamos que se debata. Creo que este año como todos los anteriores es una buena oportunidad. Seguramente hay intenciones de muchos bloques en discutirlo. Desde el CNM no tengo injerencia sobre ese tema porque para eso debería ser ley, pero obviamente que como feminista tengo una posición. Me han ofrecido el cargo sabiendo quién soy.

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