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El país, del cielo prometido al infierno tan temido

“Quien quita el trabajo a los hombres comete un pecado gravísimo”.

Papa Francisco, marzo de 2017

Uno de los objetivos centrales del neoliberalismo es bajar el “precio” del salario de los trabajadores, abaratar el “costo” laboral para aumentar la competitividad. Los mecanismos son tristemente conocidos en Argentina y en toda América latina. Su implementación comporta una combinación que incluye, entre otros elementos, desarticulación de los sindicatos, freno a paritarias y negociaciones colectivas, erosión del poder adquisitivo y precarización laboral. Sin embargo, el más cruel de todos y absolutamente brutal es, lisa y llanamente, aumentar los despidos y hacer crecer el desempleo.

El presidente Macri, que llegó al gobierno prometiendo “pobreza cero” y millones de empleos, solo produjo lo contrario: un millón y medio de nuevos pobres y un desempleo creciente, que se acerca al 10 por ciento. En un informe laboral publicado por el Centro de Economía Política Argentina (Cepa) están contenidos valiosos datos sobre el problema. En poco más de un año de gestión se han producido 249.143 despidos y suspensiones. De ese total, 75.123 corresponden al sector público y 174.020 se originaron en el sector privado. En este marco desolador, la Confederación General del Trabajo (CGT) anunció paro nacional de 24 horas para el próximo jueves 6 de abril, algo que puede marcar un punto de quiebre y mostrar el rechazo general de los ciudadanos a las políticas del gobierno, que ya tuvo una expresión masiva con las marchas de principios de marzo.

Según el informe del Cepa, al interior del sector privado los despidos y suspensiones se han distribuido de la siguiente manera: industria (53,85%), construcción (34,84%), servicios (9,14%) y primario (2,18%). La construcción lidera los despidos absolutos con 60.626 despedidos, en gran parte por la paralización de la obra pública.

Dentro de la actividad industrial, el sector más castigado es el metalúrgico, con más de 17 mil despidos y suspensiones, seguido por el textil. El sector automotriz continúa muy complicado, con más de 10 mil bajas laborales, le siguen el sector petrolero y el rubro electrónica y electrodomésticos. En el sector alimenticio se produjeron casi 8 mil despidos y suspensiones; en el caso de la industria del calzado, una de las actividades más afectadas recientemente, ya hubo 2.198 despidos y cientos de suspensiones.

Entre las principales causas, se encuentra una explosiva combinación de apertura indiscriminada de importaciones, derrumbe del consumo y encarecimiento del crédito, a lo que hay que añadir aumentos exorbitantes de las tarifas de servicios públicos, sobre todo eléctricas y de gas, que ha puesto en crisis a miles de industrias y comercios.

Al interior del sector servicios los rubros más complicados son el comercio y rubro gastronómico, donde los despidos y suspensiones alcanzan 5.174 y 2.475 personas, respectivamente. Por otro lado, en las empresas de medios de comunicación los despidos y suspensiones totalizan 2.655 trabajadores. Estas tres actividades representan el 65% de despidos y suspensiones del sector.

En el sector primario encabeza la lista agricultura y ganadería con casi 3 mil despidos y suspensiones. Le siguen las actividades de pesca y minería.

En este contexto, marzo comenzó con la convocatoria de las diversas centrales sindicales y organizaciones políticas, sociales y de género a diferentes movilizaciones. El lunes 6 de marzo más de 70 mil personas participaron de la marcha de apoyo a los docentes en Buenos Aires, algo que se replicó en distintos puntos del país. El día 7 se concretó la protesta más numerosa hasta hoy contra la actual administración. Allí más de 500 mil personas tomaron las calles para manifestar su hartazgo, en lo que fue una de las marchas más importantes del movimiento obrero desde la vuelta de la democracia en 1983. Finalmente, el día 8 miles de mujeres y hombres se manifestaron para exigir el fin de la violencia de género y por la igualdad de derechos en el Día Internacional de la mujer, sumándose a la convocatoria realizada en más de 50 países.

No sólo formaron parte los trabajadores. Se sumó también una gran cantidad de comerciantes, empresarios, profesionales, productores, cuyo destino está ligado al mercado interno, al nivel de empleo y al crecimiento de la economía.

Podemos decir que se vivió una impresionante y masiva demostración popular en contra del gobierno de Mauricio Macri, que además se encuentra dañado por escandalosos casos de corrupción que vinculan al propio presidente. Se percibe un rechazo creciente al modelo económico y cultural que va erosionando el apoyo al oficialismo. Las marchas expresaron a amplios sectores que se perciben agredidos y que conforman el cuadro general de empobrecimiento, retroceso y desilusión de una creciente parte del pueblo argentino. Todos esperamos que el cielo prometido no se transforme en el infierno tan temido. La historia, en su marcha, irá mostrando sus señales.

*Licenciado en ciencia política y administración pública. Docente e investigador universitario.

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