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Ordenan que le dejen de pegar

Un juez hizo lugar al habeas corpus que presentó el asesor de menores a favor de un chico de 16 años que en dos oportunidades fue golpeado y detenido por la Policía. La última vez no registraron su ingreso en la seccional 16ª.

Una vez más el accionar policial quedó bajo la lupa judicial. Esta vez, un chico de 16 años fue protagonista de una acción de habeas corpus que presentó en su nombre el asesor de menores. Daniel Papalardo. La víctima fue golpeada en dos oportunidades por personal policial, sostuvo el adolescente. Los golpes se encuentran constatados y luego del primer hecho se inició una investigación en la Unidad de Fiscal de Violencia Institucional de Fiscalía. Tras la segunda golpiza, que terminó con el chico en el hospital, se hizo la presentación judicial que fue admitida por el magistrado Hernán Postma, quien ordenó a las autoridades policiales que correspondan abstenerse y cesar en los actos puedan perjudicar o constituyan una amenaza para la libertad ambulatoria del adolescente, salvo que exista una orden judicial, en cuyo caso deberán comunicarse con la autoridad competente en forma inmediata. Finalmente dispuso la remisión de copias de esta presentación a la Fiscalía.

Ángel tiene 16 años. El 8 de abril fue detenido por personal del Comando Radioeléctrico  y trasladado a la comisaría 16ª con jurisdicción en la zona por la presunta comisión de un hecho de robo. Los uniformados consultaron a la jueza de Menores N° 2 Gabriela Sansó. La funcionaria ordenó a la autoridad policial que el chico fuese entregado a su madre y el lunes 10 se presentara en el Juzgado a declarar, sostuvo la fuente judicial.

Ese lunes el adolescente se presentó junto a su progenitora ante la magistrada. Estaba visiblemente golpeado. Fue encausado por el robo, la única causa que tiene en trámite y durante su declaración sostuvo que fue golpeado por el personal policial. Ante ello la jueza dispuso la revisión por un médico forense que constató 5 niveles de lesiones, y remitió la información a la Unidad de Violencia Institucional para que se inicie una investigación por apremios, sostuvo la fuente consultada.

Tras declarar, el chico salió de Tribunales y junto a su madre se fue a la casa de su abuela en zona oeste. La madre se retiró y el chico se quedó un rato más. Para regresar a su casa debía tomarse dos colectivos, en el trayecto iba mensajeándose con su mamá. Salió de la vivienda de su abuela cerca de las 16.30, se bajó de uno de los colectivos para hacer el trasbordo. Mientras esperaba en la parada apareció una chata del Comando Radioeléctrico con dos ocupantes y lo llamaron por su nombre. Cuando el chico se acercó lo subieron al vehículo y lo obligaron a agacharse, relató. Según describió, el vehículo marchó por unos 10 minutos hasta que se detuvo y lo hicieron bajar.

Estaba en una zona descampada; según pudo observar, no había casas ni personas, sólo un camino de tierra. Era una especie de monte, describió. Arriesgó que el lugar era  parecido a una zona cercana a Rosario, pero no estaba seguro. Fue golpeado por los dos uniformados. Lo subieron nuevamente al móvil, recordó y lo trasladaron otra vez a la comisaría 16ª. Para ese entonces rondaban las 18.30. Una vez en la seccional el chico contó que lo metieron en un calabozo. El personal del Comando Radioeléctrico que lo llevó se retiró y quedó en manos de dos policías de la dependencia que volvieron a golpearlo, refiere la fuente judicial. Cuando el reloj llegó a las 20, un policía lo sacó de la celda y lo llevó hasta la puerta. Le dijo que se fuera.

Como pudo, el chico caminó las pocas cuadras que separan la comisaría de su casa. La preocupación de su madre ya no podía ocultarse: la comunicación entre ambos se interrumpió 17.10. Tres horas después su hijo estaba maltrecho en la puerta de su casa. La mujer lo llevó sin demoras al Heca, donde ingresó 21.05. Allí lo mantuvieron internado hasta la 1 del día siguiente. Le hicieron placas, análisis y revisaciones y constataron lesiones diferentes de las verificadas por el forense algunas horas antes. Tres días después debió volver al hospital por una lesión en la boca provocada por los golpes.

El asesor de menores Papalardo, con la anuencia de la madre y el chico, presentó una acción de habeas corpus y mientras se colectaba el material probatorio de las lesiones el chico debió mudarse. Ayer tuvo lugar una audiencia oral presidida por el juez Hernán Postma.

Los informes policiales determinaron que no hay requerimientos contra el adolescente y el titular de la comisaría 16ª negó que el lunes 10 de abril el chico hubiera  estado alojado en la seccional, explicó el asesor. Por su parte, la fiscal Paola Aguirre apoyó el pedido de Papalardo. Con los informes y las lesiones constatadas a la víctima, el juez aceptó el habeas corpus y ordenó a las autoridades policiales la resolución de la acción “debiendo abstenerse  y hacer cesar sus actos y acciones que puedan perjudicar la libertad o constituyan una amenaza a la libertad ambulatoria de Ángel, salvo orden escrita de la autoridad competente”. A su vez dispuso remitir copias del caso a la Unidad de Violencia Institucional.

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