Ciudad

Jardines de Infantes piden dejar de ser “comercios”

Propietarias pretenden que a los establecimientos se los reconozca como “instituciones educativas".

Por: Agustín Aranda / Alejandro España

Los jardines de infantes privados de la ciudad quieren dejar de operar bajo la figura de comercio para convertirse en instituciones educativas. Esta iniciativa es promovida por propietarias de unos 60 establecimientos que acaban de conformar la Asociación de Jardines Particulares de Rosario y luchan por el reconocimiento de parte “de algún organismo oficial”.

Los jardines de infantes, muchos de los cuales reciben a niños con pocos días de vida, configuran un signo de los tiempos que corren, en los que las madres ya no se quedan en casa para atender a los hijos y realizar las tareas domésticas sino que salen a ganarse la vida y asumen las mismas responsabilidades que los hombres en el ámbito laboral. Entonces es cuando aparecen estos “comercios educativos” como una opción segura para colaborar en la crianza.

Propietarias y trabajadoras de jardines de infantes aportan al gremio de Empleados de Comercio y están regulados por la Dirección General de Infancias y Familias de la Municipalidad, desde donde se ejerce un control permanente para comprobar que se cumplan las disposiciones vigentes.

Las titulares de estos “comercios educativos”, como irónicamente suelen ser definidos, tienen un objetivo claro y así lo expresó Esther Vera, integrante de la comisión directiva de la Asociación: “Queremos que nos encuadren como institución educativa, que es lo que realmente somos, ya que los jardines estamos prestando un servicio si se tiene en cuenta que recibimos a bebés de pocos meses de vida. No somos un comercio propiamente dicho, ni tenemos las características de una escuela, por eso queremos que nos ubiquen en una situación intermedia. Por ejemplo: quisiéramos saber si todos los jardines de infantes particulares desaparecieran o bien tuvieran razones para hacer una huelga, ¿cómo solucionarían el problema el alto porcentaje de papás trabajadores que no tienen quién les cuide a sus hijos durante las horas del jardín?”.

Al funcionar bajo la figura de comercio, los jardines no reciben subsidios y ésta es una de las razones que los obliga a contratar a maestras que estén inscriptas en el régimen monotributista. “En diciembre, enero y febrero se paraliza nuestra actividad, entonces no podemos afrontar el pago de sueldos y vacaciones. Sería lo ideal, pero nos resulta imposible porque no recibimos subsidios ni apoyo de ningún organismo oficial”, describió Marcia Di Santo.

En ese sentido, Viviana Burelli, secretaria de la Asociación, recalcó: “El motivo de nuestra lucha es que se nos reconozca como instituciones educativas para poder encuadrar a nuestras docentes en ese ámbito. Mientras tanto, no lo podemos hacer”.

Esta iniciativa impulsada a nivel local tiene antecedente en la Ciudad de Buenos Aires, donde existe la Asociación Civil de Escuelas Privadas Infantiles, Jardines Maternales y de Infantes (Asepri). “Hemos hablado mucho con nuestras colegas de Buenos Aires, quienes además nos suministraron información valiosa. Allí sí están reconocidos por el Ministerio de Educación y cada jardín particular recibe un subsidio de 6 mil pesos”, indicó Carina Rodríguez Araya, presidenta de la Asociación.

“Si tuviéramos que encuadrar a nuestras docentes como empleadas, el valor de la cuota aumentaría tres o cuatro veces”, añadió Adriana Fratipietro, quien además destacó la labor de la Dirección General de Infancias y Familias de la Municipalidad: “Están haciendo un buen trabajo y tenemos diálogo permanente, ya que intercambiamos opiniones y conseguimos mejorar muchos aspectos”.

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