Los hallazgos arqueológicos en Costa Itatí, a orillas del arroyo San Javier, a pocos kilómetros de la localidad de Malabrigo, no dejan de generar asombro. El intendente, profesor Amado Zorzón, fue el segundo en enterarse que frente a las costas del río San Javier en realidad se levantaba un cementerio que albergaba restos aborígenes de unos 2.000 años. Es que el pescador que los encontró en la barranca, fue rápidamente a la vivienda del intendente a contárselo.
Es por eso que Zorzón imagina que en esa localidad, cerca de la estación de trenes, se levante un museo que pueda guardar esos restos y que puedan ser visitados por cuantas personas quieran. “Es un proceso de armado, más allá que contamos con un museo, es de otro tipo. Es importante que estos elementos se conserven y puedan estar a la vista”, sostuvo el intendente.
Los restos, según se sospecha, pertenecen a la población Guaicurú, y según evalúan lo que bordea el río San Javier sería un cementerio. “A partir del descubrimiento del pescador se armaron cuatro cuadrículas, y allí se encuentran los restos”, sostuvo el intendente.
Los primeros restos hallados dan cuenta de una pareja, lo que despierta gran ternura. “Aparentemente están enfrentados. Como tomados e la mano o abrazados es un enterramiento llamativo”, agregó.
Para el intendente de Malabrigo, la parte más importante del hallazgo tiene que ver con el aprendizaje que están haciendo los adolescentes de las escuelas secundarias que están trabajando en las excavaciones. “La posibilidad de aprendizaje de los chicos es muy importante. Son chicos de las escuelas de enseñanza media 232 y 2057 que están haciendo todo y para ellos, en plena adolescencia es una experiencia muy, pero muy importante”, destacó.
Durante las excavaciones también dieron con restos de artesanías de estas comunidades, que están siendo analizados.
Tras el hallazgo del pescador, hace unos diez días, se organizó una expedición a cargo del director del Museo Municipal de Arqueología y Paleontología de Reconquista, Dante Ruggeroni, e integrada por profesores y alumnos de dos escuelas secundarias locales; dejó al descubierto un enterratorio datado a priori entre 1.800 y 2.000 años de antigüedad, con signos de haber desarrollado un ritual complejo respecto de la muerte. “Son dos adultos enterrados como una pareja. Pero la disposición no sólo parece expresar un ritual religioso sino que además conlleva una gran carga emotiva, como de ternura, porque los cuerpos parecen estar abrazados”, dijo a El Ciudadano el profesor Ruggeroni.