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“Hay muchas mujeres presas por defenderse de los hombres”

La Asamblea por la Liberación de Higui surgió en Rosario a comienzos de año. Y ahora sigue peleando por los derechos.

Después de que el pasado lunes por la tarde se conociera la orden de excarcelación extraordinaria de Higui de Jesús, lesbiana de 42 años que estuvo presa ocho meses por matar a un hombre al defenderse de una violación múltiple, desde la asamblea rosarina organizada para pedir su libertad celebraron el fallo como un triunfo del movimiento feminista. “Escuchar la voz de Higui fue muy fuerte para todas. Retumbó en todo el país y hoy no hay un rincón en el que no se sepa su historia”, contó la militante lésbica Amalia Salum a El Ciudadano. Para ella, el caso puso en evidencia la violencia por parte de los hombres que sufren las lesbianas masculinizadas, algo se profundiza en condiciones de pobreza y que se replica en Rosario en muchos barrios. Pero también dejó entrever otra cosa: “El 80 por ciento de las mujeres que estaban presas con ella estaban por lo mismo: por defenderse de una agresión. El movimiento de mujeres argentino tiene que tomar como bandera a estas mujeres que están detenidas por defenderse de la violencia machista”, propuso Salum. Además, anteayer desde la Mesa de las Tortas de Rosario organizaron un “Besazo” en la puerta de un bar de Balcarce y Salta, en el que días atrás dos lesbianas fueron intimidadas por el personal por besarse en público.

La Asamblea por la Liberación de Higui surgió en Rosario a comienzos de año. Se reúne en La Toma, en Tucumán al 1300. Según Salum, después de festejar la noticia, ahora lo fundamental es acompañar las acciones que lleve adelante la abogada de Higui, Raquel Hermida. “Ella va a dar la pelea en Tribunales y nosotras en las calles”, explicó.

Para la militante lésbica, la noticia del lunes último fue una gran sorpresa: “El domingo habíamos recibido la carta en la que Higui nos decía que todo lo que había pasado le había servido para conocernos, para saber que existen las militantes, y que iba a salir para alzar nuestras banderas como nosotras hicimos con la suya. Para nosotras esas palabras fueron muy fuertes porque así te estalla la cabeza cuando entendés lo que es el activismo y la militancia”, contó.

El caso de Higui, explicó Salum, puso en la mesa el debate sobre la violencia que sufren las lesbianas masculinizadas, es decir, aquellas que por su aspecto físico “representan una amenaza para determinados varones que eligen agredirlas”. “El intento de violación del que se defendió Higui no fue la primera agresión. Ya había vivido otras cinco por parte de esta patota que se había ensañado con ella por el solo hecho ser lesbiana y que hasta el día de hoy sigue amenazando a su familia”, explicó y agregó que hay que sumar “que Higui, además de lesbiana, es pobre”. Según la militante, en Rosario las agresiones a las lesbianas son muy comunes en los barrios y desde la Asamblea trabajan para visibilizarlas.

Consultada sobre si la liberación de Higui se trató de un triunfo del movimiento de mujeres, Salum respondió: “Dentro del movimiento de mujeres, en el cual siento que estoy, creo que a muchísimas compañeras les falta esta mirada del género de manera más amplia. En nuestra ciudad hay compañeras con las que vamos hombro a hombro y otras que no. Lo que sí creo es que un logro del movimiento feminista. Creo que el feminismo cada día nos da más herramientas para caminar”.

Para Salum, la lucha contra la invisibilización del lesbianismo es cotidiana y se puso en evidencia con el caso de Higui. “Cuando los medios levantaron la noticia, hablaban de las mujeres que la acompañaban. Nadie decía lesbianas o lesbianas feministas. No usar nuestro nombre, que es lo que somos, es una forma de generar esta violencia. Por eso, cuando se dan situaciones como que te reten por besarte en público, enseguida hacemos movidas en contra. La visibilidad de las lesbianas es permanente y necesariamente cotidiana. Donde nos descuidamos perdemos derechos”, aseguró.

Finalmente, Salum sostuvo que el caso de Higui también dejó entrever que la mayoría de las mujeres presas en la misma cárcel estaban detenidas por delitos que cometieron defendiéndose de agresiones machistas. “El movimiento de mujeres tiene que tomar como bandera a estas mujeres que están presas por defenderse de las agresiones. Ese es un tema que hay que trabajar y por el que hay que pelear”, concluyó.

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