En la cuarta jornada del juicio que enfrenta un mecánico por la muerte de un cadete durante un choque en barrio Belgrano, dos peritos mecánicos concluyeron que el auto traía una velocidad media de 121 kilómetros por hora. A su vez, fijaron un margen de velocidad entre 107 y 137 kilómetros por hora. Otro dato que agregaron estuvo vinculado a la luminaria. Si la velocidad máxima fijada para el lugar es de 50 kilómetros, concluyeron que la iluminación era insuficiente y uno de ellos sostuvo que existió una maniobra de esquive.
El choque se produjo el 31 de marzo de 2016 entre una moto conducida por Carlos Orgaz y un auto de alta gama comandado por Juan Schmitt. El motociclista perdió la vida tras ser desmembrado por el auto. A las 18, el tribunal compuesto por Raquel Cosgaya, Gustavo Pérez de Urrechu y Rodolfo Zvala realizó una inspección ocular propuesta por la Fiscalía.
El primer testigo del día fue un ingeniero. El profesional era delegado de parte de la la Fiscalía y su exposición se asemejó más a una clase dictada en el ámbito académico que a un testimonio en juicio. El hombre brindó algunos conceptos relacionados a la marca de frenado del Audi que conducía el mecánico. Dijo que ese tipo de autos, a 100 kilómetros por hora, necesita unos 36 metros para frenar. En el caso del Audi involucrado en el hecho dejó una marca se extendió por 38,5 metros. Ello en caso de una frenada limpia, pero en el caso hubo un impacto previo con la moto que quedó destrozada –se introdujo 50 centímetros dentro del auto- y otro contra una columna.
En cuanto a la trayectoria de la huella dijo: “Hay una marca recta cercana a la divisoria del paño de hormigón –que existe en la calle–, la huella sigue recta y tuvo que haber una trayectoria previa curva y una maniobra de esquive Lo que nos dice que forzozamente este vehículo venía por la mano contraria”.
El siguiente perito en declarar fue el profesional designado de oficio. Explicó que el impacto provocó en la víctima el desmembramiento de sus brazos y uno de sus pies. Este ultimo quedó en la azotea de una casa y uno de los puntos de pericia tuvo que ver con la trayectoria de éste miembro y la velocidad que se requirió para lograr su desmembramiento. El profesional sostuvo que desde el punto de frenada hasta el lugar donde se encontró el pie hay 52,5 metros. Dijo que el rastro de sangre que dejó brinda una trayectoria y afirmó que pasó entre la columna de alumbrado y los árboles que están en el lugar.
Para determinar la velocidad con la que se produjo el impacto se tomaron 5 métodos. El común de la velocidad obtenida fue entre 106 y 137 kilómetros. En cuanto a la iluminación dijo que las luminarias están separadas cada 15 metros. Y luego de tomar algunos valores dijo que es una calle de barrio con tráfico interno que además conecta dos avenidas y es doble mano, por lo que pueden aplicarse dos ítems de una norma Iram donde la velocidad máxima puede ser 40 o 50 kilómetros.
La luz del lugar da un promedio de 11 lux –medida de luminocidad–, explicó. A 40 kilómetros el promedio es de 10 lux, es decir que está 1 lux por encima. “Si tomamos una máxima de 50 kilómetros es de 16 lux lo que implica que está por debajo de lo recomendado”.
Finalmente hubo otros 4 testigos que conocían al imputado. Todos fueron clientes de Juan Schmitt y lo describieron como un hombre trabajador, buena persona y generoso. Una de ellas, lamentó lo que pasó por ambas familias. Aclaró que el taller está cerrado.
Durante la tarde de este lunes tuvo lugar una inspección ocular. Los jueces que presiden el debate llegaron hasta la zona del siniestro para ver las características del lugar.