“Si querés tu libertad, firmá acá”. Lo que en un principio parecía un apacible fin de semana largo rodeado de familiares, terminó siendo un tormentoso cautiverio de tres meses y cuatro días. Mabel B., una anciana de 82 años dueña de una estancia con más de mil hectáreas en la localidad entrerriana de Nogoyá, decidió ir a pasar Semana Santa a la casa de una sobrina que reside en Paraná. Recién pudo recuperar la libertad y volver a su hogar el primer viernes de agosto, luego de la intervención de oficio del fiscal nogoyaense Federico Uriburu –alertado por el llamado telefónico de un amigo de la víctima- y de la orden de allanamiento solicitada por su colega paranaense Juan Francisco Ramírez Montrull. En los próximos días, el fiscal Uriburu podría requerir la imputación de un abogado, de la hermana y de la sobrina de Mabel B., en una causa caratulada como privación ilegítima agravada.
No, no se trata de un cuento de terror de Edgar Allan Poe. La historia, sórdida y cruel, involucró a Mabel B., una acaudalada viuda nogoyaense, sin hijos pero con muchas amistades propias de una vida social muy activa. Engañada por familiares viajó hasta Paraná para pasar Semana Santa. “Si querés tu libertad, firmá acá”, le insistieron para que enajenara bienes y propiedades a su nombre. Y cuando amistades y conocidos preguntaron por ella, sostuvieron el cautiverio argumentando que padecía una enfermedad mental.
El fiscal Uriburu intervino de oficio, alertado por una amiga de la víctima luego de recibir un sorpresivo llamado telefónico de Mabel B. El funcionario judicial comenzó a articular un trabajo coordinado con Ramírez Montrull, de la Unidad Fiscal de Paraná.
“En Nogoyá hicieron correr el rumor de que la salud de Mabel se había deteriorado. Alguna gente se lo creyó: es una mujer mayor. Además mostraron certificados médicos que efectivamente avalaban que había enloquecido. Pero sus amigas, las más cercanas, las que la conocen, dudaron. La sabían lúcida, muy activa”, confió el fiscal Uriburu en diálogo con El Ciudadano.
Entonces Ramírez Montrull amplió la investigación y ordenó el allanamiento en la casa en donde Mabel permaneció encerrada y privada de su libertad durante tres meses y cuatro días, desde la primera quincena de abril hasta el pasado viernes 4. Según voceros judiciales, los implicados fueron su hermana, su sobrina y un abogado.
Una perito psicóloga confirmó que Mabel estaba en sus cabales, aunque pudo haber sido medicada por sus captores para forzarla a firmar documentación y mantenerla cautiva desde aquella sórdida Semana Santa.