Un pibe bonaerense de 22 años y otro santafesino de 17 se hicieron amigos a través de los juegos en red. Durante casi un año, nunca se vieron en persona. Se llamaban sólo por sus alias como jugadores. El adolescente es de Rufino y a fines de enero incendió la habitación donde dormía su padrastro y su hermana de tres años. Se subió al techo y esperó. El hombre, un contador, murió asfixiado y la nena carbonizada. Este viernes, la PDI de Rufino y la DDI de San Isidro detuvieron al joven en su vivienda y el lunes será imputado como determinador (similar al instigador) del doble crimen. El parricida está a cargo del Juzgado de Menores de Venado Tuerto.
Eran las tres de la madrugada del lunes 23 de enero pasado cuando el adolescente L.G. aprovechó que su madre estaba en el trabajo y roció con combustible la habitación donde dormían su padrastro y su hermana con síndrome de down y la prendió fuego. Se refugió en el techo de la vivienda de República de Israel 175 de la localidad de Rufino.
El contador Miguel Cuello, de 50 años, se despertó por el olor a quemado y corrió a la vereda para pedir auxilio a los vecinos. Gritó un par de veces por los bomberos hasta que un vecino lo escuchó. Entonces entró a buscar a su hija y a su hijastro. Miguel no volvió a salir: se asfixió antes de poder rescatar a la pequeña. Tras apagar el fuego, la Policía bajó del techo al adolescente, quien fue trasladado al Samco local porque tenía quemaduras en las manos. Al día siguiente y tras el aporte de testigos que dieron cuenta de la mala relación del chico con su padrastro, junto con las evidencias de un incendio provocado, fue llevado al Juzgado de Menores de Venado Tuerto, donde quedó acusado como autor del doble homicidio, explicaron las fuentes policiales.
Los pesquisas dijeron que una de las hipótesis es que L.G. tenía cierto recelo para con el contador que se había originado por una discusión que involucró a la novia del chico.
De los peritajes al celular y la computadora del autor del doble crimen se descubrió que tenía fluidos contactos con una persona de Buenos Aires. “Muchos chats por Whatsapp y redes sociales. A través de la dirección IP llegamos a establecer que se trataba de un joven de 22 años, identificado como Uriel R., domiciliado en el partido bonaerense de San Isidro”, describieron los voceros.
En ese contexto, el fiscal Mauricio Clavero pidió una orden de allanamiento que fue llevada adelante por la PDI del distrito de Rufino con la colaboración de los uniformados de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro. El operativo se hizo anteayer en un chalé donde detuvieron al muchacho y secuestraron siete teléfonos celulares, tarjetas de memoria, dos CPU, dos computadoras portátiles y tres routers, además de otros elementos de interés para la causa, explicaron las fuentes.
“Lo que se estableció es que el muchacho, de 22 años, prácticamente no tiene vida social. Pasaba todo el día en su habitación, no estudia y tampoco trabaja. Es un gamer (jugador virtual) y sus relaciones se dan sólo a través de la red. Entre los dos jóvenes investigados se conocían por sus alias y así se llamaban todo el tiempo. Sólo sabían del otro sobre todo lo relacionado con los juegos en red, como “League of Legends”. Por ejemplo, el joven de 22 años pensó que el adolescente vivía en Rosario. De las conversaciones surgieron directivas por parte del mayor al menor sobre cómo originar el incendio”, detallaron fuentes relacionadas con el caso.
Uriel quedó alojado en la comisaría 3ª de Rufino hasta lunes, cuando será imputado por homicidio agravado en calidad de determinador (por incentivar y dar directivas al adolescente sobre cómo provocar el incendio).