En mayo de 2013, María Florencia Chanampa, de 16 años, fue asesinada y descuartizada por su tío. El hombre, de entonces 42 años, golpeó su cabeza contra una estatua que había en el baño. El choque de la cabeza con la escultura de hormigón provocó la fatal fractura de cráneo. Para ocultar el asesinato, usó un machete y un cuchillo y mutiló el cuerpo de la adolescente. Lo seccionó en 14 pedazos y los tiró en un pozo ciego en el patio de su casa. Pasó un día de su desaparición y el tío de la chica fue detenido en el interior de su casa de General Paz al 500, de la localidad de Funes. La chica era una joven mamá de una nena de entonces un año medio y vivía detrás de la casa de su verdugo, su tío político René “Chicho” Araya Saldías. Su madre, Carolina, sus dos hermanos y su padrastro habitaban en otra construcción en ese mismo lugar. Pasaron dos meses del brutal hallazgo y el juez del entonces Juzgado Instrucción 9ª, Javier Beltramone, lo imputó por homicidio triplemente calificado por premeditación, alevosía y violencia de género. Sin embargo, el abogado defensor Gregorio Gómez apeló y el tribunal de la Sala 1° de la Cámara Penal, integrado por Carina Lurati, Alfredo Ivaldi Artacho y Ernesto Pangia, alivió la situación procesal de Chicho y lo acusó por homicidio simple. Finalmente fue condenado por ese delito a 14 años de cárcel por el juez de Sentencia, Edgardo Fertitta. La defensa apeló nuevamente la sentencia y en junio pasado los camaristas Carlos Carbone como presidente, Daniel Acosta y Georgina Depetris confirmaron la pena.
El crimen en primera persona
El lunes 6 de mayo Flopy tuvo una discusión con su tío Chicho, un hombre que trabajaba como custodio privado de un campo y era oriundo de Santiago de Chile. A eso de las 10, el tío seguía con las recriminaciones a su sobrina. El hombre que entonces tenía 42 años, declaró en sede policial que le echó en cara que «llevaba a sus amantes a la madrugada mientras estaba trabajando. Le dije que los llevara a otro lado para que la casa no sea vista como un prostíbulo. Me contestó que era su vida. Entonces le dije que años atrás me había hecho separar de mi mujer. Me dijo que quería vender la casa que le había prestado para que viviera, por los problemas que tenía con su familia. Me sacó de quicio y, con toda la bronca que tenía, la empujé, cayó para atrás y se golpeó con un pez de hormigón que estaba en el baño. La toqué y no respiraba. Me desesperé y llamé a la Policía. Manché el teléfono porque me había lastimado agarrando la moto un rato antes. Pensé, si llamo a la Policía voy en cana, pero si no la llamo igual voy en cana. Fue así que decidí agarrar el machete y cortarla en pedazos», fue la declaración de Chicho en la comisaría 23ª.
Los trozos del cuerpo de la joven fueron encontrados en el pozo séptico del terreno del acusado, a quién le secuestraron de la finca en la que vive el machete con el diseccionó el cuerpo de la joven.
Carolina contó que ese lunes, su cuñado Chicho le pasó a la beba de Flopy casi desnuda por el tapial que divide las precarias viviendas. La nena estaba llorando y el hombre le dijo que su sobrina se la había dejado para ir a ver a su novio. Llegó la noche y como Florencia no apareció fue hasta la comisaría 23ª para hacer una denuncia de paradero.
La mamá de Flopy no le creyó y esperó en vano el regreso de su hija. Carolina le tenía desconfianza a Chicho porque cuando su hija tenía 4 años lo había denunciado por abuso. En ese momento, el hombre fue sobreseído por la Justicia. La mañana del martes, la mamá fue a la seccional y contó todas sus sospechas. Los policías fueron hasta la casa de Chicho. Los dejó pasar y se encontraron con los pisos y la ropa lavada. Caminaron un poco más y en el baño hallaron algunas manchas de sangre. Más tarde las pruebas con luminol darían como resultado que había limpiado la sangre de la ducha, en el teléfono, una cama, su colchón, las paredes y en la estatua de un pez que estaba en el baño. También vieron las manchas en un machete y en un cuchillo tipo serrucho.
A esa escena se sumó otro macrabro hallazgo cuando fueron al patio. Los uniformados vieron un pozo ciego. Estaba tapado con baldosas y arriba tenía un balde. Por reflejo, los policías descubrieron el pozo y se encontraron con que en su interior flotaban los 14 pedazos en que había sido mutilado el cuerpo de Florencia.
En julio del 2013, el entonces juez de Instrucción Javier Beltramone procesó a Araya Saldías por homicidio doblemente calificado por la alevosía «en el marco de la violencia de género», pero tras la apelación de Gregorio Gómez, su abogado defensor, la Cámara Penal alivió la situación procesal de Chicho y le atribuyó la figura de homicidio simple. Finalmente fue condenado por ese delito a 14 años de cárcel por el juez de Sentencia Edgardo Fertitta, decisión que ratificó la Cámara.