En el mítico edificio La Toma se lanzó la Red de Promotoras y Promotores Territoriales de Género. La procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, explicó que el proyecto nació en un Atajo (Agencia Territorial de Acceso a la Justicia) en la porteña Villa 31, y la intención es extenderlo a todo el país. Su objetivo es crear una red de promotores y promotoras que trabajen en asistencia y empoderamiento de mujeres víctima de violencia de género y de todas aquellas personas que son agredidas por su condición sexual. La red está compuesta por distintas organizaciones sociales, gremiales y de género que se capacitan para brindar herramientas necesarias a las víctimas y tienen presencia en el territorio. Erradicación y prevención son los ejes fundamentales. La funcionaria sostuvo que el trabajo judicial en la materia es insuficiente. Por eso hicieron este aporte. “Si trabajamos en un cambio cultural la violencia de género va a disminuir”.
Gils Carbó explicó que es indispensable trabajar desde adentro hacia afuera. Cuando llegó al Ministerio Fiscal, el 85 por ciento eran hombres. Las mujeres no llegaban a los cargos jerárquicos. “En los 5 años de mi gestión eso se fue equilibrando y aún falta”, detalló. El Ministerio se creó la Dirección de Políticas de Género. Luego la Unidad Fiscal Especializada en Delitos de Violencia Contra la Mujer. El tercer paso fue la Dirección de Orientación y Asistencia a la Víctima. “Por eso digo que no basta un procedimiento. Hay que entender la situación de la víctima, ayudarla a superar. A veces hace falta articular con otros organismos, conseguirle un oficio. Otras veces es muy difícil conseguirle un trabajo”, analizó.
El cuatro paso fue la creación de los Atajo, oficinas del Ministerio Público Fiscal insertas en el corazón de los barrios más pobres. Citó la de barrio Las Flores y contó que este programa nació en un Atajo de la porteña Villa 31. La funcionaria expuso que un tercio de las denuncias que llegan a estas oficinas son sobre violencia de género y el 70 por ciento de las personas que denuncian en estos lugares sobre cualquier hecho son mujeres.
Explicó que la red es territorial se hace en la comunidad, en los barrios, colegios, clubes y en las propias familias para que haya personas preparadas para reaccionar ante una situación de violencia de género para asistir a la mujer y acercarlas a la Justicia y, sobre todo, para prevenir
“Si trabajamos en un cambio cultural la violencia de genero va a disminuir. Es insuficiente el trabajo judicial, por eso hemos querido hacer este aporte”, aseguró
El tratamiento judicial
Gils Carbó sostuvo que se trabaja en la perspectiva de género en las decisiones judiciales, pero aún falta. Explicó que es fundamental abordar los temas de violencia con perspectiva de género. Dijo que el tratamiento de los delitos de lesiones o amenazas sin tener en cuenta el contexto llevó al fracaso, al archivo de denuncias y a un mayor riesgo de las víctimas.
“Todavía nos encontramos con decisiones judiciales con patrones de violencia de género. Por ejemplo, cuando se las manda a reconciliarse sin estar al tanto del riesgo en que se encuentran. O cuando justifican el hecho sosteniendo que provocó al agresor. Hay un alto número de mujeres que quedan desprotegidas, incluso después de que hicieron la denuncia, incluso después de una medida de exclusión”, afirmó.
“Hay que amparar a la víctima, entender los circuitos de la violencia. Por empezar, muchas mujeres están inmersas por años en estos ámbitos y no pueden salir. Hay que estar preparado para rescatarlas”, aseguró.
Un cambio cultural, salir de la negación y la indiferencia. Pasar a una situación de compromiso, resistencia y confrontación de los patrones de dominación que producen la violencia de género. Patrones de dominación que están relacionados a la dominación de razas y clases, abundó la jefa de los fiscales.
El trabajo de las promotoras es de suma importancia porque llega hasta donde el Estado no llega. Empoderar a todas las mujeres víctimas de violencia, no sólo física sino verbal, emocional psicológica, institucional y laboral. Empoderarlas, llevándoles herramientas simbólicas, emocionales, jurídicas para salir de esa situación. Erradicación y prevención en el territorio son la clave para Gils Carbó.
Un panel con distintas voces
Griselda Coria estuvo con a la procurado en el panel de apertura. La mujer es referente de la comunidad qom y agente sanitario. Su función es garantizar el derecho de las mujeres miembro de su comunidad, que tengan acceso a la salud. Sostuvo que en el barrio donde trabaja hay falta de acceso a todo tipo de derechos. Dijo que el 90 por ciento de las mujeres son desempleadas y no pudieron terminar la escuela. Habló de la vulnerabilidad de la mujer, que se acentúa cuando son indígenas. Otra de las panelistas fue Susana Chiarotti, del Instituto de Género, Derecho y Desarrollo (Insgenar). Habló de un aporte crucial de la red y recalcó que el programa se encuentra anclado en tres ejes: la prevención, el enfoque interseccional y la estructura en red que va a permitir la formación de alianzas.
Carlos Gioldi, de La Toma, se mostró feliz por el proyecto que funcionará en el lugar. “Hace 16 años decidimos que no íbamos a recuperar la empresa, que íbamos a poner el establecimiento en manos de los trabajadores pero al servicio de las organizaciones populares. Eso llevó a que en este lapso termináramos resistiendo el desalojo hasta hoy, construyendo un espacio público desde el movimiento obrero y popular. Por eso es una orgullo que Atajo funcione en este lugar”, detalló.
Sonia Alesso, de Ctera, dijo es una alegría formar parte de una red que está conformada por organismos de diferentes tipos y donde hay muchos docentes. “Me parece muy importante el surgimiento de estas redes que tiendan a formar capacitadores, promotores en la temática de género. En una demanda de la sociedad y en su caso de las escuelas. Es una iniciativa de la Fiscalía muy importante”, concluyó.