El día de su muerte, Damián Gómez y su hermano discutieron fuerte con el Indio, como le decían en barrio Ludueña a un profesor de boxeo que vivía en una precaria casilla con sus tres hijos, su mujer y su hermana. Algunos dicen que el boxeador vendía drogas y que los hermanos fueron a comprarle, sin dinero. Otros, que irrumpieron armados para robarle y que el profesor se defendió a los tiros. También hay quienes dicen que en esa casilla nunca funcionó un búnker y la pelea fue por otra cosa. Lo que nadie discute es que Gabriel C. mató de tres tiros a Damián. Y que esa tarde de enero de 2015 se tuvo que ir con lo puesto, junto a su familia, mientras que en pocas horas le saquearon y quemaron la casa. Ayer comenzó el juicio contra el boxeador, de 34 años, y su mujer, de 25. El fiscal los acusó de homicidio simple y pidió duras penas para ambos: 23 años de prisión para él y 20 para ella, que tiene cuatro hijos pequeños. La audiencia se reanudará hoy con testigos y peritos.
La primera jornada del juicio tuvo la particularidad de que el fiscal de la causa, Adrián Spelta, fue el primer testigo en desfilar por la sala de audiencias. Es que el día del homicidio se trasladó a barrio Ludueña para ver la escena del crimen y tomar testimonios. Pero apenas se acercó a la zona de Casilda y Teniente Agneta, dos motociclistas comenzaron una balacera que fue repelida por vecinos. El fiscal y los policías que lo acompañaban debieron tirarse cuerpo a tierra, igual que varios periodistas.
“Me interrogaron por ese hecho. Fui el primer testigo del juicio. Declaré en el mismo juicio en el cual estoy como fiscal”, contó Spelta a El Ciudadano. Consultado sobre las altas pena que pidió para la pareja acusada explicó que tuvo en cuenta el trasfondo de la venta de drogas como móvil de la discusión que terminó con la vida de Gómez. Al respecto dijo que sus testigos le contaron que el conflicto fue porque los vecinos le habían pedido al acusado que deje de vender drogas en el barrio. También dijo que tiene testimonios de vecinos que vieron a su mujer Isabel T. alcanzarle el arma con la que disparó contra Gómez.
Por su parte, el profesor de boxeo nunca negó haber disparado contra Damián, pero aseguró que fue para defender a su familia, porque había ido a su casa acompañado de su hermano, ambos armados. Ni Gabriel ni su mujer Isabel tienen recursos económicos para pagar un abogado y cuentan con el patrocinio de la defensora pública Eleonora Verón. Ambos están con prisión preventiva desde su detención. Isabel con domiciliaria por sus hijos pequeños, fue mamá hace poco, mientras que Gabriel cumple prisión efectiva, aunque consiguió un permiso para salir a trabajar y da clases de boxeo en un club de barrio.
Damián Gómez tenía 20 años. El día de su muerte había ido con su hermano hasta la casa de su vecino Gabriel con quien entabló una fuerte discusión. Si fue a comprar cocaína o a ajustas viejas cuentas no se sabe bien, ya que hay versiones contradictorias. Lo certero es que tras la pelea recibió tres balazos en el tórax. Eran casi las dos de la tarde del 7 de enero de 2015. Murió mientras lo llevaban al hospital Centenario en un móvil del Comando.
En pocos minutos, vecinos se abalanzaron sobre la casa del boxeador, que se fue del barrio esa misma tarde, con su familia. Primero derrumbaron a mazazos los ladrillos huecos, las chapas se las llevaron. Todo lo que había adentro fue saqueado por personas con el rostro cubierto, que decían que si los “transeros” les veían la cara los mandaban a matar con “soldaditos”.