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Pasará 11 años en la cárcel por dejar hemipléjico a vecino

Una sala de la Cámara ratificó decisión de otra que había elevado pena. Tirador supuso que víctima había hecho secuestro virtual a su madre.

Un hombre de 42 años que baleó a su vecino y lo dejó hemipléjico pasará 11 años preso luego de que una sala de la Cámara Penal ratificara el fallo, también de segunda instancia, que en mayo pasado elevó la condena que le habían impuesto durante un juicio oral a 9 años de cárcel. El acusado es Pablo Marcelo Buscemi, quien vivía junto a su madre en zona oeste. La mujer sufrió un secuestro virtual y Buscemi comenzó a sospechar de su vecino, un joven de la mitad de su edad con el que había compartido una amistad. Sus sospechas no tuvieron asidero en la investigación penal, pero Buscemi decidió saldar su recelo a los tiros. El muchacho recibió dos disparos de arma de fuego que lo dejaron al borde de la muerte y le generaron lesiones irreversibles.

El 10 de diciembre de 2014 la anciana fue víctima de un secuestro virtual a través de un llamado telefónico. La mujer describió que la voz le decía que tenían cautivo a su hijo, que esa noche no estaba en casa y le exigían la entrega de 50 mil pesos. La mujer no contaba con esa cantidad y finalmente le dio 10 mil pesos a un hombre al que le abrió la mirilla de la puerta de ingreso de su vivienda ubicada en Montevideo al 6600. Su hijo Pablo Buscemi empezó a sospechar de su vecino Matías.

El muchacho había trabajado en alguna oportunidad con Buscemi y habían mantenido una relación de amistad que se había deteriorado. Tras ver una filmación, que tomó la cámara de seguridad de una propiedad lindera, donde se observa la imagen de la persona que retiró el botín, Buscemi se obsesionó con la idea de que Matías había tenido algún tipo de participación en el hecho, y se lo reprochó en varias oportunidades.

El 19 de diciembre de 2014 Matías y Pablo se cruzaron en la vereda cuando el primero estaba por ingresar a su casa. Tras un cruce de palabras Pablo Buscemi extrajo un arma y le disparó dos veces a Matías. Luego escapó en un taxi que tomó en Pellegrini y Garzón. Matías recibió dos tiros en el pecho y fue derivado al Heca en grave estado. A raíz de las lesiones Matías quedó hemipléjico.

El caso llegó a juicio oral y el testimonio de Matías fue desgarrador. Las consecuencias que le generó este hecho no sólo hicieron mella en su cuerpo. Por su parte, Buscemi le pidió perdón y adujo estar bajo los efectos del alcohol y drogas al momento de la comisión del hecho. Finalmente el tribunal, compuesto por Alejandra Rodenas, Hebe Marcogliese y Juan José Alarcón, condenó a Buscemi a 9 años de prisión por el delito de lesiones gravísimas agravadas por el uso de arma de fuego y portación.

El fallo fue apelado y en mayo pasado la Cámara Penal, a través de los vocales Bibiana Alonso, Georgina Depetris y José Luis Mascali (en la presidencia), resolvió revocar parcialmente el fallo. El tribunal de alzada entendió que la calificación legal debía modificarse y encuadró el hecho en tentativa de homicidio agravada por el uso de arma de fuego y portación de arma de guerra, con lo cual fijó la pena en once años.

El defensor oficial Mariano Bufarini apeló el fallo de Cámara que, además de cambiar la calificación legal a tentativa de homicidio agravado, aumentó en dos años el monto de pena. Entendía que existieron irregularidades en esa decisión, ya que la Fiscalía no alegó ni probó esos agravantes para modificar el tipo penal de la condena de primera instancia, sostuvo Bufarini, que era lesiones gravísimas.

Ahora, en un nuevo fallo de segunda instancia, el camarista Carlos Carbone se inclinó por apoyar las razones expuestas por el defensor público, pero sus pares Carina Lurati y Javier Beltramone disintieron: postularon ratificar el fallo de once años de cárcel dictado por otra sala de la Cámara, con lo cual la sentencia fue confirmada en fallo dividido.

 

«Me cagó la vida»

 

Matías, la víctima, declaró en el juicio, en noviembre pasado. “No entiendo por qué me pegó tres tiros porque no hice nada”, refirió. Sostuvo que eran íntimos, salían y se drogaban juntos. Después explicó que decidió cambiar su vida, dejar las drogas y trabajar: “Estaba construyendo una familia”. Refirió que Pablo tenía armas y que en varias oportunidades le mostró el calibre 38 que usó para balearlo. Sostuvo que conoce otros episodios violentos y con armas de su vecino. “Este hijo de puta me cagó la vida para siempre y lo que sé es que yo estaba laburando, no sé de un secuestro” virtual, concluyó.

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