La primera vez que Alejandra Jiménez tocó un volante tenía 14 años. Con los vecinos del barrio Ludueña daban vueltas en un Siam 404 por un terreno baldío que había frente a su casa. Le enseñaron las primeras maniobras. Les gustaba. Dos años después conoció a Marta Martínez, la primera mujer colectivera de Rosario. “Yo voy a ser la segunda”. En el 2000 se sentó por primera vez frente al volante de un colectivo. Pasó 15 años manejándolo hasta que la despidieron. De los mil choferes que trabajan en la Semtur y La Mixta sólo hay una mujer y está al mando de un coche de la línea 112. Cuando anunciaron que el nuevo sistema de transporte iba a necesitar mujeres, Alejandra se emocionó. Más cuando la llamaron para las pruebas iniciales. Será para cubrir los tres meses de vacaciones de los varones, con la posibilidad de continuar. Al igual que sus 15 compañeras seleccionadas, Alejandra está expectante. Mientras espera la confirmación para vestir el uniforme de la Semtur, cuenta a El Ciudadano que extraña estar arriba del colectivo. “Me convocaron a pesar de tener 54 años. Espero que nos den la oportunidad de seguir trabajando en lo que nos gusta”. De las anécdotas que acumula como mujer al volante, la más jugosa es la de un hombre que se negó a subir. “Era un matrimonio grande y cuando el hombre me vio dijo: «Maneja una mujer, bajémonos. No le tengo confianza»“
Alejandra se recibió de enfermera pero su pasión es el volante. La vocación viene de familia. El papá, el hermano, la hermana y un vecino trabajaron al volante de líneas del transporte interurbano. Su hermana Sandra lo sigue haciendo y es una de las dos mujeres que forman parte de la flota. Hace 17 años se postularon para ingresar a la empresa Tirsa y recorrer el camino de Rosario a San Nicolás. Y lo consiguieron. Trabajaron por tres años hasta que la empresa quebró. Pasaron a conducir los colectivos de las líneas de Rosario Bus, cuando el empresario Agustín Bermúdez tomó el mando de la firma en 2003. Sandra sigue trabajando y es una de las dos mujeres en la flota interurbana. A Alejandra la despidieron en 2015 por un recorte laboral. En los últimos dos años retomó enfermería, pero nunca perdió el gusto por manejar. Siempre lo supo. Y cuando la conoció a Marta Martínez, la primera mujer colectivera de Rosario, lo confirmó. Fue su gran maestra. “Hay que agarrarse fuerte al volante y no tener miedo”, le dijo Marta y Alejandra no lo olvidó.
Con Marta salió por primera vez a la calle. Lo hizo a escondidas porque no tenía licencia. La había conocido a través de un vecino, también colectivero. Marta necesitaba alguien que cuide a su hijo y Alejandra se ofreció. Algunas veces llevaba al nene en brazos en el primer asiento del colectivo que Marta manejaba y otras lo llevaba hasta la punta de línea para que Marta pudiera verlo un rato.
“Todas queríamos viajar con ella. Era la mejor. Llamaba la atención un chofer mujer. Fue la pionera”, dijo Alejandra. La amistad con Marta siguió hasta hoy.
En el bondi
Cuando Alejandra se subió por primera vez en el asiento del conductor sintió una gran emoción. “Te sentís súper. No te importa no descansar”, dijo. Alejandra tiene seis hermanos, cuatro hijas y siete nietos. Le gusta hablar y es coqueta. No hubo un día en que fuera a trabajar sin maquillaje, aunque eso significara levantarse dos horas antes de subirse al primer recorrido. Lo que más le gusta es el contacto con las personas y trabajar al aire libre. “La gente te saluda. Los conocés. Prefiero trabajar así y no encerrada en una fábrica o una oficina”, dijo.
Como chofer también tuvo admiradores. En uno de sus viajes, un pasajero de Arroyo Seco la frenó. Golpeó la ventanilla del lado del chofer y le entregó una caja de caramelos. No sabía que el marido de Alejandra viajaba en uno de los asientos. “Lo puedo compartir con mi esposo, le dije. Nunca más me regaló nada”, contó.
Después de trabajar por 15 años arriba de un colectivo, Alejandra todavía recibe mensajes de pasajeros que le piden que vuelva.
Como Alejandra, 15 mujeres que trabajaron de chofer buscan volver al asiento de conductora. Hace 20 días empezaron las pruebas y faltan los últimos exámenes para determinar si ingresan en noviembre. En principio lo harán por tres meses, como reemplazo de vacaciones, con la posibilidad de quedar fijas en el plantel.
El reclamo llegó al Concejo
El mes pasado Alejandra, Verónica, Lucía, Alicia y otra decena de mujeres choferes fueron hasta el Concejo Municipal para reclamar la incorporación de plantel femenino a la flota del transporte urbano de pasajeros. Exigieron que se respete la ordenanza 7.981 de 2006 que creó el Programa Mujeres Choferes del Transporte Urbano de Pasajeros. La normativa busca incorporar gradualmente mujeres al transporte público. Establece que las vacantes en los puestos de choferes de la Semtur deberán ser cubiertas en forma igualitaria entre mujeres y varones, garantizando el ingreso de una mujer por cada dos puestos a cubrir.
A principios de año la empresa La Mixta lanzó una convocatoria para choferes. Entre los requisitos pedían experiencia y ser menor de 38 años, lo que excluía a la mayoría de las postulantes.
El reclamo llegó hasta el Palacio Vasallo donde la edil Daniela León incorporó una nómina de nombres al Registro de Mujeres Postulantes a la conducción de unidades del transporte urbano de pasajeros, y solicitó que la mitad de las nuevas vacantes sean cubiertas por mujeres.