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Crece el uso de misoprostol en centros de salud rosarinos

El año pasado el medicamento para provocar un aborto fue administrado un 600 por ciento más que en 2012.

El año pasado los médicos de la salud pública rosarina recetaron 600 por ciento más la droga (multiplicaron por 7) para provocar un aborto que en 2012, cuando el municipio compró por primera vez el misoprostol. En 2016 la usaron 419 veces en interrupciones legales en casos de violación o riesgo de vida de la mujer. Los médicos siguen los protocolos elaborados a nivel nacional y apropiados por el gobierno provincial. El aumento de los abortos con la droga bajó las internaciones. En 2012 fueron 650 mujeres hospitalizadas y 169 en 2016. “Con la política pública hubo un aumento en el uso. En los últimos años se estabilizó. No hubo un aumento de mujeres que hagan abortos”, dijo el Secretario de Salud Sexual, Daniel Teppaz.

Al uso de misoprostol los médicos sumaron la técnica de Aspirado Manual Endouterino (Ameu), un método con anestesia local. Desde setiembre del año pasado lo hacen en tres hospitales: Cemar, Alberdi y Roque Saenz Peña.

Prácticas ambulatorias

En Argentina el aborto está penado por la ley desde 1921. Hay dos excepciones: cuando hubo una violación y cuando está en riesgo la salud de la mujer. Los médicos de los hospitales públicos de la ciudad hacen interrupciones legales hasta 12 semanas de gestación. Usan dos protocolos: uno es de 2007 y otro de 2015. Surgieron de las organizaciones de mujeres durante la Campaña Nacional Por el Aborto Legal Seguro y Gratuito

En 2012, la Secretaría de Salud municipal compró misoprostol para hacer abortos. Hasta la fecha, los centros de salud atienden y asesoran a las mujeres para que puedan abortar sin riesgos.

El misoprostol está indicado para tratar úlceras gástricas y entre los efectos secundarios puede llevar a contracciones. Las farmacias lo venden bajo doble receta. Un solo laboratorio en Argentina lo comercializa y el precio ronda los dos mil pesos.

El medicamento está aprobado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los médicos lo usan bajo el esquema de “fuera de etiqueta”. “Tenemos la potestad de usar un medicamento cuando los efectos son beneficiosos y las evidencias científicas son contundentes, por más que el producto no haya sido aprobado para ese fin”, explicó sobre el término Teppaz.

El progreso

Siempre según las estadísticas del área de Salud Sexual, en 2007 más de 600 mujeres tuvieron un aborto en dependencias de la salud pública. Diez años después sólo 169 tuvieron que quedarse en el centro de salud. Las otras 550 que abortaron en 2016 lo hicieron en sus casas. La tendencia de baja quedó en los registros de las autoridades. En 2013 fueron 436 las mujeres hospitalizadas, en 2014 fueron 312, y en 2015 bajaron a 207. El año pasado internaron a 62 mujeres por aborto en la Maternidad Martín y 31 fueron por interrupciones legales en el segundo trimestre.

En las farmacias

Un informe del Sindicato de Farmaceúticos y Bioquímicos sobre el uso de medicamentos arrojó que en los últimos diez años la venta de misoprostol se duplicó cada cuatro años.

Para el titular del sindicato, Marcelo Peretta, la suba en las ventas se relaciona con la falta de una política estatal de prevención de embarazos no deseados. Dijo que la prohibición del aborto invita al uso clandestino del medicamento.

“El Estado paga las consecuencias de la falta de políticas. La compañía farmacéutica se hace millonaria vendiendo un medicamento para el aborto cuando en Argentina está prohibido”, dijo Peretta a El Ciudadano.

El sindicalista agregó que legalizar el aborto bajaría los costos del medicamento que en la actualidad comercializa un solo laboratorio. “Tenemos que dejar de ser hipócritas sobre una situación que nos está matando mientras hay gente que se hace millonaria”, opinó.

El consenso necesario

Para la diputada provincial Silvia Ausburger el aumento de la práctica ambulatoria muestra que las interrupciones con misoprostol no son riesgosas y pueden hacerse en la casa bajo chequeo médico. “No hay casos de muerte por interrupción del embarazo. La práctica insegura por la que mueren 100 mujeres al año es consecuencia de lo que no se quiere discutir en el Congreso”, dijo la diputada a El Ciudadano.

Ausburger dijo que legalizar el aborto no sólo bajaría las muertes sino los costos de la droga para las prácticas clandestinas. Además habilitaría la producción por parte de laboratorios públicos.

“Es indispensable legalizar la práctica. No sólo por una concepción ideológica sino por cuestiones económicas. Hay un consenso social amplio. Falta que el Congreso lo escuche para que dejen de morir mujeres”, comentó.

Nueva práctica en marcha

Al uso de misoprostol los médicos sumaron la técnica de Aspirado Manual Endouterino (Ameu). Se trata de un método quirúrgico ambulatorio con anestesia local que aplican para interrupciones que no superan las 12 semanas de gestación. También en casos de huevo muerto o retenido y abortos incompletos. Lo hacen por elección de la mujer, por falla de la medicación o por indicación médica.

La Secretaría de Salud lo incorporó como práctica en setiembre del año pasado en tres centros de la ciudad: el Hospital Alberdi, el Roque Saenz Peña y el Centro de Especialidades Medicas Ambulatorias de Rosario (Cemar). Hasta abril se hicieron 83 procedimientos. Un 72 por ciento fueron electivos y el 28 restante porque no funcionó la medicación.

Desde 2012 ninguna mujer murió por aborto en los hospitales públicos y en los centros de salud municipales.

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