Cursaba tercer grado de la escuela primaria y a Fabián le habían dado el rol de indio en un acto. “Porque la cara me daba para hacer de indio, por supuesto (risas). Me ponían un taparrabo, me pintaban un poco la cara, unas plumas y salía. De hecho, uno de mis apodos era Coya”, recordó. Pero antes del acto, las maestras estaban revolucionadas, mientras comían, porque era una escuela de jornada completa. Fabián escuchaba que la emoción tenía que ver con que en ese acto, uno como cualquier otro para él, iba a cantar Mercedes Sosa, su mamá. “Escuchaba lo que hablaban y pensaba «algo raro pasa»”.
Así recuerda Fabián Matus la primera vez que se dio cuenta de que su mamá era no sólo una gran cantante sino también alguien muy popular. “Aunque en ese momento ella no era tan fuerte como artista, sí tenía una cantidad de seguidores, fundamentalmente entre la gente de izquierda o lo que hoy llamaríamos progresistas”, aclaró.
“Fue lindo, a mí siempre me gustó como cantaba, nunca tuve vergüenza, siempre celebré que fuera reconocida y buena cantante, y después, con el tiempo, me di cuenta que además de cantante era una buena intérprete”, describió quien hoy estará en Rosario participando de una emisión en vivo del programa radial Sueñero que conduce Marcelo Nocetti.
Cuando Fabián habla de Mercedes le dice cariñosamente “La Mami”, tal como tituló el libro biográfico que él mismo escribió, y cuando la recuerda, lo que más extraña son sus abrazos: “Eran increíbles, su carita, su festejo a la hora de abrazarte. Eso lo extraño mucho. Después, su otra característica era ser directa, ni elíptica ni mentirosa, ni siquiera mentiras piadosas”, rememoró.
Hoy, Matus es el presidente de la Fundación Mercedes Sosa, donde se llevan adelante gran cantidad de actividades culturales. “Algunas vinculadas a su figura con muestras, edición de discos, libros y enseñanza. Y también está la búsqueda y clasificación de material para ponerlo a disposición de la gente”, contó quien también dirige en Tucumán el Centro Cultural Mercedes Sosa, un espacio utilizado para eventos musicales y educativos así como también para filmaciones. “Las filmaciones son de realizadores o productores argentinos, y buscamos que las temáticas tengan que ver con lo que nosotros somos. La última película conocida que se filmó allí fue Zama”.
Matus también supo recorrer un camino como manager y gestor cultural. “Para el año que viene, la idea es arrancar con una especie de embajada musical que va a recorrer todo el país”, adelantó.
—¿Cómo continúa articulándose el legado de Mercedes?
—Fue una escala progresiva, el primer año de su partida, para nosotros fue muy doloroso, porque nadie recordó ni siquiera el año que había pasado. Pero a partir del segundo año, ya llevamos ocho, fue creciendo más el interés y teniéndola más presente. Se organizaron homenajes o actividades alrededor de su figura. No sólo desde el plano musical sino también desde el literario, el humanitario y el ético, tanto en el país como en el mundo. Hace tres años, de hecho, se empezó a despertar el interés en producciones internacionales de películas, de pedir repertorio de La Mami para incluirlo en bandas de sonido. Por ejemplo: la famosa película italiana Habemus Papam, que cierra con “Todo cambia”. También en cortos, pero no comerciales, soy más duro con eso, porque es más difícil tratar de enmarcar la ética. También comenzó toda una corriente de ponerle el nombre de Mercedes a distintos lugares. Primero fue un colegio secundario en Mendoza, después uno primario en Buenos Aires. En jardines de infantes, bibliotecas, centros culturales, plazas. Lo que tiene de interesante eso es que tiene que ver con una consulta comunitaria, no es una bajada de línea, sino que viene de la gente.
—¿Qué pensaría Mercedes sobre la actualidad socio-política que atraviesa el país?
—Por supuesto que no estaría de acuerdo con lo que está pasando, estaría de acuerdo con la manifestación de las organizaciones sociales, la gente en sí. A mí, particularmente, hay una palabra que no me gusta, que es resistencia, no creo en la resistencia sino en la acción. La resistencia es como poner un muro para contener que no se avance tanto, la actitud tiene que ser otra. Ella hubiese buscado el diálogo, reunirse con otras personas, lograr acuerdos y a partir de esos acuerdos ir dando pasos de a poco, porque en la práctica, lo que se necesita es unidad. De todos modos, es cierto que existen en el mundo y en la historia, distintos ciclos. Hemos tenido en Latinoamérica una primavera hermosa, estamos con un poco de tormenta ahora y tenemos que superarla con las mejores posibilidades y las mejores herramientas; con la mejor sonrisa y la mejor de las uniones, y en algún momento llegará la primavera nuevamente.
Fabián Matus llega este jueves a Rosario para participar del último programa del año de Sueñero, el envió radial que conduce Marcelo Nocetti. La entrevista y show musical tendrán lugar a las 20, en el Teatro de la Plataforma Lavardén, de Sarmiento y Mendoza.