George Weah salió de los barrios marginales de Monrovia para convertirse en una estrella internacional del fútbol en los años 90, hasta llegar a ser una figura venerada por la juventud y por los sectores más pobres del país en su segundo intento para alcanzar la presidencia.
Weah se enfrenta este martes al vicepresidente Joseph Boakai en la segunda vuelta de las elecciones, que son para él la culminación de una carrera de 12 años para construirse una credibilidad política a la altura de su inmensa popularidad.
«Tengo al pueblo conmigo, un gran partido y una coalición poderosa. Me preparé para dirigir este país y la victoria va a ser nuestra», dijo Weah antes de las elecciones.
Único africano en ganar el Balón de Oro, en 1995, Weah estuvo ausente de su país durante la guerra civil que causó 250.000 muertos entre 1989 y 2003.
Después de haberse presentado sin éxito en las presidenciales de 2005, en 2011 concurrió como aspirante a la vicepresidencia al lado de Winston Tubman y desde 2014 es senador.
Weah afirmó haber ganado «experiencia» desde entonces y muchos aseguran que ahora «es su turno».
Durante su campaña, Weah, de 51 años, ha colocado la educación, la creación de empleo y la construcción de infraestructuras en el centro de su programa, un proyecto que lo llevó a encabezar la primera vuelta con 38,4% de los votos, seguido por Boakai con 28,8%.
Gran parte del electorado joven apoya a Weah, que en su país tiene un estatus de ídolo y es conocido como «Mister George» (Señor George).
Weah es miembro de la etnia Kru, una de las más importantes del país, concentrada en el sureste de Liberia. Fue criado por su abuela en uno de los peores suburbios de Monrovia.
«Los ciudadanos de a pie se identifican con George Weah, porque piensan que es alguien cercano a su vida cotidiana», explicó Ibrahim Al Bakri Nyei, un analista liberiano de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos en Londres (SOAS).
Sus críticos señalan que dejó sus estudios para ser futbolista, aunque después los retomó.
Algunos de sus detractores, como Benoni Urey, uno de los candidatos que fue descalificado en la primera vuelta y que ahora apoya a Boakai, consideran que Weah está siendo manipulado por Sirleaf para que ella pueda seguir controlando la agenda cuando deje el poder después de 12 años.
Pero muchos votantes ven en él un niño de las barriadas que logró hacerse un camino a pesar de todo.
«Yo creo que cuando le demos una oportunidad, él va a poder entregar una Liberia mejor a la juventud y a los sin casa», dijo Andrew Janjay Johnson, un lustrabotas que trabaja en un mercado de Monrovia.
Sus críticos también consideran que tiene un programa poco preciso y le han reprochado su absentismo en el Senado. Weah también ha debido defender su elección de llevar como aspirante a vicepresidenta a Jewel Howard-Taylor, exmujer del antiguo mandatario y señor de la guerra Charles Taylor.
Sin embargo, Howard-Taylor también es una senadora respetada por sus propios méritos que le aporta muchos votos en el condado de Bong, un distrito clave para las elecciones.
Ella es además, junto con Johnson-Sirleaf, una de las pocas mujeres en la escena pública en el país.
Weah está casado con Clar Weah y su hijo Timothy firmó un contrato profesional con el PSG en julio.