La noticia de un niño de dos años que falleció luego de un ingerir un agrotóxico en la zona rural de Alvear provocó conmoción en la región. Las primeras versiones indicaron que la criatura murió por consumir un “veneno para ratas” que su papá había preparado en forma de galletas, en el marco de un accidente doméstico. Según la investigación, lo que el chico habría ingerido no es un veneno para ratas, sino un poderoso agrotóxico que en octubre pasado le provocó la muerte a una niña en Corrientes. Una docente y activista de Alvear, en representación de un grupo de vecinos, denunció que la muerte de la criatura no es un hecho aislado y que es una consecuencia del uso extendido e indiscriminado de pesticidas para producir verduras y diversos cultivos a sólo 13 kilómetros de Rosario.
Andrea Druetta hace 20 años que vive en Alvear. Fue docente de la escuela Gendarme Argentino, pero –según contó– cuando empezó a denunciar los envenenamientos y muertes derivadas de fumigaciones por agrotóxicos empezaron los problemas. Dijo que la amenazaron y la obligaron a desvincularse de la institución. Hoy trabaja en Villa Gobernador Gálvez. A raíz de su activismo, tuvo que cambiar de escuela a su hijo, dijo al programa “Apuntes y resumen”, que sale los mediodías en Radio Universidad.
Para la activista, la versión de que el niño murió en un accidente aislado se calibró desde las autoridades para encubrir la situación que se vive en Alvear, y así presentar el trágico suceso como un accidente doméstico. “Estamos acostumbrados a esta distorsión de la realidad”, sostuvo.
“Hoy la ensaladita tan famosa para hacer dieta o lo que comen los veganos es veneno. Pueden venir a comprobarlo”, dijo la docente. Y agregó: “Se está muriendo todo el pueblo de cáncer y lupus; hay ataques cardíacos, abortos espontáneos y sangrado de nariz”.
“Tenemos información de médicos y enfermeros que hablaron con nosotros pero no pueden hablar. Es lamentable. Hicimos denuncias en el Colegio de Médicos; llevamos análisis de chicos enfermos, pero si hablo echan gente; acá mucha gente trabaja para la Comuna y hay mucha persecución”, denunció la docente, que continuó: “Es indignante que la población argentina no se dé cuenta de lo que está pasando”.
“En 2013 se murieron todos los perros de la cuadra y los pájaros nos caían en la cabeza. Ese fue el año en que tiraron un veneno que se llama lindano”, recordó la docente.
“Mi barrio se llama La Rana. Cuando llegué hace 20 años estaba lleno de ranas, hoy no hay ninguna. Tampoco hay ratas ni cucarachas”, dijo Druetta.
El nene de dos años, de una familia de quinteros, ingresó sin vida al hospital Gamen de Villa Gobernador Gálvez. Había sido trasladado por una ambulancia del Sies desde el centro de salud de Alvear, donde le hicieron los primeros auxilios tras haber llegado en estado muy grave. “Intentamos reanimarlo, pero sin éxito”, dijo el médico Marcelo Minucuchi, que se desempeña en ese centro de salud.
Las circunstancias en que murió el niño son poco claras. El padre de la criatura, según consignaron desde el centro de salud de Alvear donde fue asistido, afirmó que había consumido veneno para ratas. Cuando los médicos le dijeron que llevara al centro de salud el producto que el nene consumió, el hombre llevó un bidón que no era un raticida, sino un insecticida, dijo la doctora Dora Prada, que se desempeña en Alvear. “Si era un rodenticida (raticida), no es lo que trajo”, explicó la médica, que agregó que el niño estaba, además, en un estado de broncoaspiración por haber tomado leche.
La versión oficial consignó que la Policía de Investigaciones (PDI) “secuestró una bandeja de plástico con el veneno y un bidón con una sustancia de nombre Furadan”.
El caso está en manos de la fiscal Mariana Prunotto. Se espera que el resultado de la autopsia arroje datos sobre la sustancia que llevó a la muerte al nene.
Peligro, Furadan
El Furadan estuvo mencionado en la investigación, en octubre pasado, de la muerte de una nena en la localidad correntina de Pago de los Deseos. La nena, de 12 años, murió luego de consumir una mandarina fumigada con el agrotóxico, que también está vinculado con un sinnúmero de noticias sobre envenenamiento de perros en todo el país.
“En principio trabajamos sobre la base de que este agrotóxico, Furadan, era un agroquímico prohibido en la región, pero luego de averiguaciones llegamos a la información de que no es un producto prohibido, sino de uso restringido, lo que cambia mucho la situación”, sostuvo en su momento el fiscal Osvaldo Ojeda, a cargo del caso que tiene al productor cítrico Faustino Mendoza bajo sospecha.
En diálogo con El Ciudadano, el ingeniero agrónomo Luis Blotta Stengel consignó que el Furadan, cuyo nombre técnico es carbofurano, “es muy tóxico para niños y personas sensibles y pertenece al grupo químico de los carbamatos, los cuales son inhibidores de la enzima acetilcolinesterasa, que regula la respiración”. Y agregó que en caso de ingerir el producto por accidente, y en caso de que la persona esté consciente, hay que enjuagar inmediatamente la boca, beber uno o dos vasos de agua e inducir el vómito. El tratamiento debe realizarse con carbón activado y un catártico (sulfato de sodio). “Nunca hay que administrar leche o sustancias que contengan grasas”.
“El uso del Furadan se incrementó en los últimos años debido a que es uno de los pocos insecticidas eficaces para los áfidos de la soja, cultivo que amplió su área de distribución”, analizó el profesional.