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Cayó hermano del narcoterrateniente Delfín Castedo

Roberto era el segundo de una organización familiar que exportaba a Europa y era proveedora mayorista en el país. En sus conexiones de negocios que involucran a Santa Fe había dos grandes socios: Carlos Salvatore y Patricio Gorosito. La causa más emblemática: Carbón Blanco.

Gendarmería detuvo este martes en Salta a Roberto César Castedo, hermano y mano derecha del ya entre rejas Reinaldo Delfín Castedo, un terrateniente con 28 mil hectáreas que junto a su familia dominó por dos décadas un extenso corredor a ambos lados de la frontera con Bolivia por el que traficaba cocaína, y que fue el cerebro detrás del contrabando de una tonelada de esa droga a Europa conocido como Carbón Blanco, por la estrategia de operar con el estupefaciente camuflado en carbón vegetal que tenía por destinos España y Portugal. La organización criminal incluía la complicidad de un renombrado juez y un diputado salteño, entre otros, y en su accionar figura varias veces la provincia de Santa Fe. El hermano del capo fue apresado con 100 kilos de cocaína cuando intentó escapar de un control en ruta.

Roberto César Castedo fue apresado en la ruta nacional 50, cerca de la ciudad de Orán y a la altura del puente Río Colorado, de acuerdo con lo que informó el Ministerio de Seguridad de la Nación. El hombre –según la versión oficial– viajaba en un auto y al divisar el retén giró en U para escapar en contramano. Lo persiguieron y le dieron alcance cerca de la localidad de Hipólito Yrigoyen. Había abandonado el vehículo para intentar una huida a pie, pero no llegó lejos: lo alcanzaron a menos de 100 metros. En el auto encontraron cuatro bolsas con paquetes tipo ladrillo que, en total, contenían 99,202 kilos de cocaína. Su hermano Reinaldo, líder de la organización, había sido detenido en julio de 2016 en Buenos Aires tras permanecer ocho años prófugo. Pero la red siguió aceitada y operando.

Frontera propia

Hasta logo con el apodo del hermano, tenía la droga de Roberto.

La organización criminal que había diseñado Delfín parece de ciencia ficción. La cocaína se cocinaba en Bolivia y para ingresarla a la Argentina tenía –tal vez tiene– frontera propia: Reinaldo poseía 28 mil hectáreas en Salta, en la zona de Salvador Mazza, y su hermana Roxana otro tanto del lado boliviano. Se fueron expandiendo de a poco y a fuerza de violencia, amenazando para correr a pequeños propietarios de la zona, sumar sus parcelas y así agrandar el corredor propio. En al menos uno de esos casos, llegaron al asesinato:  el de Liliana Ledesma, integrante de una familia de criadores de cebú que apareció muerta de siete puñaladas sobre una pasarela fronteriza en septiembre de 2006. La Justicia determinó que ese crimen fue ejecutado por cuatro personas contratadas por Delfín Castedo y el fallecido ex diputado provincial salteño –romerista– José Ernesto Aparicio. El legislador era uno de los respaldos para la impunidad del clan, del lado de la política. En la Justicia, el más notorio fue el ex juez Federal de Orán Raúl Reynoso, quien se presentaba como un paladín de la lucha contra el narcotráfico y ahora es juzgado por varios casos de connivencia con narcos.

Grandes proveedores y conexión santafesina

Cocaína incautada este martes en Salta.

La operatoria de la banda estaba asentada en la localidad salteña de Salvador Mazza, desde donde planificaban todo el negocio: ingresaban la droga de Bolivia por sus propiedades para exportarla hacia España e Italia a través de la Argentina, donde también distribuían. Pero su fuerte era el «comercio exterior».

El clan Castedo estaba integrado por Delfín, sus hermanos Raúl, Roxana y el ahora detenido Roberto César, además del padre de de todos ellos, Reinaldo.

Eran los grandes importadores y proveedores mayoristas, y tenían intermediarios para sus negocios. Los Castedo fueron los principales proveedores del abogado Carlos Salvatore, apresado en 2012 en una cochera del macrocentro rosarino y acusado, entre otros delitos, por el envío de 762 kilos de cocaína desde la «capital de los cereales» a España, quien fue interceptado en el puerto portugués de Bilbao el 2 de agosto de 2010.

Otro de los socios fue el fundador y ex presidente del club Real Arroyo Seco, Patricio Gorosito, quien se ufanaba de codearse con Leo Messi y utilizaba el fútbol para, además, blanquear las ganancias del narcotráfico.

Salvatore y Gorosito se especializaban en la exportación de cocaína –no sólo– al viejo continente. La estrategia más difundida mediáticamente fue la que justificó el nombre de la causa Carbón Blanco: el clorhidrato escondido en bolsas de carbón vegetal y exportado en contenedores. El principal destino de los cargamentos era España, con escala previa en Portugal . Pero hubo otras puertas de entrada a Europa: en 2005, el diario Italiano Il Giornale publicó un artículo titulado “Milano e Ibiza capolinea della cocaína VIP”, en el que a Delfín se le atribuye dirigir el poderoso Cártel de Losano.

¿Acorralados?

El clan, parece, está golpeado: a la detención de Delfín le antecedió, un mes antes, la de su hermano Raúl, alias Ula, acusado por el crimen de la lugareña Ledesma, capturado en Bolivia por una causa de drogas y extraditado a la Argentina. Y este martes cayó el otro, Roberto César, que seguía viviendo en Salvador Mazza.

Sin embargo, las organizaciones narco suelen sobrevivir al apresamiento de sus cabecillas. Con Delfín tras las rejas, el negocio continuó de la mano de su testaferro Eduardo Torino, que zafó de causas judiciales gracias a la ayuda del luego destituido juez Reynoso. Este lugarteniente seguía administrando las dos fincas lindantes El Pajeal y El Aybal, por la que se contrabandeaba la cocaína. El mismo personaje figuraba como gestor de negocios de la empresa Anzere SA, que saltó como una offshore con domicilio en Uruguay cuando se destaparon los Panamá Papers.

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