Después de una importante campaña de prensa, sobre todo en redes sociales, llegará mañana a los complejos de cine rosarinos Recreo, película que, dirigida por la dupla integrada por Jazmín Stuart y Hernán Guerschuny, pone en tela de juicio el matrimonio, la amistad y el concepto tradicional de familia.
“El modelo se va reconfigurando. Hay cosas que nos enseñaron nuestros padres que cuando se lo quiero transmitir a mis hijos ya desafinan. Hay que repensar un montón de cosas”, apuntó el director en diálogo con la agencia de noticias Télam.
La película empieza como una comedia coral en la que tres parejas amigas, integradas por Carla Peterson, Juan Minujín, Fernán Mirás, Martín Slipak, Pilar Gamboa y la propia Stuart, se reúnen en una idílica casa de campo para pasar el fin de semana todos juntos.
“Todos los personajes tienen una enorme contradicción hacia adentro y eso nos interesaba muchísimo. Es una de las partes más importantes de la película. Ninguno es lo que dice ser. Te dan ganas de defender y de juzgar a todos”, contó a su tiempo Jazmín Stuart a la misma agencia de noticias.
“Hay amigos de la primaria que uno quiere mucho y luego de 20 años te das cuenta que no serías nunca amigo de ellos, pero que los seguís queriendo. Esos cambios están en la película”, aportó Guerschuny.
Cambio de clima
A medida que avanza el film, esas risas festivas del comienzo van mutando a ser incómodas hasta descubrir varios secretos que se tenían guardados bajo la figura de lo que debe ser “correcto” socialmente.
“Él tiene una mirada más de comedia y luminosa, yo soy más terrible, y se construyó un cruce de miradas interesante. Así uno puede reírse de cosas terribles que luego no aparecen tan graciosas”, comentó la directora, que también es una de las protagonistas de la película.
Para ambos, Recreo es su tercera película: Stuart llega luego de filmar Desmadre (junto a Juan Pablo Martínez) y Pistas para volver a casa, mientras que Guerschuny lo hace tras rodar El Crítico y Una noche de amor.
Grietas y contradicciones
“Hernán y yo somos amigos. Nos cruzamos en un estreno, nos fuimos a tomar una cerveza y empezamos a charlar sobre las parejas, los hijos y los proyectos que teníamos y de cómo el tiempo pasa volando, la edad que tenemos, las preguntas que uno se hace en este momento de la vida y ahí pensamos en escribir sobre eso. Es una película sobre personajes y vínculos, donde prima el trabajo con los actores en un sólo espacio”, detalló Stuart. Y Guerschuny aportó: “Somos de una generación de la que tenemos la sospecha de que hay grietas que se generan en ciertos modelos de pareja, de crianza de hijos, matrimonios y las empezamos a ver en obras que se hacían. Hay un clima de época, por llamarlo de alguna manera, que tiene que ver con todo esto y que nos interpela a los dos por igual”.
Cuando comenzaron a pensar el film, ambos directores tenían claro que “la contradicción iba a ser permanente”. “Uno ama ser padre y tener familia, pero se muere por tener un poco de libertad. Es imposible que no pase a esta edad. Siempre hay algo que tenés que dejar afuera, pero somos las dos cosas. Uno, a esta edad, descubre que está parado en el medio de esa contradicción y tiene una carga cultural enorme”, dijo la actriz.
Para el director también se trata de una contradicción de clase: “Hegel decía que si algo se mueve es porque hay una contradicción. Si en la segunda escena ya sabés cómo el personaje va a ser el resto de la película se pierde la dimensión psicológica. También hay un contraste entre esa gente muy acelerada y urbanizada con el campo, que tiene sus tiempos; en ese contraste ocurre todo”.
El film habla de una sociedad muy hipócrita en la que “la violencia está más naturalizada que el sexo. Les enseñamos a nuestros hijos a tener pudor sobre su propio cuerpo o la pasión y no les enseñamos con suficiente claridad sobre la violencia. Es rarísimo”, expresó el director.
El desafío del doble rol
“Había que encontrar el balance entre los seis personajes y los seis actores para que todos estén alineados en cómo hay que contar la historia”. Para la directora, eso fue un desafío a pesar de que “son actores muy talentosos y de mucha intuición”.
“Cada personaje tiene su color particular y había que ver cómo se chocaban esas naturalezas”, agregó Stuart. “Mi primera película –dijo el realizador– tenía la cámara sobre un personaje. La segunda era una pareja. Ahora fueron seis. No sólo en términos de guión fue el desafío, sino también en la puesta en escena. Tenés que hacer que todo fluya con seis personajes”.
Lo más importante, además de dirigir a los actores, para Guerschuny fue dirigir a su partener que también cumple el rol de actriz. “Para mí era muy importante la mirada de él porque no podía estar en el monitor y en el set al mismo tiempo”, dijo ella. “Si no hubiésemos estado tan de acuerdo, no se podría haber hecho”, agregó él.
“Yo me sorprendía cómo Jazmín salía del set con mirada de directora. Estaba actuando, pero veía cosas de dirección y viceversa. Fue algo extraordinario. Creo que ella vivió cada parte como un todo”, confesó el director.