Por Lucrecia Mastrángelo
Cineasta.
En esta fecha hay que luchar, reivindicar y conmemorar la muerte de tantas compañeras que tuvieron el valor de defender sus derechos laborales, su participación en la vida política y hasta sus libertades individuales. Hoy estamos poniendo palabras a los hechos, estamos visibilizando a todas las que sufrimos, peleamos o padecimos situaciones de violencia, acoso, maltrato o descalificaciones por el sólo hecho de ser mujeres.
Como mujeres del espacio audiovisual tenemos un compromiso impostergable con las temáticas de género. Tenemos que aportar a la construcción de una mirada, un recorte, un encuadre, una decisión política y estética del tema. La puesta en escena no es ingenua ni casual. Cosificar a la mujer o dignificarla y visibilizarla como sujeto de derecho no son imágenes ingenuas sino que responden a dos pensamientos bien diferentes que conviven en el seno de una sociedad marcada por el patriarcado.
Creo en una mirada que se construye entre muchos y que está en permanente movimiento y contradicción, como la marea que cuando baja nos deja ver lo que traía en su arrebato y así encontrar aquello que necesariamente deba ser contado a otros. Es tiempo de provocar el debate, la duda o la crítica con aquello que vemos o no queremos ver. Producir desde la autogestión y el compromiso, denunciando de-velando, dando la palabra para construir un camino de liberación. El arte en todas sus formas es una herramienta de transformación social, la realidad no es un show que da rating para adormecer la conciencia; la libertad de pensamiento ofende a los poderosos y es tiempo de decidir de qué lado queremos estar.