El presidente Mauricio Macri ofreció este viernes un resumen de la ética de Cambiemos al responder preguntas en una entrevista a Radio 2: con un «no es algo que esté bien» descalificó la potestad de los legisladores nacionales de canjear pasajes aéreos por dinero y, al mismo tiempo, justificó al ministro de Energía, Juan José Aranguren, en su negativa a repatriar el abultado capital –4,2 millones de dólares declarados– que mantiene en el exterior hasta que él mismo «recupere la confianza» en el país cuyo gobierno integra, y que justifica políticas antipopulares en la voluntad de atraer inversiones.
Macri utilizó la frase negativa «no es algo que esté bien» para cuestionar el canje de pasajes aéreos por dinero que usufructúan los diputados y senadores con el respaldo de la normativa interna del Congreso. Si no les parece «suficiente» la dieta (sueldo) que perciben, siguió su razonamiento el mandatario, deben «blanquear» la necesidad de una mejora. Evaluó que, de lo contrario, «es querer disfrazar algo de otra cosa». Quien encabeza la lista de «canjeadores» de viajes por efectivo que no es del agrado del presidente es su aliada de la Coalición Cívica Elisa Carrió, diputada que embolsó por esa vía un extra total de 355.800 pesos en 2017. No es la única y de otros espacios hicieron lo mismo, porque de hecho la segunda en la nómina es la kirchnerista Nilda Garré, que le pisa los talones con 353.100 pesos.
El jefe del Estado concedió la nota desde la localidad balnearia de Chapadmalal, donde pasa el fin de semana extra largo junto a su familia. En un intervalo de su nuevo descanso cerca del mar, también atendió la consulta sobre los dichos de Aranguren, quien este jueves volvió a cumplir con su papel de anunciador serial de tarifazos, esta vez el del gas y con porcentajes mayores para los menores consumos. El ruido de esa decisión aumentó en decibeles cuando se la relacionó con una confesión que horas antes el titular de Energía había hecho sin inmutarse ante un medio porteño: que no repatriaría los millones de dólares que tiene invertidos en cuentas del exterior para obtener renta financiera y que esa decisión a contrapelo de lo que su mismo espacio político proclama como norte y reclama a terceros «tiene que ver con la confianza que hemos perdido en Argentina». Un día después, Macri no vio contradicción en ello y respaldó a ese «ministro serio y trabajador (al) que le ha tocado arreglar el peor embrollo que generamos con la no tarifa, la no inversión, los apagones y las reservas de gas y energía». En seguida, intentó una débil disculpa con un «no lo escuché y no sé si lo sacaron de contexto» pero luego desgranó el respaldo: «Él venía de una petrolera importante (Royal Deutsch Shell) y le pagaron su salario con acciones. La Oficina Anticorrupción lo obligó a vender esas acciones en el peor momento del precio del petróleo, lo que le generó una pérdida importante, y esas acciones que vendió las dejó en el mismo lugar donde las tenía», dijo el mandatario en referencia al exterior. Y agregó justificaciones: «Si algún día trae ese dinero al país, tiene que hacer inversiones que no generen conflictos de intereses, porque si él compra acciones en empresas locales a las que les termina yendo bien, pueden interpretar que pudo haber influido». En rigor, Aranguren ya tiene presentaciones judiciales que lo involucran en conflicto de intereses por negocios ordenados por él mismo desde el Estado que benefician a la multinacional para la que trabajaba, y de la que participaba con acciones, antes de ser funcionario.