La Municipalidad inició el proceso de instalación de alarmas comunitarias en el barrio Azcuénaga. Se trata de 70 paneles que se disponen en la zona, alcanzando a 1.400 domicilios y beneficiando a unos 5.600 vecinos. El servicio no tiene ningún costo y significa para el Ejecutivo local una inversión de $11.500.000, teniendo en cuenta también las 159 alarmas dispuestas en el barrio Agote para un total de 12.720 beneficiarios.
Los paneles de alarmas comenzaron a ser colocados en el radio comprendido por las calles Mendoza, Pedro Lino Funes, Montevideo y Emilio Tossi. Se trata de un dispositivo que funciona “como herramienta complementaria para la prevención y disuasión de hechos o conductas sospechosas, delitos o situaciones de violencia familiar en la zona asignada”. “Su buen funcionamiento radica en la organización de los vecinos y en su compromiso en mantener como valores la solidaridad y la convivencia entre todos”, señaló Guillermo Turrin, secretario de Control y Convivencia.
El proyecto de alarmas comunitarias surge en principio como un requerimiento de los vecinos y se enmarca en la declaración de emergencia en seguridad en Rosario en 2016. Su continuidad se encauza a través del Presupuesto Participativo.
En primer lugar se instalaron 38 paneles en los barrios Las Heras y Roque Sáenz Peña, del distrito Sur. Luego se incorporaron 19 paneles en Villa Urquiza, barrio del distrito Oeste. Ambas fueron las primeras experiencias de este sistema que logra beneficiar actualmente a más de 2.000 familias.
Cabe remarcar que, a su vez, 12 clubes y vecinales cuentan con esta tecnología.
Según señaló Turrin, a la distribución de los paneles le sigue la etapa de convocatoria de vecinos. “Es fundamental que los beneficiarios se pongan de acuerdo en el modo en que funciona la alarma”, destacó. “Su compromiso y participación son claves para la eficacia del sistema”, insistió el funcionario.
En este sentido, se recomienda la confección de una lista de teléfonos, cadena de llamados o grupos de whatsapp a fin de comunicarse cuando sea necesario.
“La idea es que los vecinos accionen ante conductas sospechosas, delitos, sonidos de otras alarmas, disparos o pedidos de auxilio y también por situaciones de violencia familiar”, precisó.
Una vez instalados los paneles, se pondrá en marcha la distribución de los pulsadores inalámbricos que permiten activar la alarma entre los vecinos.
Cabe señalar que estos elementos cuentan con botones que encienden y apagan una alarma sonora y lumínica de acción disuasoria.
Es por eso que el dispositivo presenta una sirena con destello lumínico que da aviso de manera inmediata a los vecinos del lugar que algo sospechoso está ocurriendo.
También existe un reflector de led con alta potencia lumínica y bajo consumo que puntualiza el panel comunitario activado a los fines de generar otra acción de aviso visual.
Ante el sonido de la alarma, los vecinos deben actuar de acuerdo a un procedimiento pautado previamente. No es recomendable adoptar actitudes temerarias sino más bien ser precavidos hasta la llegada de fuerzas de seguridad.
“Todas estas herramientas no deben ni pueden reemplazar a la comunicación con el Sistema de Atención de Emergencia 911”, destacó Turrin, quien subrayó que siempre es prioritario dar aviso a la Policía.
Las alarmas que ya están en funcionamiento han demostrado una alta eficacia en la prevención del delito y aportan, según la experiencia de los beneficiarios, un grado alto de seguridad y tranquilidad al saberse acompañado y vinculado a los demás habitantes del barrio.
Ante la necesidad de la colocación de una alarma comunitaria, el ciudadano puede dirigirse a su Centro Municipal de Distrito para ser asesorado. El proyecto de alarmas comunitarias puede hacerse realidad mediante el Presupuesto Participativo, que da la posibilidad al vecino de marcar sus prioridades y necesidades a resolver.