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La última joya del ciclismo argentino

Valentina Muñoz tiene 16 años y se inició en la bici hace apenas cuatro en un pueblo de Río Negro. Hoy impacta con sus resultados y potencial. Ya la fichó el Shimano Ladies Power, el mejor equipo continental, y sueña con una medalla en la cita olímpica de octubre.

Fue un mediodía de noviembre de 2014 en Maquinchao, un tranquilo pueblo del sur de Río Negro que no supera los tres mil habitantes. Los Muñoz estaban sentados en la mesa para almorzar cuando Claudio, el papá, hizo una predicción que sorprendió a la familia. “No tengan dudas que Valentina va a correr en los Juegos Olímpicos de la Juventud”, fue la afirmación en referencia a su hija menor, quien ese momento tenía 13 años y apenas llevaba meses arriba de una bici. Ella, aún hoy, lo relata como un momento impactante. “Fue muy emocionante escuchar eso de mi papá, con la experiencia que tiene. Recuerdo que mi mamá le preguntó por qué decía semejante cosa con tanta seguridad y él le dio una respuesta que me acompaña cada día: ‘Hayda, no tengas dudas que ella tiene el potencial de lograr lo que se proponga”, cuenta Valentina, a días de cumplir los 17 (el 23). Dos años pasaron y la presunción de Claudio se hizo realidad, luego de que Valentina lograra la medalla de oro en la prueba contrarreloj en los Juegos Odesur de Chile. Un logro suficiente para que la joya más brillante del ciclismo nacional sea fichada por el equipo top de Latinoamérica (Weber Shimano Ladies Power) y confirmada para la cita olímpica que se realizará en Buenos Aires desde el 6 de octubre.

La historia de Valentina con el ciclismo impacta. Hace cuatro años, pese a que la bici estaba siempre presente en su casa (su tío corre y el papá tenía un equipo en el pueblo), ella ni siquiera se había subido a una. Practicaba varios deportes, sobre todo el vóley, hasta que un día de 2014 su padre (hoy 42 años) la invitó a pedalear. “Salimos a la ruta y, la verdad, me gustó. Pero lo que más más impresionó fue el entusiasmo de mi papá, que me dijo que se notaban mis condiciones naturales”, recuerda ella. Condiciones diferente al resto que dieron paso a vertiginoso crecimiento. Valentina llevaba apenas cinco meses con la bici cuando se clasificó para los Juegos Evita. Y allí, en Mar del Plata, impactó a todos al ganar la medalla de bronce en Scratch y ser cuarta en otras dos pruebas. “Llevaba muy poco tiempo y no sabía qué esperar. Por eso, cuando subí al podio, no lo podía creer”, recuerda.

Los expertos del ciclismo nacional que estuvieron en Mardel quedaron cautivados. “Gabriel Curuchet se acercó para conocerme y felicitarme. Y se sorprendió cuando le dije que era del Sur… En la Patagonia hay algunos muy buenos ciclistas varones, pero chicas, muy pocas. Es difícil porque además de ser un deporte muy duro, acá se hace peor por las condiciones climáticas desfavorables para entrenar y  la falta de infraestructura”, explica la chica rionegrina. El tiempo fue pasando y Valen no dejó de impactar. Como pasó en el Campeonato Argentino de Pista, cuando logró la medalla de plata pese a que era la primera vez que corría en un velódromo. “En Maquinchao no hay ninguno y el más cercano está a 1.000 kilómetros. Por eso fuimos tres días antes a Mar del Plata para conocerlo y poder practicar. Llegué primera, cortada, pero no me dieron los puntos para ser oro. A todos les llamó la atención lo rápido que me adapté y el resultado que conseguí”, explica.

Así empezaron a sucederse los resultados importantes que Curuchet le pidió para poder insertarla en el programa Buenos Aires 2018. Pero, claro, a la par de las medallas, llegaron las obligaciones y los sacrificios. “Recuerdo que un día mi papá me preguntó si realmente me gustaba, si era lo que quería. Más que nada fue una charla para advertirme lo que era el ciclismo. Me dijo que habría días difíciles, en los que desearía bajarme de la bici y no subirme más. Y fue verdad, muchas veces se hace duro salir a entrenar, por el frío, el viento, las nevadas, la lluvia. También es duro, a mi edad, tener que decirles que no a mis amigas que salen a divertirse. Pero también hay momentos increíbles”, compara. Como cuando su papá, viendo los trofeos y las medallas que viene acumulando Valentina, le dijo otra frase que le quedó marcada. “Ojalá yo hubiese sido como vos, tener tu talento… Aprovechalo”.

A ella nada parece asustarla. Al contrario. Su llegada al Weber Shimano Ladies Power, el equipo femenino más importante de Latinoamérica que agrupa a las mejores del país, fue otro sueño hecho realidad. “Mi mamá se reía cuando hace dos años le decía que algún día yo iba a llegar al Ladies Power. Por eso fue muy especial cuando hace unos meses me llamaron. Es un orgullo que se fijen en mí y poder integrar uno de los pocos equipos que apuestan a la mujer y, a la vez, al desarrollo del talento joven. Es una situación ideal para mí, ojalá pueda ser el trampolín para ir a un equipo grande de Europa para competir contra las mejores”, explica Muñoz, quien viene de ser bronce (Vuelta La Pampa) en su debut con el team. “Valentina es justamente lo que buscamos, darles la oportunidad a atletas jóvenes y talentosas para que se inserten en este ámbito profesional y puedan desarrollarse para luego dar otro salto de calidad. Es la misión del equipo”, explica Nicolás Muszkat, mentor del equipo. Ella no deja de trabajar mientras atesora nuevas ilusiones. “Me di cuenta que los sueños se hacen realidad y ahora tengo nuevos: lograr una medalla para el país en los Juegos de la Juventud y, con el tiempo, poder ser una leyenda del ciclismo argentino”, admite. Con lo que ya hizo, ¿quién puede atreverse a decirle que no?

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