Triunfazo en la carrera soñada. El australiano Daniel Ricciardo (Red Bull) ganó este domingo por primera vez en su carrera el Gran Premio de Mónaco, concluyendo un fin de semana perfecto, en el que también dominó en las tres sesiones de entrenamientos libres y en la clasificación del sábado.
Ricciardo se coronó en el prestigioso trazado urbano por delante del alemán Sebastian Vettel (Ferrari) y del británico Lewis Hamilton (Mercedes). Fue su séptima victoria en la Fórmula 1, la segunda de esta temporada tras la que logró en el Gran Premio de China.
Fue el mejor regalo para Red Bull, que festejó su 250º carrera en la Fórmula 1, desde su debut en la máxima categoría en 2005.
«Es sin duda el fin de semana más satisfactorio de mi carrera», señaló el australiano.
En la clasificación general, Ricciardo avanza hasta la tercera posición, a 38 puntos del líder Hamilton y a 24 de Vettel, segundo.
En la batalla por el título entre los dos cuatro veces campeones del mundo, Vettel recuperó tres puntos sobre Hamilton, que tiene 14 unidades de ventaja, antes del Gran Premio de Canadá dentro de 15 días.
Los dos finlandeses de la parrilla, Kimi Raikkonen (Ferrari) y Valtteri Bottas (Mercedes), fueron cuarto y quinto.
El español Fernando Alonso (McLaren) se tuvo que retirar cuando rodaba séptimo por problemas de potencia y en la caja de cambios. Fue su primer abandono de la temporada.
Su compatriota Carlos Sainz Jr. (Renault) fue décimo, mientras que el mexicano Sergio Pérez (Force India) finalizó 12º.
Como suele ocurrir, en el trazado urbano del Principado no brillaron los adelantamientos. Los seis primeros en la parrilla de salida terminaron en los seis primeros puestos.
En cabeza desde el principio hasta el final, Ricciardo se quejó de problemas en la aceleración tras una veintena de vueltas, pero resistió ante Vettel.
«Tuvimos problemas durante la carrera, sentí una pérdida de potencia y pensé que todo se había acabado», indicó el piloto de Perth.
Tras un tercio de carrera, Ricciardo solo disponía de seis velocidades, en lugar de las ocho, una situación que hubiera sido definitiva en otro trazado.
Bromista como de costumbre, Ricciardo logró en el podio que la princesa Charlene de Mónaco, esposa del príncipe Alberto II, aceptara probar el tradicional champán del campeón.
Una redención
«Hemos ganado en Mónaco, es algo muy bueno», explicó Ricciardo, que hace dos años terminó muy decepcionado cuando acabó segundo tras Hamilton después de haber partido desde la pole position en una jornada en la que pagó un grave error de sus mecánicos, que no prepararon a tiempo sus neumáticos. «Una redención», dijo sobre la espina que se quitó este domingo.
Los pilotos de los equipos punteros, que habían optado por neumáticos ultra-blandos en su única parada en boxes, a la excepción de Bottas (super-blandos), constataron una degradación prematura de las gomas, lo que les provocó problemas a la hora de manejar sus monoplazas.
Prueba de que Red Bull no tenía rival este fin de semana, el compañero de Ricciardo, el holandés Max Verstappen, partió desde la 20ª y última plaza para acabar en la novena, en un circuito donde adelantar es casi una hazaña.