A nueve años de la desaparición de Natalia Acosta en Santa Fe, sus padres denunciaron que la investigación judicial no avanza porque “hay gente de la política” involucrada. El 29 de mayo de 2009 la vieron por última vez en la esquina de Suipacha y 25 de Mayo, donde Natalia ejercía la prostitución. Nueve años más tarde, sus padres dieron una conferencia de prensa en esa misma esquina para reclamar el esclarecimiento del caso, por el cual hay un hombre detenido desde noviembre de 2017.
Ariel Acosta, el padre de Natalia, dijo ante los medios de la capital provincial: “Detrás de la desaparición de mi hija hay otras personas, además del detenido, gente de la política”. Si bien no mencionó nombres propios, la acusación apunta al municipio santafesino, que hasta hace poco tiempo promocionaba entre las opciones turísticas de la ciudad a los cabarets El Stud y Místico, donde habían “invitado” a trabajar a Natalia.
La causa por la desaparición de Natalia estuvo dormida durante siete años en la Justicia provincial. En 2016, por impulso de su familia y del ex defensor general de la provincia Gabriel Ganón, pasó al fuero federal y quedó en manos del fiscal Walter Rodríguez. A fines de noviembre del año pasado, la Policía detuvo Osvaldo Gabriel Cerri, de 56 años, y la Justicia lo indagó y le imputó el presunto delito de trata de personas. El día que desapareció, Natalia se había comunicado por celular con Cerri, quien le había ofrecido “trabajo” en Místico.
“Hay medios de Buenos Aires que quisieron venir a cubrir el tema y los pararon”, sostuvo Ariel Acosta. “Supuestamente hay algo escondido. Queremos que la Justicia los castigue, estamos esperando noticias de antropología de lo que se secuestró el año pasado”, en relación al allanamiento por parte de la Justicia Federal del domicilio de Cerri, en el norte de la ciudad de Santa Fe.
El padre de Natalia hizo un reconocimiento del trabajo realizado en el último año y medio por parte del fiscal Rodríguez, del juez Francisco Miño y del abogado querellante Mariano Rosatti. “Si tres personas pudieron en un año hacer tanto, cómo un juez como Darío Sánchez (el primero que tuvo a su cargo el caso) no nos pudo decir qué hizo en casi ocho años. Hemos movido cielo y tierra, golpeado puertas y estamos siempre en lo mismo. Hoy por hoy tenemos un detenido gracias al Juzgado Federal. Estamos mal por la impunidad de todos estos años”.