Cristian González fue elegido para ser el técnico de la reserva. Y el Kily vive esta chance, con la que dará sus primeros pasos como entrenador, con marcado entusiasmo. “Me toca empezar esta carrera dirigiendo la reserva de Central, y es un desafío enorme para mí”, reconoció el Kily, que ya había cumplido con el rol de DT interino de la reserva en los últimos dos juegos del torneo pasado.
Teniendo en cuenta que los últimos dos entrenadores que tuvieron a cargo la división, Leo Fernández y José Chamot, también dirigieron la primera, lo del Kily toma un poco más de relevancia. Esto más allá de que las intenciones de González apuntan hoy a cumplir de la mejor manera con su nueva función en la estructura futbolística del club.
—¿Cómo te llegó esta chance?
—Vino de la mano de la asunción del Patón como técnico de la primera. Obvio que la estructura se tenía que mover, y es lo que sucedió. Tengo entendido de que el cuerpo técnico de la primera les pidió a los dirigentes que yo me hiciera cargo de la reserva. Para un movimiento como el que se dio es fundamental el aval del cuerpo técnico de la primera, y más con el nuevo proyecto que encabeza Bauza.
—La pregunta tiene que ver con que en enero pasado habías llegado al club para trabajar con las inferiores, y rápidamente te aparece esta chance de dirigir la reserva.
—Esto sucede también porque después del interinato que hizo con la primera división, José Chamot decidió hacer una especialización en Europa. Por eso no va a seguir al frente de la reserva, y aparece esta posibilidad para mí. Creo que está claro.
—¿Cómo lo tomaste?
—Bárbaro, feliz. Mientras que uno esté relacionado con el club, siempre viene bien. Es más, ya había dirigido los últimos dos partidos del torneo de reserva. Conozco a la mayoría de los chicos del grupo, no sólo por haber estado cerca de la reserva, sino también por la tarea que estaba cumpliendo en las inferiores.
—¿Tomás esta oportunidad como los primeros pasos de tu carrera como técnico?
—Sí. Me toca empezar dirigiendo la reserva de Central, y para mí es un desafío enorme. Hay otros técnicos a los que directamente les toca arrancar con un equipo de primera, otros que arrancan en el ascenso… esto es de acuerdo a las posibilidades que se te presentan. En mi caso se dio así, y me dio una satisfacción enorme.
—¿Te entusiasmó un poco más todavía esto de dirigir después de haberlo hecho en los últimos dos partidos del torneo pasado?
—Me dio ganas. Más allá de que se trata de la reserva, es un grupo. Hay que darse de cuenta de un montón de cosas. A mí la idea me gustó. Y por eso acepté. Ahora estamos con esta ilusión de hacer las cosas bien. Pero siempre teniendo en cuenta que estamos en una división formativa, la última antes de la primera.
—Es una división especial…
—Sí, porque tenés que relacionarte con varios jugadores profesionales, sumado a la chance de subir chicos para que vayan adquiriendo experiencia. Es un combo, en el que tenés jugadores de primera que pueden necesitar hacer fútbol, a los que hay que acoplar los de la divisional, más chicos que forman parte del proyecto que puedan tener una oportunidad.
«Nada se compara con ser jugador»
“Estoy contento porque creo que es una posibilidad muy linda para darme cuenta de lo que tengo; es un desafío en mi club, en mi casa, con chicos y no tan chicos, así que hay que estar a la altura”, señaló el Kily, dispuesto a poner a prueba con esta experiencia su capacidad como entrenador.
—Se te nota muy entusiasmado, como una especie de resurgir.
—No hay nada que se compare con ser jugador de fútbol. Ni ser técnico, ni representante, ni dirigente, nada es comparable a lo que se siente jugando. Jugar es algo único. Dirigiendo, dependés de lo que hagan los jugadores, ellos son los que van a determinar si lo tuyo es bueno o malo.
—¿Pensás que se te va a evaluar por los resultados?
—Estando en Central te evalúan en todo. Lo que tengo claro es que acá en la reserva evaluarán resultados y rendimiento. Pero también está bueno que el equipo tenga una identidad. El objetivo nuestro es tratar de ayudar a los jugadores a que den el salto de calidad para que jueguen en primera, el toque final para que el Patón pueda elegirlos para jugar en primera.
—Este es año político en Central. ¿Esperás que eso no afecte lo futbolístico?
—Central es un club político. Conozco mucho del tema porque me ha tocado vivirlo y comerme situaciones en momentos complicados. Como centralista quiero que a Central le vaya bien, más allá de quién esté al frente. Uno vive y está en la ciudad, por lo tanto, escucha todo lo que pasa, y es imposible estar al margen. Trataremos de estar de la mejor manera, y saber llevarla para cumplir con el trabajo que le toca a uno.
