La máquina Verdeamarela lo hizo otra vez. El Mundial de 1970 disputado en México fue ganado ampliamente por Brasil, que desplegó un fútbol tan exquisito como eficaz y tuvo un Pelé inolvidable.
Con el éxito conseguido, que se sumaban a los logrados en Suecia 1958 y Chile 1935, el Scratch se hizo poseedor de la Copa Jules Rimet, que en 1983 fue robada de la Confederación Brasileña de Fútbol por cuatro ladrones, luego fue vendida y el oro con la que estaba compuesta, fundido. Para reemplazarla, confeccionaron una réplica que se exhibe hoy en día.
Brasil, con un equipo con figuras como Jairzinho, Carlos Alberto, Gerson, Tostao, Rivelino y Pelé, fue un ganador categórico a partir de un despliegue de toda una gama de recursos que sorprendería al mundo, en un campeonato jugado bajo un sol inclemente y con partidos que comenzaban a las 12 del mediodía.
También hubo figuras como los alemanes Franz Beckenbauer y Gerd Muller (fue el goleador del torneo con 9 tantos); el italiano Gianni Rivera, el peruano Teófilo Cubillas y el inglés Bobby Charlton.
Hubo partidos, como Italia 4- Alemania 3 en cuartos de final, que serían recordados en la historia del fútbol por su riqueza técnica, o el 3-1 de Brasil sobre Uruguay, con una actuación soberbia de “O Rei”.
En este mundial debutaron las tarjetas roja y amarilla, aunque no hubo ningún jugador expulsado.
Argentina quedó afuera en las Eliminatorias, ya que después de perder con Bolivia en la Paz (3-1) y con Perú en Lima (1-0), quedó obligado a ganar las dos revanchas de local previstas en la Bombonera. El primer duelo con los del altiplano lo superó con éxito: 1-0 con un penal convertido por el tucumano Rafael Albrecht, por lo que el partido con Perú, que tenía mejor diferencia de gol, se transformó en una final.
El 31 de agosto, el marcador fue abierto por el incaico Oswaldo “Cachito” Ramírez, pero una picardía de Alberto “Toscano” Rendo, que se tiró en el área, permitió que José Albrecht empatara de penal.
Sin embargo, a 9 minutos del final, nuevamente Ramírez señaló el segundo gol decisivo para la suerte albiceleste, que luego llegó a la definitiva igualdad 2-0 con un golazo de Rendo tras una excelente maniobra personal. Así, Argentina se quedó por tercera vez y última vez en su historia afuera de un Mundial.
El entrenador campeón: Mario Zagallo (Brasil)
El puntero izquierdo del campeón del 58 y 62, revolucionó el fútbol con una idea inolvidable: los mejores deben jugar siempre. Pelé, Rivelino, Tostao, Jairzinho y Gerson, todos enganches, compusieron una fuerza ofensiva arrolladora en México 1970.
La figura: Pelé (Brasil)
O Rei fue el mejor intérprete de un equipo que por muchos está considerado el mejor de la historia de los mundiales. Abrió el marcador en la gran final ante Italia y luego selló la paliza con una asistencia de antología para el 4-1 de Carlos Alberto.
El goleador: Gerd Muller (Alemania)
El Bombardero se despachó con 9 tantos. Cuatro años más tarde sería el artillero del certamen organizado en su país y que ganaría justamente Alemania. Fue durante muchos años el máximo goleador en la historia de los mundiales.
La perla negra: Joao Saldanha (Brasil)
El DT que clasificó a Brasil al Mundial tuvo que irse por su fuerte afiliación al Partido Comunista y también por una mala relación con el astro Pelé, ya que el DT prefería darle la 10 a Tostao, otro de los cracks que brilló en México 70.
La curiosidad
El desafío que animaron Honduras y El Salvador para ver quien jugaba el Mundial fue llamado posteriormente “La Guerra del Fútbol”. Un choque a doble partido, en junio de 1969 y que acabó con la serie igualada (1-0 en Tegucigalpa; 3-0 en San Salvador, la diferencia de goles no contaba), dio paso a un desempate en la capital de México el 27 de junio. Todo ello en un ambiente de tensión social marcado por los más de 300.000 salvadoreños que trabajaban el campo en Honduras y eran víctimas de un trato inhumano y de persecuciones por grupos clandestinos. El desempate fue favorable a El Salvador (3-2) y la celebración de los salvadoreños en tierra hondureña prendió la mecha y tuvo su réplica al grito de “Hondureño, toma un leño y mata a un salvadoreño”. El ejército invadió Honduras, hubo ataques aéreos y entre cuatro mil y seis mil muertos civiles en una contienda que oficialmente se recuerda como “La guerra de las cien horas”, pues se alargó cuatro días, hasta la intervención pacificadora de la Organización de Estados Americanos.