El precio del pan al consumidor está atrasado y las panaderías no llegan a cubrir los costos. La única manera que encuentran los empresarios panaderos para subsistir es pagar las tarifas energéticas con atraso y engrosar su deuda con proveedores, una bomba que termina explotando.
Los panaderos realizarán este miércoles una movilización a las 10.30 frente al Congreso nacional, denominada panazo.
En enero pasado, la bolsa de harina de 50 kilos valía 230 pesos y actualmente está en 630 pesos. Según el titular de la Asociación de Industriales Panaderos de Rosario, Gerardo Di Cosco, el pan debería estar a unos 65 pesos el kilo para que la actividad sea rentable. Sin embargo, reconoce que no pueden cobrarlo más de 50 pesos, ya que los panaderos entienden la situación del bolsillo del consumidor y ponen en la balanza que el pan es el alimento más accesible para los sectores más necesitados.
Di Cosco tiene su panadería en el barrio Saladillo. Allí el neoliberalismo pega fuerte. “A la noche, cuando cerramos los negocios, hay un desfile de pibes descalzos que vienen a pedir algo para comer”, describió el panadero.
El aumento de la harina fue la gota que rebalsó el vaso. Los panaderos ya venían sufriendo con los tarifazos, pero no sólo en su negocio, sino que se vio reflejado en las ventas: “El aumento de la luz, gas y agua significa que menos dinero está destinado al consumo y eso hace caer nuestras ventas”.
La informalidad como salida
Unas 80 panaderías cerraron en Rosario en lo que va del año. Ante la falta de rentabilidad, otros negocios decidieron continuar con sus fábricas, pero sin venta al público.
“De esa forma no hace falta que tengan todo registrado. Fabrican pan de forma clandestina, no tributan impuestos y el personal no está registrado”, expresó Di Cosco, pero no culpó a sus colegas: “La gente tiene que sobrevivir. Por lo menos que sigan trabajando”.
Liberado al mercado
El presidente de la Industria Molinera Argentina, Diego Cifarelli, aseguró que la industria molinera paga el trigo en la Argentina un 25% más que el precio internacional por lo que consideró “inviable” una baja en el valor de la harina.
El representante industrial señaló que la harina “encontró una estabilidad” en los últimos quince días porque el precio del trigo dejó de subir después de haber escalado fuertemente por la devaluación del peso.
“Es inviable pensar una harina de 350, 400 o 500 pesos porque eso debería ser a partir de una política pública de fijar un valor distinto al trigo. Nosotros vivimos en un mercado de libertad, de oferta y demanda donde el productor pide un precio por la tonelada de trigo y el molino acepta o no pagarlo”, dijo Cifarelli.
En ese sentido, sostuvo que “en la media que la tonelada de trigo esté entre los 6.000 y 7.000 pesos como en la actualidad, la bolsa de harina estará entre 600 y 700 pesos como en este momento”.
A nivel mundial, el trigo vale 200 dólares la tonelada y en la Argentina cuesta entre 250 dólares y 260 dólares, según el representante de la molienda. “Evidentemente hay una situación de mercado que hace que el precio del trigo esté más alto acá. Son momentos de mercado”, consideró Cifarelli.
La suba del precio de la harina está motivada por la fuerte y rápida alza en el valor del trigo que la industria molinera le compra a los productores, por una devaluación del 34% en lo que va del año.
Hasta 2016, el precio de la harina tenía un nivel “controlado”, dado que las retenciones a las exportaciones de trigo amortiguaban el valor internacional, pero ahora el mercado está completamente liberado y los productores lo venden en el mercado doméstico al mismo valor que al exterior.
Los panaderos le piden al gobierno de Mauricio Macri una política pública para regular el precio de la harina, teniendo en cuenta que el pan es uno de los alimentos que más consumen los argentinos, clave en la mesa familiar.
Di Cosco no confía en lo que pueda hacer el Ejecutivo: “A este gobierno neoliberal no le importa el precio del pan. Sino no hubiesen sacado las retenciones al agro”.