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Prisión domiciliaria por balear a un vecino

Es para un herrero de 59 años sin antecedentes que había baleado a joven vecino que le robó al menos dos veces; el hecho ocurrió en la zona de la ribera y Alem. La fiscal Marisol Fabbro lo ocusó del delito de tentativa de homicidio agravada

Tiene 59 años, es herrero y le dicen Busti. Está preso por balear a un vecino. Según la reconstrucción que hicieron los investigadores, la víctima le había robado en varias oportunidades. La mañana del martes Miguel Ángel G., apodado Busti, fue a la casa del muchacho, apodado Gallo, a los gritos de “te voy a matar, sos un rata; ¿quién te pensás que sos?” y le prendió fuego una cortina que tapaba el ingreso de la casilla donde vive Gallo. Pero antes de que regresara a su casa su vecino ya estaba allí y redobló la apuesta. Le prendió fuego la casa y la moto del herrero al grito de “yo no fui, si me vas a matar, matame ahora, viejo de mierda” y Busti disparó. Lo imputaron de tentativa de homicidio agravada y portación de arma. Quedó detenido en domiciliaria por 30 días mientras se tramita la instalación de una tobillera y avanza la pesquisa.

En el patio de una casa precaria en Alem y la ribera de Villa Gobernador Gálvez, estaba tirado Gallo, cuyo nombre es Nicolás Alberto M., con un disparo en el abdomen. Junto a él estaba su hermana, que vio la secuencia. La chica contó que antes de desvanecerse Gallo le contó que discutió con Busti y éste le disparó. La mujer le señaló la casa del herrero a la Policía, que se encuentra a unos 80 metros de la casa de Gallo. La Policía encontró al sospechoso apagando el fuego de su casa, tenía las manos quemadas

La hermana de Gallo dijo que hace dos o tres meses el joven entró a la casa de su vecino y le robó algunas cosas, entre ellas dos armas de fuego. El martes Busti se presentó en su casa y lo escuchó gritar que era una rata: “Otra vez me hiciste lo mismo, ¿quién te pensás que sos?». Mientras su hermano, desde adentro, le gritaba “no hice nada” y llamaba a su madre.

La mujer salió y vio al herrero parado en el patio de su hermano. Le preguntó qué pasaba y el hombre le dijo: “Otra vez este hijo de puta me robó, otra vez lo mismo. Lo voy a matar”. Y le gritó: “Más vale que no te vea porque te voy a cagar a tiros”. Gallo seguía gritando por su madre mientras Busti se acercó a la casilla y le prendió fuego una cortina de plástico que había en el ingreso y hacía las veces de puerta.

Busti se fue y Gallo fue a la casa del herrero. Ahora era él quien gritaba que saliera pero Busti no había llegado. Se metió en la vivienda y se la prendió fuego, también una moto que tenía Busti. “Yo no era. Si me vas a matar, vení y matame ahora, viejo de mierda”. Su hermana vio toda esta secuencia y corrió a buscar a su madre.

En eso, escuchó cuatro disparos y cuando se volvió observó a Busti parado en un puentecito a unos 30 metros de su casa con un arma en la mano mientras su hermano gritaba: «Me dio un tiro», dijo. Gallo cayó herido en el patio. Un vecino, que es bombero voluntario, escucho las detonaciones. Vio correr a Gallo y fue a la casa del herrero. El hombre estaba apagando el fuego, entonces se fue hasta lo de Gallo y le prestó los primeros auxilios y llamó a la ambulancia y la Policía.

La víctima fue derivada al hospital provincial con código rojo. Fue operada y quedó internado en terapia intensiva con asistencia respiratoria mecánica. Tanto la hermana como el otro testigo dijeron que Busti era un buen vecino, un hombre trabajador que no tenía problemas con nadie. La fiscal Marisol Fabbro evaluó la situación. Si bien consideró que está en las primeras horas de la investigación y cuenta con 2 testimonios, valoró la posibilidad de un cambio en la mecánica del hecho y la posibilidad de una legítima defensa o un exceso de ella, ya que se determinó que la víctima le estaba prendiendo fuego la casa al imputado.

Por ello, y por tratarse de un hombre mayor sin antecedentes, pidió un arresto domiciliario controlado por tobillera electrónica. La defensora oficial Andrea Siragusa se opuso, pidió la libertad y la presentación semanal y, en el caso que se haga lugar al control de la prisión domiciliaria con un dispositivo electrónico se otorgue la morigeración mientras se tramita la tobillera, lo que puede tardar hasta un mes, aseguró. Fabbro no se opuso a este punto y ofreció controlar el arresto con el personal de la brigada policial que la asiste hasta que se disponga la instalación de la tobillera.

Por su parte, el juez Juan Andrés Donnola resolvió aceptar la imputativa y disponer un arresto domiciliario por 30 días mientras se avanza en la investigación.

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