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Que Rojo no tape el bosque

Argentina pasó con mucho sufrimiento a octavos gracias a un tanto del defensor para ganarle a Nigeria a poco del final. Ahora se viene Francia y si el funcionamiento colectivo no sigue mejorando el triunfo ante los africanos solamente será un oasis en el desierto.

No debió sufrir tanto. Teniendo al mejor del mundo, como muchos lo catalogan a Messi, Argentina debió quedar primera en su grupo. No se dio por infinidades de errores, tanto dentro como fuera del campo de juego. Con Islandia fue light. Con Croacia estuvo parado. Y con Nigeria se pareció a un equipo.

Las palabras de Sampaoli en la previa surtieron efecto. “Con Nigeria empezamos el Mundial”, dijo el DT. Y los primeros 30 minutos de partido le dieron la razón. Banega fue el director de orquesta y Messi el músico más preciso. Daba la impresión que era goleada y clasificación segura. Pero en los últimos diez aparecieron los fantasmas de los dos partidos anteriores.

El tonto penal de Mascherano en el amanecer del segundo tiempo agudizó los problemas futbolísticos de una selección que, por momentos, parece tirada a la cancha por cualquiera. Sin ideas, con tibias intenciones, con Messi otra vez desaparecido. Nigeria sacudió al avispero un par de veces y casi es eliminación en primera ronda.

Finalmente el héroe en San Petersburgo no fue Messi, no fue Higuaín, no fue Agüero, fue Marcos Rojo. Sí, el zurdo, que había hecho un correcto partido en defensa, apareció por delante de un estático Moses para darle el pase a octavos con volea con su pierna menos hábil.

Pero ojo. Que Rojo no tape el bosque. Hay que seguir mejorando porque Francia no es Nigeria y un partido flojito, similar a los dos primeros del grupo, te deja fuera del Mundial.

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