Por: Cecilia Guardati / Enviada de Télam a Sudáfrica
El histórico ex presidente sudafricano Nelson Mandela, de casi 92 años, desempeñó un papel importante en la elección de su país como sede del Mundial 2010 y su pasión es correspondida por el mundo del fútbol, que espera rendirle homenaje mañana en la apertura.
Tras semanas de especulaciones, un portavoz de la familia confirmó el martes que el emblemático líder anti-apartheid estará en el Soccer City con motivo del partido Sudáfrica-México, a pesar de su elevada edad, añadiendo más brillo a un día grande en la historia reciente del país.
“Vendrá a saludar a los hinchas y luego volverá a casa”, explicó su nieto Nkosi Zwelivelile Mandela, apuntando que la visita será rápida y que el histórico líder podría estar alrededor de un cuarto de hora en el estadio, antes de volver a su residencia.
Con esa esperada foto de Madiba –el apodo con que lo llaman– en el centro del mundo, los organizadores cumplirán el sueño de contar con una figura que ha desempeñado un papel clave en la llegada del torneo a Sudáfrica.
Su presencia en el Soccer City de Soweto tendrá además un simbolismo añadido, ya que el estadio está levantado sobre otro campo, en el que Mandela pronunció un histórico discurso por la reconciliación nacional, ante cien mil personas, tras su liberación.
Tras fracasar en la carrera del Mundial-2006, finalmente otorgado a Alemania, la Federación Internacional (FIFA) decidió que el gran evento llegara, por primera vez, a África, y Mandela fue elegido como uno de los embajadores del proyecto, que terminó imponiéndose a los de Marruecos y Egipto.
Mandela estuvo en la votación final en Zurich, en mayo de 2004, y desde entonces, el fútbol ha dirigido su mirada a África y al ya anciano político, que ha ido dosificando sus apariciones públicas por su elevada edad.
“Sentimos el privilegio y la humildad como sudafricanos de recibir este honor y convertirnos en el país africano que se encargará de organizar el certamen. Debemos esforzarnos por alcanzar la excelencia”, comentó en diciembre, en una alocución en el sorteo de la fase final en Ciudad del Cabo.
La Fifa lo involucró en la cuenta atrás para el Mundial y en septiembre de 2008 le entregó una réplica del trofeo de la competición, como “verdadero arquitecto” del sueño sudafricano de albergar este acontecimiento.
En febrero pasado, con motivo del vigésimo aniversario de la liberación de Madiba, el presidente de la Fifa, Joseph Blatter, envió una carta pública a su “amigo”.
“Confiamos en que la Copa del Mundo de la Fifa contribuya al legado que tú querías que quedara para tu país”, comentó el dirigente suizo.
Uno de los estadios del torneo, el de Port Elizabeth, llevará además el nombre del ex presidente en señal de homenaje, así como otras infraestructuras, como un importante puente de Johannesburgo.
Pero las muestras de cariño del mundo del fútbol no se detienen ahí.
Los integrantes de la selección sudafricana acudieron a visitarlo justo antes del duelo que perdieron ante Brasil en las semifinales de la Copa de las Confederaciones 2009 y repitieron el gesto a una semana del inicio del Mundial, regalando una camiseta al líder anti-apartheid, que no dudó en posar con ella.
En 2007, la Fifa impulsó un partido de homenaje, con estrellas como Pelé, George Weah o Samuel Etoo.
“A lo largo de mi vida he conocido a muchas grandes personalidades, pero Nelson Mandela es una persona extraordinaria. Me siento realmente conmovido y honrado de liderar el equipo del resto del mundo en el partido por su cumpleaños”, comentó el mítico Pelé.
Pero la pasión de Mandela por el fútbol no se limita al Mundial 2010, sino que viene de mucho más atrás, principalmente de su estancia de veintisiete años en la prisión de la isla de Robben Island, frente a Ciudad del Cabo, donde eran conducidos los líderes más peligrosos para el régimen segregacionista.
En aquella isla de las Focas (traducción del idioma afrikáner), el fútbol era una vía de resistencia y escape para los prisioneros negros, en contraposición a los deportes de sus carceleros blancos, principalmente el rugby y el cricket.
Para minar su moral, a Mandela no se le permitía participar en las ligas de la prisión. Ahora, la historia lo resarcirá con un especial homenaje en la apertura de la competición de fútbol más importante del mundo.