Soledad, Verónica, Claudio, David, Matías y César, son sólo algunos de los 67 Bomberos Voluntarios que tiene Rosario en el cuartel de Rioja al 2800. Sin dejar de estar en alerta por si sonaba la sirena, este grupo no fue la excepción de la fiebre albiceleste. El Ciudadano observó con ellos el partido de Argentina contra Francia.
Unos minutos antes de que empiece el cotejo, en la mesa de madera larga del cuartel, ya estaba todo preparado: el mate y las facturas. César, uno de los que estaba de guardia arrancó la ronda de mates, después tomó la posta Matías y más tarde quien suscribe.
A las 11 en punto empezó el primer tiempo. Todos con la mirada en el televisor: un JVC, de tubo, que estaba empotrado al lado de las ventanas que daban a la calle donde no pasaba ni un alma. De a poco, iban llegando los aspirantes a bomberos y se acomodaban en el lugar que podían. Tenían que esperar hasta las 11.30 para ir con sus respectivos acompañantes a una capacitación y así poder conseguir el título.
Soledad anotaba todos los movimientos del lugar: quién entraba y quién salía, entre algunos de los requisitos que le exige su trabajo. Fue una de las primeras que sentó frente al televisor. Empezó a rodar la pelota y no paró de comerse las uñas. Pero en ningún momento dejó de alentar al equipo.
Durante el primer tiempo, Francia se puso en ventaja por un penal convertido por Griezmann a los 12 minutos de juego. A los 40 minutos, Angelito Di María, lo empató con un golazo: todos gritamos, nos abrazamos y nos desahogamos, algo común hasta para los que sólo se interesan por el fútbol cada cuatro años.
En el entretiempo, el grupo de aspirantes partió a la capacitación. Se renovó el mate para la otra ronda. Se discutió sobre el conjunto de Sampaoli y se preguntaron: ¿Por qué no lo ponen a Lo Celso? Una de las anécdotas que contó un grupo de bomberos fue que cuando juegan un picadito, se lesionan por tres semanas.
En el cuartel hay mapas de la ciudad, trofeos, pizarrones con las dotaciones y hasta autobombas de juguetes que dejaron en una de las tantas visitas que realizan los alumnos de escuelas primarias al hogar de los bomberos voluntarios.
Empezó el segundo tiempo. Soledad fue la única que se quedó sentada. El resto se quedaron de pie, como custodiando a la selección. Mercado a los 2 minutos marcó el segundo gol. Pero Pavard volvió a igualar a los 12 minutos. Mbappé clavó el tercero gol a los 18 minutos y a los 22 nos liquidó con un bis.
Hubo comentarios por lo bajo, risas cuando apareció el mejor jugador del siglo XX, Diego Maradona, sufrimiento, miedo y desesperación; sin perder la esperanza de llegar al empate con Francia.
A pesar de que se mantenían en alerta si recibían algún llamado, el grupo de bomberos alentó a la albiceleste durante los más de 90 minutos que duró el encuentro.
El gol del “Kun” Agüero llegó tarde y las caras del grupo estaban devastadas. Ni un milagro salvó a la selección Argentina: se fue del mundial en octavos de final.
Una ilusión marchita
“Desde que arrancó Sampaoli nunca supo qué hacer, nunca tuvo un equipo armado ni ideas claras. Siempre dependimos de las individualidades de Messi, de Di María, de juegos individuales. Si lo llevamos al vocabulario bomberil, Sampaoli no supo utilizar los recursos. Hoy se nos terminó un sueño”, confesó César, a modo de resumen del partido.
A Claudio lo invadió la bronca. “Tenemos jugadores de primera calidad y el director técnico no los supo aprovechar, no le dio direcciones desde afuera. Ahora hay que esperar cuatro años”, dijo otro de los bomberos voluntarios.
“Tengo una mezcla de sentimientos, de angustia, de bronca. Messi no es el único jugador, hay un equipo, como pasa acá. Estoy indignada porque son muy buenos jugadores. Ahora me voy a tener que limar las uñas porque me las comí durante todo el partido”, aseguró Soledad.
Matías no esperó a escuchar ningún comentario sobre el partido y con bronca se fue a cocinar. Ahora, los Bomberos Voluntarios tendrán que apaciguar las llamas de su corazón: la selección argentina se despidió de Rusia.