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¡Viva México cabronas!

La selección mexicana le dijo adiós al Mundial de Rusia 2018. Los dirigidos por Juan Carlos Osorio no pudieron con el candidato Brasil ni con su propia maldición de octavos y perdieron un partido que tuvo a Neymar como figura indiscutida.

Pero los mexicanos regresan a un país que, en la previa, promete ser distinto al que dejaron para viajar a la Copa del Mundo. Y aquí va la razón de esta nueva edición de la columna del Mundial de las Pibas.

Las elecciones del pasado domingo en el país azteca dejaron como saldo un “cambio”. La palabra me asusta un poco, si tengo en cuenta la experiencia de lo que causaron esas seis letras en suelo argentino. Pero sí, en México hubo un cambio. El pueblo se volcó a las urnas y decidió que quién lleve las riendas del país sea Andrés Manuel López Obrador.

Pero lo más significativo es que en un país de fuertes raíces patriarcales, por primera vez en la historia una mujer va a ser la “alcaldesa”, es decir, gobernadora de una de las ciudades más “libres” y más importante del país: Ciudad de México (Distrito Federal), que a partir del primero de diciembre va a estar en manos de Claudia Sheinbaum.

Una esperanza para todas aquellas mujeres que están esperando que se produzca una verdadera transformación para todas y todos.

Lugar donde reina una cultura patriarcal totalmente naturalizada, las promesas de campaña del ahora presidente mexicano (y también de sus competidores) no tuvieron como eje la ampliación de derechos para las mujeres. Se incluyeron, pero no se profundizaron. Aunque el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) viene con una propuesta distinta: paridad de género en el gabinete.

La nueva alcaldesa del Distrito Federal tendrá mucho por hacer, pero por suerte en algunos puntos la batalla en dicho territorio se ganó (a medias): es el único lugar del país donde el aborto no está penalizado, pero la mujer sólo puede acceder en caso de que corra riesgo su vida. También es la única zona donde el matrimonio es igualitario.

Ahora, con este nuevo color en los lugares de poder, el movimiento feminista de dicho país (y de todos) espera expectante que la revolución sea en todo el suelo azteca: amor libre, paridad de género y aborto legal.

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